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Un dragón de escamas tan negras como la noche volaba demasiado cerca del océano donde unos Truenotambores nadaban cerca de la superficie; siendo interrumpidos brevemente por dicha criatura cuando él y su jinete pasaron cerca de ellos recibiendo un saludo por parte de éste último. El Truenotambor amablemente se asomó lo suficientemente alto y dejó que el dúo pase por debajo de sus alas.

-¡Sí!- gritó lo que parecía ser una chica mientras se dirigían a las nubes. Ella estaba usando un casco que cubría gran parte de su cara, a excepción de unos hermosos ojos tan verdes como el bosque que tenían un brillo único debido a la emoción y la adrenalina.

Su dragón, un Furia Nocturna, solo miraba de reojo a su alrededor mientras realizaba maniobras haciendo reír más a la chica.

Paseaban entre las nubes hasta que quedaron de cabeza y la chica estiró su mano pasándola entre las nubes de manera juguetona hasta que cayeron de picada y volvieron a alzarse a toda velocidad comenzando a dar vueltas. Llegaron hasta un punto alto en el cielo y el dragón solo se dejó caer sacando la lengua divertido.

-¿Disfrutando de la vista?- preguntó el dragón juguetón deleitándose con la carcajada de su jinete.

Seguían cayendo y el Furia Nocturna dió un giro volviéndose a alzar en vuelo surcando nuevamente los cielos rodeados de las nubes cuando una manada de Typhoomerangs volaban pasando entre ellos dejando fascinada a la chica.

-¿Qué opinas, amor?- quitó sus pies de los pedales de su silla.- ¿Quieres intentarlo de nuevo?

-Oh, no, no, no, no. No vamos a hacer eso de nuevo.- se quejó el dragón sabiendo de la travesura, o intento de muerte, que su novia le propuso.

-¡Chimuelo! No pasa nada.- le convenció quitándose el árnes.- ¿Listo?

-Aunque te diga que no lo vas a hacer de todos modos.- La chica se inclinó un poco y comenzó a caer al vacío siendo seguida por Chimuelo.

Ambos comenzaron a caer hasta quedar frente a frente con su pareja, la chica no pudo evitar reír al ver a su novio sonreir sacando la lengua. Aunque era testarudo sabía muy bien que siempre se divertía haciendo éste tipo de cosas.

La jinete dirigió su mano a una parte de su traje activando las alas del "Dragón Volador" ( ese nombre ya se quedó para siempre), y ambos volaban a través de las nubes.

Por seguridad Chimuelo se quedó detrás de su jinete, y porque sabía bien que con sus ideas siempre ocurría un accidente.

Ella se giró a verlo por un momento mientras descendían poco a poco. Chimuelo lanzó una bola de plasma dándole el impulso para que su novia siguiera planeando.

-¡Esto es increíble!- gritó emocionada.

Emoción que murió en el momento que las nubes se despejaron y ahí notó el gigante peñasco al que se acercaba cada vez más rápido.

-¡Ya no es increíble!- volvió a ver a su dragón.- ¡Chimuelo!- gritó y el mencionado trató de llegar hasta ella, pero por la posición de su cola él no podía volar rápido.

-¡No te voy a alcanzar!

-¡Chimuelo!

El Furia Nocturna disparó una bola de plasma a la roca logrando que debido al impulso del disparo la chica retrocediera. Chimuelo aprovechó para jalar su bota y la cubrió su cuerpo con sus alas.

Ambos comenzaron a caer en una isla, con varios gemidos y gruñidos debido a la caída y golpes recibidos.

-¿Alguien herido?- preguntó la chica suspirando por el susto.

How to Fly with the DragonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora