Promesa

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—Entonces...—el cazademonios empieza la conversación, sin bajar la velocidad de sus pasos—. ¿Puedo preguntar, por qué me seguiste a pesar de que te pedí que te quedaras?

Ambos habían caminado ya por un largo rato en silencio, el sendero hacia el lado de la playa que el joven Yasumoto describió era bastante extenso. Ahora estaban cruzando por la zona de la Cabeza de la Serpiente que proporcionaba una extensa sombra sobre sus cuerpos; si de lejos lucía bastante imponente, estar tan cerca se sentía escalofriante para Kazuha.

—Estoy aquí para asegurarme de que no vuelvas a hacerte daño —Los ojos escarlata del más bajo se pasean de forma cuidadosa, observando cada pequeño detalle de la colosal estructura y teniendo prudencia por no tocar nada. A pesar de sentirse algo agobiado por el tétrico panorama, trata de poner firmeza en su tono de voz—. Quiero ayudar.

Para el samurái errante, aquel cadáver se trataba de un cruel recordatorio de lo que les esperaba a aquellos que osaban perturbar la voluntad de su dios; Sin embargo, para Tomo parecía que solo eran unos cuantos restos de una criatura absurdamente grande, y claro, una gran fuente de problemas constantes.

—Pues agradezco la intención pero estoy bien solo. —dice el rubio mientras apoya su mano derecha en uno de los colosales colmillos de la bestia para poder saltar sobre él y abrirse camino, cosa que deja a Kazuha con la boca abierta.

Cuando Tomo dirige su mirada hacia él, dándose cuenta de lo incómodo que le era pasar por aquel lugar, suspira.

—Vuelve, no me pasará nada. Estarás más tranquilo con los demás.

Pero esas palabras no iban a hacer que Kazuha se rindiera, así que agarrando valor, imita los movimientos del cazademonios y salta sobre los huesos del dios caído para estar a su lado.

—No es nada que no pueda soportar —la resolución en los ojos de Kazuha no ha cambiado en absoluto, y con esas palabras sigue avanzando hacia la bajada de la colina ignorando lo que le había dicho su contrario—. Además, lo único que realmente me mantendría tranquilo, al menos por el momento, es garantizar que no recibas ningún otro tipo de lesión. Sería muy malo para tu proceso de recuperación.

—Creo que pasar mucho tiempo con la doctora Naoko está haciendo que te preocupes demasiado... —el rubio intenta aligerar el ambiente y convencer al chico por la buena manera, pero cuando este solo cruza por su lado sin detenerse su paciencia se termina—. Basta, voy enserio. Es muy peligroso que me acompañes, tienes que regresar.

«A penas puedo asegurar mi seguridad, pero con el brazo así no podré hacer mucho si llegan a atacarlo... No voy a permitir que vuelvan a hacerle daño a nadie, mucho menos a él.» Eso es lo que en realidad tenía en mente, pero sabía que no sería suficiente para convencer al chico más bajo.

—¿Me pides regresar porque es peligroso, más sin embargo tú no meditas en el riesgo que podría conllevarte tener una batalla en ese estado? —Kazuha por primera vez usa un tono desafiante, un tono que Tomo no sabía que el calmado joven podía usar, y eso lo deja bastante sorprendido.

Sin embargo, por un momento Kazuha detiene sus pasos, y agacha de cabeza hacia el suelo.

—¿Por qué estás tan reacio a recibir mi ayuda? —pregunta genuinamente, esta vez la voz desafiante de hace un rato había desaparecido, siendo reemplazada algo parecido a la tristeza—. ¿Es que realmente crees que no podría serte de ninguna utilidad...?

¡No es eso!—enuncia el rubio al ver que el samurái con ese semblante tan decaído, y agarrando uno de sus brazos para hacer que voltee hacia él, continúa—. No es nada de eso...

Kazuha se estremece ante el repentino agarre y vuelve su mirada hacia Tomo. La crudeza de la mirada del albino hace que el más grande pierda las palabras por un instante, pero aún así se atreve a seguir.

The Tales of Kitain [ Tomokazu / Tomo×Kazuha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora