Todo se encontraba en orden en la aldea. Los hombres encerraron con éxito a todos los agentes fatui en el sótano de la casa del jefe Washizu y él ya parecía estar mucho mejor con su herida vendada y una sonrisa en el rostro al ver que los criminales no habían quedado impunes. La tarde ya había llegado apenas tiñendo el cielo con un poco naranja mientras los cuervos cantaban alegremente.
—Y ahí va otro pacífico día, eh...—dice Washizu para nadie en especial, él sigue muy contento.
Con la mirada busca al resto de personas que al parecer se habían reunido al frente de su casa, para despedir a alguien.
—Aaahh, lo malo de los encuentros fortuitos son las despedidas rápidas... —suspira el viejo Wada, Kazuha está frente a él con una pequeña bolsita llena de frutas y comida que los aldeanos le habían cedido y una dulce sonrisa—. Mmm, no, ya estoy muy viejo para esto. Ya nos veremos las caras de nuevo, joven Kaedehara.
Con esa última frase el anciano se da la vuelta para caminar a la cabaña y desaparece en su interior, dejando a Kazuha solo con las demás personas. Entre ellos Gin y Torajirou se acercan a él para abrazarlo sorpresivamente.
—Muchas gracias, lord Kaedehara —dice el mayor de los dos pequeños—. Nunca olvidaremos lo mucho que ha ayudado a este pueblo.
—¡Sip! —enuncia con emoción Gin—. No entiendo muy bien por qué todos se ponen nostálgicos pero..., chico que parece espíritu, ¡le estamos agradecidos!
Kazuha se ríe ante la inocente muestra de cariño y les da unas palmaditas en la cabeza a ambos, tal y como el joven onmyouji solía hacer con ellos.
—Para mi ha sido un honor el haber sido de ayuda. No necesitan ser tan corteses.
—Y lo dice la cortesía en persona —se burla la doctora Naoko quien apenas salía de la casa de Washizu—. Tal vez debería empezar a llamarte "Lord Kaedehara" también.
El ronin se ríe levemente y los dos niños que lo estaban abrazando se van a jugar con el resto del grupo.
—Por favor, ya no soy ningún lord así que...
—Deja de molestarlo, doctora —Tomo sale también de la cabaña; su brazo izquierdo reposa en la abertura de su yukata mientras que su inmenso haori rojo apenas estaba ligeramente acomodado sobre sus hombros—. Él no es otro yo al que puedes tocarle los nervios. Al menos no mi presencia.
—Silencio, paciente problemático. —lo regaña la mujer con un tono fuerte cruzando los brazos sobre su pecho—. Desapareces unos minutos de mi vista y vuelves a abrirte la maldita herida. ¡Muestra un poco de vergüenza! ¡Vas a acabarte las vendas!
En vez de sentirse cohibidos ambos chicos se ríen de lo que ella acaba de decir. Naoko se extraña al notar que no está siendo tomada con seriedad, pero cuando se da cuenta de las expresiones tan animadas y despreocupadas de los dos, ella solo sonríe.
— Bueno, lo dejaré pasar esta vez... —la doctora relaja su postura seria y avanza un poco más hacia el albino—. Entonces... ¿de verdad planeas partir ahora?
A pesar de que la enunciación lo toma un poco por sorpresa en su momento de distracción, Kazuha se serena inmediatamente y ofrece una sonrisa a la mujer.
—Sí —Pronuncia con una voz decidida y luego procede a inclinar su cabeza hacia su dirección—. Muchas gracias por todo, jamás olvidare la amabilidad que me ha brindado. Estoy en deuda con usted.
—Estás exagerando. —resopla en respuesta.
Cuando Kazuha está apunto de levantar su cabeza de nuevo, siente el peso de una mano delicada revolviendo el cabello y cuando alza la mirada ve a Naoko con una sonrisa de lado.
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The Tales of Kitain [ Tomokazu / Tomo×Kazuha]
Ficção HistóricaLa mayoría de leyendas transmitidas por la tradición oral son difícilmente rescatables en la actualidad. Hace mucho existía una canción infantil muy popular en las tierras de Inazuma: "Arataki de la puerta principal, Iwakura, el Sucesor, Takamine, C...