Casa de Goyolo
Luis caminaba en círculos alrededor del patio, cuando de pronto, su teléfono comenzó a vibrar.
Antes de agarrarlo, dio la vista a su alrededor: Diego andaba subiendo al coche con su monótona y eterna calma. Mingito eludía el final de la confrontación del interior de la casa, esperando afuera. Todo parecía tranquilo, por lo menos en el exterior del condominio.
Sin tantos rodeos al asunto, Luis sacó el teléfono de su bolsillo, bajó la mirada a la pantalla del mismo y leyó que el remitente era "Dante". Inmediatamente, contestó la llamada.
-¡Oe, chico! -vociferó Luis con entusiasmo-. Apenas es su primer día de trabajo, de ti y de tu amigo ¿Sucede algo? ¿No diferencian entre Pisco y Aguardiente, o qué?
Sin embargo, el enano parlanchín no contaba con que quedaría helado a lo que contestaría Dante.
-¡S.. Señor Quispe! ¡Está muerto! ¡Miguel está muerto! -dijo Dante, entre lamentos. La sonoridad de sus sollozos penetraban penosamente en los oídos de Luis.
Mingito dio pasos adelante, acercándose a Luis, mientras él hizo lo contrario: Frenó sus piernas después de ese sobrecogedor comentario, pero alcanzó la suficiente fuerza de voluntad para responder.
-Eh... Chico, no es gracioso ¡Pedazo de imbécil!
-¡¿Gracioso?! Señor, es enserio ¡Miguel está muerto! ¡Mi primo está muerto! ¡¿QUÉ HAY DE GRACIOSO EN ESO?!
Mingito tocó el hombro de su amigo, esperando un gesto amigable de su parte. Luis no realizó eso y en su lugar, lo apartó a un lado, con ferocidad.
Al reconocer su acción, bajó el teléfono a la altura de su cuello y volteó a ver a Mingito con preocupación. Este último lo veía con singularidad y levantando la ceja.
-Oe, rata conchetumare ¿Qué tienes, la rabia? Daniel ya se va ir, ¿vienes a despedirte?
-¡Cállate, anormal! Me sitúo en medio de una llamada urgente del bar. No me voy a despedir, vete y luego te explicó.
Mingito todavía lo miraba con singularidad y no dijo nada. Al notar que Daniel salía de la casa, se devolvió de dónde vino para hablarle.
Luis no perdió tiempo y reposó su teléfono en la oreja, aún logrando oír el plañido de su infortunado empleado.
-¿Dante? ¡Hey, chico! ¡Explícate! -exclamó Luis, brotando un sudor amargo de su frente-. ¿Qué demonios ocurrió en el bar?
-Un.. un sujeto de rulos vino y le disparó en... en la cabeza a Miguel.. sniff sniff.. Se.. Señor Quispe, llamé a la policía hace un momento y vienen en camino, no le quiero contar toda la historia por llamada y creo que usted debería..
-Por dios... Tranquilo, chico. Voy para allá -respondió Luis, limpiándose la exudación de la cara-. Trata de mantener la..
-¡¿CALMA?! ¡No, usted.. usted también no, Sr. Quispe! ¡Mataron a mi primo! ¡¿Y también me pide que me calme?! Váyase al..
Luis colgó la llamada, soltando el abrupto aliento que cargaba consigo. Aún así, su cuerpo temblaba levemente y algunas náuseas se apoderaron de su cabeza. Al parecer, el enano tampoco podía estar calmado. Guardó el teléfono y llamó gritando a Mingito para marcharse.
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Una historia de Enfermos🦏🐮
Mystery / ThrillerEl camino de las malas decisiones y de cómo el rumbo de las cosas pueden convertirte en la peor versión de ti mismo y también en la de los demás. Con diversos acontecimientos que pasaran los miserables personajes en esta obra dramática y humorística...