1. Chapter One

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La mujer que había sido la niña de papá durante años ya no es la misma, pero Charles no puede pensar de otra manera al ver a su hija. Para él, ella por siempre será la niña de papá, aunque estuviera casada y con hijos, siempre será su princesita. Ella ya tiene veintidós años, está cruzando por la etapa de la universidad, los estudios, independizarse, y todo eso lo asusta, no quiere perderla.

Se sienta suavemente en su acolchonada silla con respaldo detrás de su escritorio mientras ve cómo cierra la puerta detrás de ella. Voltea, camina hacia el escritorio y se sienta frente a él, con la misma sonrisa que lo derritió desde que nació.

—Bien, pequeña, dime de qué querías hablar —dice Charles, algo impaciente. Sabiendo cómo es su hija podría esperar cualquier cosa.

—Bueno..., he estado pensando. Debería conseguir trabajo.

—De acuerdo —contesta vacilante al ver su enorme sonrisa cuando dice eso.

—Oh, no creas nada malo, papá. Sabes que odio trabajar, pero siempre lo hice para ganarme lo que necesitara, "sin esfuerzo no hay recompensa", ¿recuerdas? —contraataca Gia. Él sonríe.

—Sí, tienes razón. Pero no sé qué quieres hacer.

—A eso venía —lo interrumpe con una sonrisa.

—Te escucho.

—Quería saber..., sabes que yo siempre te acompaño a tus cenas de trabajo y todo eso —su padre asiente, complaciéndola—, entonces me gustaría saber si podrías hablar con alguno de tus socios, que me de un trabajo pequeño en su empresa.

—¿Ah, sí? —pregunta abriendo los ojos por la sorpresa.

—Claro. No te ofendas, pero sería raro trabajar contigo, sabiendo que serías completamente imparcial y cumplirías todos mis caprichos sin importar qué.

—Me conoces bien —acepta, largando una risita.

—¿Entonces...? —pregunta juntando sus manos y sonriendo esperanzada.

—Hoy tengo una cena importante en el hotel Je Veux, podrías acompañarme.

—¡Sí! —exclama, levantándose de su asiento y rodeando el escritorio para abrazarlo fuertemente—. Gracias, papá, gracias por la oportunidad.

—De nada, princesa, sabes que haría todo por ti. Danielle estaría orgullosa de ti.

—También de ti, papá —menciona ella, suave, acariciando el cabello castaño de su padre.

—Eso espero, cariño, ahora ve a desayunar, no quiero que vayas a la escuela sin comer.

—Está bien —dice revoleando los ojos, con una sonrisa. Besa la cabeza de su padre y sale de la gran oficina que ocupa parte de la casa.

Mientras atraviesa el pasillo hacia la cocina piensa en Danielle, su madre, quien falleció años atrás, cuando ella estaba por cumplir los dieciséis. Era niña aún, o eso sintió al estar tan vulnerable y asustada en esos tiempos. Pero no, no pensaría en eso. Se habían ido de Amsterdam por ello, y se habían mudado ella y su padre a Bradford.

Su padre mudó la empresa allí, donde le fue muy bien. Ella terminó la escuela y comenzó a estudiar Derecho y también Psicología. Los dos superaban todo día a día, y no les había ido mal.

—No tengo hambre —susurra para sí misma mirando alrededor, por toda la cocina.

Se decide por una banana que hay en la canasta de frutas. La toma, agarra su bolso, y la guarda en él. Luego se lo cuelga al hombro, agarra las llaves de su auto y sale de la casa, no sin antes dedicarle un grito a su padre de que ya se va a la universidad.

Al salir, una pequeña brisa le remueve el sedoso cabello castaño. Sonríe ante tan hermoso día y emprende camino hacia su auto mientras respira el aire fresco.

Como ya imaginaba, su teléfono suena a la hora exacta donde su mejor amiga la llama. Es perfeccionista y muy detallista, no hay una sola vez donde no llame a Gia un minuto más o menos.

Ambas hablan durante dos minutos sobre todo, pero su tema principal atormenta a Gia hasta el interior de su cuerpo. Zayn Malik.

—No quiero hablar más sobre él, te veo allá.

—Vale, no te enojes, sabes que es habitual.

—Lo sé, pero ya paremos —dice cansada y frustrada.

—Está bien, te veo allá, corazón.

—Adiós, Eli.

Deja el celular en su bolso nuevamente, enciende el auto y sale directamente para la universidad.

Está frustrada. Zayn Malik invade sus pensamientos de manera indescriptible. La noche anterior había soñado con él entre sus sábanas, amándola, deseándola. De tan solo pensarlo se vuelve loca. ¿De qué forma podría hacerlo realidad? Él es un hombre exitoso, sexy, imponente, maduro. ¿Por qué se fijaría en una chica como ella? Se muerde el labio, pintado de carmín, nerviosa.

Suele vestirse con vestidos, camisas y faldas, jeans ajustados, porque así le gusta, es su estilo, pero debe admitir que también lo hace pensando en él, en la manera en que le gustaría que la mirara, pero nunca lo logra. Él es el director, tiene cosas más importantes que hacer como para andar mirando una chica simple y sensible.

Sujeta fuertemente el volante y suspira. Hoy lleva puesto lo habitual, una falda suelta por encima de las rodillas, medias gruesas para el frío, una camisa beige con el borde metido en la falda, tacones negros, no tan altos, su cabello suelto, poco maquillaje y su joyería. Salvo por su lápiz labial rojo, está como siempre. ¿No podría, simplemente, voltear unos segundos a verla, notarla, no puede? Eso la molesta. En realidad la angustia, sintiéndose como una niña invisible e inexistente.

¡No! Ella jamás se dejaría llevar por pensamientos así solo porque un hombre no la mirara. Ella es una mujer independiente de los hombres, salvo de su padre, pero totalmente segura de sí misma y fuerte, como su madre, como le había enseñado.

Pero no puede negar que ese hombre causa que le tiemblen las piernas, sus pensamientos se desvíen a él y que su centro esté mojado. Oh, sí, eso no puede negarlo.

Deja de pensar en todo aquello cuando se da cuenta de que llegó a la universidad. Estaciona su auto una cuadra antes por las dudas y camina hacia el campus. Atraviesa la entrada llevándose varias miradas, suspiros y saludos. Es bastante popular, querida y deseada por muchos, pero ella no logra verlo. Así que sin más va hacia su casillero, intercambia libros y cuadernos, y emprende marcha a su primer clase.

Se fija en su celular el mensaje de Elizabeth, su mejor amiga, diciendo que la esperará en el salón, ni más ni menos que en el lugar donde se sienta siempre. Ríe por lo bajo a causa del detallismo de su rubia amiga. Pero deja de reír al momento que choca con un fuerte pecho de frente.

Casi cae, pero dos potentes brazos la toman de la cintura impidiendo su caída. Él mantiene su agarre para asegurarse de que ella está bien.

—Lo siento mucho —dice ella apenada.

—No se preocupe, señorita Adams —Oh, Dios, esa voz, no podría no reconocerla. Levanta la vista y sus ojos canela se abren por la sorpresa.

—Señor Malik...

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Buenooo, nueva propuesta. Siempre leí de estas novelas y ME EN CAN TAN, pero nunca me atreví a escribir una, y encontré esta que empecé a escribir hace unos años. Así que decidí continuarla y, por qué no, compartirla con ustedes.
Me dio fiaca cambiar los nombres, y Zayn me encanta, así que decidí mantenerlo como un tipo de fanfic/novela, no le hace daño a nadie.
Espero que les guste, me da como un toque de cringe escribir cosas subidas de tono, pero es en cierto punto un desafío, vamos a ver cómo sale. Si tiene un poquito de repercusión la sigo subiendo.
Con mucho muchísimo amor, Zoe 🤍
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Toda mía y de nadie más »z.m« - #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora