002. El artesano

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Estaba comenzando a oscurecer, el joven artesano del pueblo de nombre Shinichiro estaba preocupado por su hermano que aún no regresaba, desde que perdió a sus hermanos cuando lo acompañaron a la zona oeste, se volvió más estricto respecto al horario que podían salir y a donde podían ir solos.

Al ver que el cielo estaba comenzando a tomar un tono mucho más oscuro, dejó su trabajo a un lado y se preparó para salir, pero justo al abrir la puerta, se encontró con su hermano subiendo los dos escalones para entrar a su casa.

—Regresé hermano —dijo con una sonrisa el menor y como si nada entró a su hogar.

—Y bien tarde, te dije a tí y a Emma que deben estar en casa antes del anochecer —cerró la puerta y se quitó su haori.

—Relájate un poco, estuve jugando con Keisuke.

—Para la próxima no jueguen hasta tan tarde, ahora siéntate a cenar.

—Ya no soy un bebé Shin-nii —molesto fue a sentarse y Emma llegó un poco después a comer.

Después de lavar lo que se utilizó en la cena y asegurarse que sus hermanos estuvieran profundamente dormidos, fue a su taller para realizar los últimos detalles de algunos trabajos que debía entregar en los próximos días.

Al terminar algunos pedidos y otras artesanías que pondría en venta, ordenó su taller y apagó las velas, dejando una encendida para poder ver sin tropezar con algo. Cuando estaba por marcharse, miró un pequeño ciervo que tenía tallado junto a otros trabajos sin terminar, aunque este lo había "terminado" nunca lo puso en venta, porque sentía que algo le faltaba.

Lo pensó un poco y se llevó el ciervo a su habitación, tal vez si dormía teniendo el animal tallado cerca de él, podría saber que le faltaba... sonaba extraño pero lo intentó de todas maneras.

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Dormía profundamente y con una sonrisa en sus labios, soñaba que se encontraba en la zona oeste del bosque, acariciaba un ciervo de pelaje blanco y unos ojos lila, era igual al ciervo que vió por casualidad cuando buscaba a sus hermanos menores.

Al despertar, se levantó muy animado y se vistió rápidamente, sabía cómo terminar el ciervo y quería aprovechar ese momento que estaba muy inspirado. Preparó el desayuno, dejó el de sus hermanos y el suyo se lo llevó a su taller, esto no sorprendió a los menores, a veces Shinichiro se llevaba su comida a su taller cuando estaba muy ocupado o la inspiración estaba en él y no quería perderla, por lo que no le dijeron nada.

Después de unos minutos, el azabache salió contento de su taller mirando su ciervo por fin terminado, era igual al que vió en el bosque. Esto no lo quería poner en venta, en el momento que lo terminó sabia muy bien a quien se lo quería dar.

—¿A dónde vas hermano? —preguntó la niña viendo al mayor caminando a la salida y de paso colocándose su haori.

—Tengo que ir a entregar un pedido, pongan el cartel de que abriré más tarde —respondió saliendo apresuradamente.

—Ths, para la próxima que se despida —comentó Mikey sacando unas galletas que se encontraban en la mesa y también caminó hacia la salida.

—¿Tú también te vas?

—Más tarde me iré, Shin me va a matar si se entera que te dejé sola, voy a colocar el cartel que "amablemente" nos pidió —salió de la casa.

Emma suspiró apenada al recordar la conversación que tuvo anoche con Mikey, él no pudo encontrarse con Takemichi como habían acordado y se le veía triste.

Leyenda del bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora