𝐂𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑𝐄𝐋𝐋𝐀 ᯽ 𝐁𝐀𝐍𝐆𝐈𝐍𝐇𝐎

¿𝐍𝐞𝐰 𝐌𝐚𝐫𝐫𝐢𝐚𝐠𝐞?

Minho estaba sentado en el elegante sofá del salón, con su traje tradicional puesto y sus cabellos castaños bien peinados. Su padre le había mandado una carta diciendo que ya volvía de su viaje, y que traía una sorpresa.

Llevaba solo por allí un buen rato y deseaba que su padre llegase pronto. Justo unos minutos más tarde sonó la campana de la mansión, su padre había llegado. Se levantó veloz y corrió hasta abrir las grandes puertas de la recepción, para recibirlo con un abrazo. Pero algo le hizo abrir sus ojos en sorpresa; su padre traía a una mujer y a dos chicos con él. La mujer era larga, esbelta, muy bella. Tenía el cabello rubio y en un moño muy bien repeinado, y portaba un vestido azul marino largo, con detalles blancos. Por otro lado, estaban los dos muchachos; uno de ellos tenía el cabello oscuro y con ojos azules. Llevaba un traje tradicional, pero mucho más elegante -y caro- que el suyo, además de que era verde. Por otro lado, el otro chico tenía el cabello pelirrojo brillante y unos ojos verdes muy expresivos. Él también llevaba otro traje tradicional pero este era lila, muy suave.

— ¿Padre? —Se atrevió a decir, bajo— ¿Quienes son?

Su padre sonrió y se acercó a su hijo, para abrazarlo con cariño.

— Hijo mío, ella es tu nueva madre, y ellos tus nuevos hermanos —Dijo, parecía muy feliz— Me he enamorado en este viaje...

Los ojos oscuros de Minho volvieron a dirigirse a los tres individuos, algo no le daba buena espina, pero su padre parecía contento.

— Oh, entiendo —Se giró del todo hacia ellos—

— Chaeyoung, él es mi hijo, Minho —Los presentó— Hijo, ella es Chaeyoung, y esos son sus hijos, Gun-il y Juyeon..

— Un placer —Hizo una pequeña reverencia—

— El placer es nuestro, querido —Respondió la mujer, seguido de una extraña risa— Espero que no te sientas incómodo con nuestra presencia...

Minho no notó el tono sarcástico de la mujer, y su padre tampoco. Él era demasiado empatico y amable como para darse cuenta de las verdaderas intenciones de esa mujer.

— Lo dudo —Mostró su mejor sonrisa

— ¿Qué tal si les enseñas a los chicos sus habitaciones? —Propuso el hombre— Así Chaeyoung y yo podemos hablar de nuestra próxima boda..

— Claro —Minho miró a los dos chicos— Por aquí..

Se dio la vuelta y empezó a caminar hacia las escaleras, seguido por los que iban a ser sus hermanastros. Llegaron a un pasillo con cuatro puertas diferentes; las tres habitaciones separadas, y la de su padre.

— Aquí están sus habitaciones —Abrió las dos puertas y mostró las salas—

Los dos chicos solo lo miraban de arriba a abajo constantemente y cuchicheaban en voz baja. Minho suspiró y se acercó a su propia habitación.

— Mi padre está abajo, si necesitais algo podéis llamarlo a él —Avisó, para luego cerrar su puerta

No estaba muy seguro de que este matrimonio fuera lo que su padre necesitaba para superar a su madre, pero si su padre era feliz, él también lo era.

Esa fue la última vez que vio a su padre. Después de hablar con su nueva futura esposa, avisó que iba a irse a un corto viaje al reino vecino a intercambiar las pieles de los animales cazados, pero sufrió un accidente.
Ahora Minho estaba bajo el mando de su madrastra Chaeyoung. Al principio pensó que no iba a ser difícil, no parecía ser una mujer mala. Oh, que equivocado estaba.

Chaeyoung entró a su habitación justo después del funeral de su padre con unas prendas harapientas en sus manos. Las dejó en la cama, al lado de Minho, y habló.

— Minho, vas a tener que ayudar con las tareas de casa, yo sola no puedo con todo —Se excusó

— ¿Pero y Gun-il y Juyeon? Son mayores que yo, y son más fuertes —Intentó—

— No seas bobo, ellos tienen una piel demasiado perfecta como para hacerse estropicios —Negó riendo, como si Minho hubiera contado un chiste muy gracioso—

— Pero..

— Nada de peros Minho, soy tu madre, aprende a obedecer —Con sus tacones dando golpes en el suelo de madera, salió de la habitación en un abrir y cerrar de ojos—

El muchacho suspiró, su madrastra podía aparentar ser una buena mujer, pero al parecer era una arpía malvada que quería hacer su vida imposible. Miró hacia la pared de su habitación y se fijó en el cuadro que tenía de sus padres.
Se fue levantando hasta quedar frente a él.

— ¿Por qué os habéis ido tan pronto? —Preguntó al aire, sin esperar una respuesta en realidad—

Miró desde lejos la ropa que su madrastra le había dado, y ya estaba sintiendo que sería una dura vida. Se acercó poco a poco y empezó a cambiarse. No estaba tan tan mal, era de cierta forma un conjunto cómodo, aunque no tan elegante como los que solía llevar puestos.

— ¡Minho! ¡Baja de una vez! —Gritó su madrastra desde la planta baja— ¡Quiero que vayas a comprar a la tienda!

El primogénito suspiró por cuarta o quinta vez en el día, y salió de su habitación para ir a donde Chaeyoung le había mandado. Solo esperaba que no fuese todo muy duro.

Primera introducción;
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