𝐅𝐚𝐧𝐭𝐚𝐬𝐭𝐢𝐜 𝐧𝐞𝐰𝐬

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Como de costumbre, Minho estaba despierto a las seis en punto de la mañana

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Como de costumbre, Minho estaba despierto a las seis en punto de la mañana. Miró por su ventana y suspiró, otro día más aguantando a su madrastra y a sus hijos.
Se levantó lentamente y entró a su vestidor, para ponerse la ropa que usaba para hacer todos los recados. Se peinó un poco los cabellos y salió de su habitación.

Lo primero que hizo fue bajar a la cocina, que estaba justo al lado del pequeño jardín lleno de animales. El perro de la casa, frufrú, lo acompañaba meneando la colita. Una vez allí empezó a preparar el alimento para todos los animales, sus hermanastros y madrastra tardarían un rato en despertar.

Repartió el alpiste y las migas de pan entre las aves que había en el jardín, al perro le puso un buen cazo de pienso, al gato de su malvada madrastra le puso también su comida húmeda y a los caballos unas manzanas.

Pronto, las dos primeras campanitas colgadas en una pared empezaron a sonar, y su nombre fue gritado por dos personas.

Soltó un suspiro derrotado y empezó a subir las escaleras en dirección a las habitaciones de sus hermanos. Primero entró al cuarto de Juyeon.

— ¿Qué pasa?

— Toma, llévate mi ropa y lavala, ¡Rápido! —Le tiró un cesto lleno de ropa—

Minho lo atrapó de suerte, y a regañadientes salió de la habitación para ir a la de Gun-il. Este le dijo e hizo exactamente lo mismo que su hermano, ahora Minho cargaba con dos cestas de ropa.
Por último, entró a la habitación de su madrastra.

— ¿Desea algo? —Preguntó, cortés—

— Llévate al gato de aquí, ah —Parecía haberse acordado de algo— Llévate mi ropa y lavala...

Minho aguantó un bufido apretando sus labios, y agarró la última cesta con dificultad. Cuando la madrastra se lo permitió, salió y caminó hacia la cocina una vez más, con una cesta en cada mano y la tercera sobre su cabeza. En esos momentos agradecía tener tanto equilibrio.

Logró llegar a la cocina y dejó las cestas en el suelo con cansancio. Apartó el sudor de su frente y miró toda la ropa sin clasificar.

— Bueno..a trabajar.. —Murmuró—

Cuanto antes se pusiera a trabajar, más pronto acabaría. Bueno, más pronto se pondría con las otras tareas de la casa mientras sus hermanastros y su madrastra salían a comprar sus porquerías.

Que vulgar esa palabra de su parte.

Sacudió los pensamientos de su cabeza con un movimiento y empezó a clasificar la ropa; a color y blanco. Tardó un buen rato en terminar esa tarea, y lo siguiente que tuvo que hacer fue llevarles el desayuno a las otras tres personas que vivían con él. Otra vez iba con una bandeja en cada mano y otra sobre su cabeza. Que paciencia había que tener, por dios.

Llamó a cada puerta y entregó los desayunos en silencio, volviendo automáticamente a la planta baja y empezando a limpiar el suelo con un cubo y un estropajo. Odiaba esa tarea, porque su ropa acababa empapada, pero había que hacerlo.

𝐂𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑𝐄𝐋𝐋𝐀 ᯽ 𝐁𝐀𝐍𝐆𝐈𝐍𝐇𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora