La desaparición

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Juliette

Me muevo con sigilo por la casa cuidando que nadie me viera mientras me deslizaba hacia el jardín, por todo lo que había pasado con Ken y con los espías me había olvidado por completo del libro de botánica que en realidad era una especie de diario. Esta vez tenía toda la intención de llegar hasta donde las instrucciones del diario indicaban. Llevaba puesto uno de esos vestidos que Oliver había mandado a hacer para mí con bolsillos para que pudiera guardar mis libros en ellos y una lampara por si oscurecía antes de mi regreso. Abro el libro con el acertijo que me mostrará el camino que debía seguir.

"Mi mente se vuelve vieja y cansada con cada día que pasa, no quiero olvidar nada sobre esto. La lavanda te guiará, la manzanilla se asegurara que no te pierdas, la menta te brindara refugio, y el diente de león te dirá que has llegado "

Abro la puerta del patio que guía al camino de lavanda y doy pasos rápidos para adentrarme al bosque donde no puedo ser vista por Sina ni Lina. Me siento como un fantasma que vaga por el bosque por alguna extraña razón, lo cual me hace sentir expuesta. Avanzo siguiendo el camino de lavanda, hasta llegar a donde había descubierto a los espías la última vez que había intentando seguir el camino de lavanda. Una vez ahí pongo mucha más atención a lo que hay en los árboles y a mi alrededor. 

Después de unos cuantos metros la lavanda desaparece, pero a la vista aparece ahora un camino de manzanilla con sus florecillas blancas y su centro amarillo. Las plantaciones del camino de lavanda eran más grandes, en cambio las de manzanilla eran más discretas, menos densas y como si hubieran crecido ahí por casualidad. Paso mucho tiempo caminando, tanto que por un momento pienso que esto solo es algo sin sentido. Hasta que comienzo a escuchar voces, por un momento pienso que son los espías nuevamente, pero no es una pequeña estación de seguridad con guardias reales que se encontraba en lo alto de una montaña . No sabía si podía pasarla sin que me vieran hasta que veo el camino de menta. "La menta te brindara refugio"

Me pego lo más que puedo a los árboles mientras camino por el camino de menta, agradecida que hubiera bajado la temperatura produciendo neblina y esta sirviera de escondite también. Mientras más avanzaba la neblina se volvía más densa, apenas y podía ver unos cuantos metros delante de mí. Hasta que de repente por un par de metros no había más menta, pero los dientes de león aparecieron.

No lo entendía, no había nada. Seguí avanzando hasta que a lo lejos distinguí una pequeña cabaña, parecía estar sumida en la tierra, como si un gigante le hubiera pegado y la hubiera clavado profundamente a la tierra. Miro a mi alrededor para comprobar que nadie me había seguido y comienzo a avanzar hacia la cabaña. El corazón me comienza a latir rápidamente en el pecho y tomo fuertemente la lampara que había traído conmigo. Había algo inquietante sobre el lugar como si entre la niebla hubiera fantasmas ocultos que en cualquier momento pudieran tomarme. Como si entre los árboles hubiera cientos de ojos viéndote fijamente, todos esperando a que bajarás la guardia.

Al acercarme a la puerta puedo notar que esta entre abierta y llena de polvo. Parecía estar abandonada. Mi mano tiembla mientras la levanto levemente para abrir la puerta, pero en ningún momento dudo en hacerlo. La cabaña se encuentra sumida en la penumbra así que enciendo la lampara que llevaba conmigo y me adentro.

—Por los dioses. — digo en voz alta cuando la puedo ver en su totalidad. Era sumamente pequeña. Tan pronto como entrabas podías ver un pequeño comedor y a un lado una cocina que  parecía no haber sido usada en años. Todo estaba cubierto por polvo y los muebles de madera parecían bastante viejos. Si caminabas más había una intersección que te llevaba a dos cuartos. Abro la puerta del primero y esta hace un chirrido, pero su interior revela una habitación con una cama matrimonial y un pequeño buro a su lado. Me muevo al centro de la habitación y aunque ahora estaba deshabitada parecía que en realidad nadie nunca había vivido allí. No había fotos o decoraciones solo viejos muebles de madera y polvo.

La Forastera y el PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora