Capítulo 17

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El jardín de Antonella estaba lleno de personas, en su mayoría hechiceros heridos. Laura corría de un lugar a otro atendiendo a los presentes. Sofía divisó un rostro familiar por lo que le regaló a la distancia una sonrisa de alivio, Marco se sonrojó con aquel gesto. A pasos de ella también estaba Carlos, sentado en el suelo con el rostro malhumorado esperando a que le atendieran. Sofía deseó que su situación no fuese nada grave.

- Carlos ¿qué te ocurrió?.- se acercó nerviosa

- Un simple hechizo de inmovilidad- intentó sonreírle- nada grave por suerte. Ya puedo mover la mitad de mi cuerpo, las pociones de Antonella son realmente buenas.

- Lo siento.

- Tranquila, fue un estúpido descuido de mi parte. Me llegó un ataque de nuestros mismos compañeros hechiceros.

- Fue para salvarme- interrumpió Laura, quien se acercó con un jarrón para el muchacho.

- Bebe esto y estarás listo en media hora- le dio un beso apasionado en los labios y se retiró.

- Estás roja- le indicó el muchacho a Sofía.

- Me incomodó un poco lo que vi.

- Lo sé. Tendré que hablar con tu prima Elizabeth. Hay relaciones que por más que lo intentes son difíciles de superar. Es mi caso con Laura.

- ¿Dónde están mis primas?-miró desesperada a la cabaña.

- Antonella les dio un brebaje para que tomaran una siesta bien larga.

- Debí suponerlo- Trató de disimular una sonrisa, ya que no quería ser agradable con Carlos quien seguramente le causaría un disgusto a su mejor amiga.

Sofía sabía que su prima no iba a estar contenta con todo esto, pero esperaba que lo pudiese procesar como siempre lo hacía. Seguro su relación con Carlos pasaría a ser una más de sus anécdotas de amores de verano. Se comenzó a preguntar qué hubiese hecho Elizabeth si hubiese estado en su posición.

No lo meditó demasiado, ya que la respuesta era obvia, Elizabeth no habría tenido miedo de actuar aunque eso significara salir herida. Ella habría obligado a su madre a enfrentar a Arthur y a dar por finalizado el problema. Elizabeth habría intentado aprovechar cualquier oportunidad para aprender a usar sus propios poderes. A diferencia de Sofía, su prima no se quedaba simplemente mirando lo que ocurría a su alrededor como una simple espectadora. Sofía anhelaba ser como su prima, pero también sentía miedo de actuar y descubrir que sus acciones no fueran suficientes, ya que últimamente sentía que sólo empeoraba las cosas.

- ¡Sofía!- gritó Marco.

- ¿Qué ocurre?- se apresuró a su encuentro

- Acompáñame- Lo siguió hasta la quinta- Se iniciaron nuevos focos de incendio, esta vez cerca de las viñas.

- Debemos ayudar.

- No podemos hacer nada Ilusa- la miró serio.

Sofía se internó en su burbuja personal, cerró los ojos y se concentró profundamente para siquiera encontrar una solución que les ayudara a mitigar tal desastre. Recordó lo que Alessandro le había dicho, debía creer en ella y así podría lograr cualquier cosa. Una luz de esperanza inundó todo su ser como si fuese un huracán revoloteando y alertando a sus sentidos. Sus ojos se abrieron expectantes frente al mundo que le rodeaba, que parecía tener nuevas tonalidades, por lo que se animó determinada a generar un cambio.

- No podemos quedarnos de brazos cruzados. Llévame lo más cerca- le hizo señas para que le tomara la mano- tengo una idea- Marcó le miró desconfiado, pero resignado le ayudó.

Sofía La Mestiza. El primer encuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora