Capítulo 14

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Al entrar a la cabaña Tía Sonia estaba en la cocina, con un delantal y removiendo un guiso de carne. El sabroso aroma llenó la habitación. Había conseguido muchas verduras frescas aquel día y se estaba luciendo con una preparación especial para acompañar la carne que había quedado del almuerzo. El tío Mario sólo le alzó una ceja, acompañado de un gesto de cabeza, lo que pareció un saludo. Evitó darle tiempo a Francisca para que le hablará y se metió a su pieza de inmediato.

Elizabeth yacía en su cama, muy cerca de su radio cantando perdida en la emoción junto a Laura Pausini, amores extraños. Sofía se sentó a su lado, y esperó tranquila a que la canción terminara.

Qué tanto hacías con la mamá de Alessandro- le preguntó Elizabeth mientras se sentaba en su posición.

No mucho la verdad- se movió inquieta, sabía que no era correcto develar lo ocurrido a nadie, pero ella era Elizabeth, la única persona en quien confiaba.

Se acercó a su closet y sacó su traje de baño.

Vamos a nadar, necesito refrescarme y además...

Ya salió la luna prima, es como tarde para nadar.

Puede ser, pero creo que es un buen lugar para conversar- la miró implorante- debemos hablar.



El agua estaba deliciosa, además la temperatura aún no había bajado del todo en el ambiente. A pesar de ello, había una tensión que estaba a punto de congelar todo.

Si te sumerges una vez más sin decirme nada, no podrás volver a la superficie- le amenazó su prima sonriendo.

Bien- se acercó a ella flotando lentamente- Hoy pasó algo.

¿Tuviste sexo con Alessando?- Chilló Elizabeth

Qué- Sofía se atragantó con un poco de agua antes de llegar al lado de su prima- No, nada que ver sólo nos besamos y pues estuve en su habitación, pero...

Sus cuerpos se fundieron en uno y sintieron arder todo su ser- le arqueó una ceja.

Sí, algo parecido- le miró culpable

¡Prima!- le gritó espantada- con ropa o sin ropa

Con ropa- le respondió rápidamente.

Bien, pero creo que debemos tener la charla que seguro Fernanda no ha tenido contigo y necesitamos una visita al ginecólogo antes que me vaya a Santiago, porque deberás comenzar a tomar anticonceptivos.

Tranquila, lo de Alessandro y yo está recién en pañales.

Pañales tendrás que cambiar pronto si no se controlan, o sea si ya desde el primer día se andan revolcando en la cama, no me parece un romance tierno de verano. A si que ya está decidido- cruzó los brazos delante de ella.

Sofía comenzó a hiperventilar, ya que era cierto, ella se había dejado llevar por el muchacho y no había hecho ni un esfuerzo por detener su actuar. A ella le había gustado demasiado esa sensación de placer que la hacían olvidar todo a su alrededor incluso de su propia sensatez. Movió su cabeza de un lado al otro para volver en sí y encaró a su prima.

Elizabeth, hoy descubrí que soy un fenómeno paranormal y que nuestros vecinos los Gandini y hasta mi madre sabían quién soy.

Espera un poco, qué cosas dices ahora. ¿Te han drogado?, porque si te dio alguna sustancia ese Italiano se las verá conmigo- Golpeó su puño con la palma de su otra mano.

Sofía antes de que todo se enredara aún más, comenzó a relatarle lo que había pasado ese día y ella se lo contó sin pausa, casi sin respirar. Observó el rostro de su prima distorsionarse en una serie de emociones desde la incredulidad hasta el asombro mientras escuchaba sin chistar.

Todo un mundo se estaba develando ante ella, y una necesidad de información se desbordó en su interior. Elizabeth tenía tantas preguntas, pero además de ello, todo le estaba haciendo sentido, lo que había escuchado y que parecían cuentos de borrachos. Que su padre no era quien decía ser, todo estaba cuadrando y encajando en piezas que antes parecían ocultas bajo una alfombra de mentiras.

Salieron de la piscina para instalarse en una de las bancas cercanas. Se produjo un silencio que era necesario. Sofía dejó que Elizabeth procesara la información mientras se arropaba con una toalla, para así poder dejar de tiritar un poco. La noche ya había caído en plenitud sobre ellas y la brisa no daba tregua a sus humedecidos cuerpos.

– Puedes mostrarme lo qué puedes hacer- Sofía le negó con la cabeza- Aún no sabes cómo funciona.

-Al parecer el poder electrificante es una manifestación del poder de un cazador, me ha pasado que se activa cuando me siento amenazada.

- Ya veo y el de bruja

-Aunque mi padre es brujo, ellos insisten en que soy hechicera. De ese poder pues no ha surgido nada.

- Bien Sofi- se acercó a su prima y le dio un gran abrazo- gracias por confiar tanto en mí, y ten claro que no estás sola en esto- un carraspeo interrumpió el momento.

- Charla de chicas- su voz oscura lo delató.

-Ya estábamos terminando, debo darme una ducha. Me voy primero prima- Elizabeth le plantó un beso brusco en la mejilla y se retiró a grandes zancadas.

Sofía y Marco se miraron unos instantes sin saber realmente qué decir. Hasta que el muchacho decidió romper con el silencio.

-No deberías haberle contado- se acomodó a su lado- pero entiendo por qué lo hiciste.

-¿Tú sabías todo?.

- Hoy nos enteramos de manera formal al igual que tú, pero - cambió su posición- uno ya habituado a estas cosas, percibe más allá, y en tí fluye una energía peculiar, aunque a diferencia de nosotros, pareces una bomba a punto de explotar.

-Gracias- le sonrío Sofía- eso me tranquiliza mucho.

-Además creo que ahora comprendo algunas cosas que me ocurrían al estar cerca tuyo.

-A qué te refieres

-No podrías saber de estas cosas, pero no todos quienes descendemos de un clan hechicero podemos hacer uso de nuestro poder. A medida que pasan los años ha disminuido el poder elemental para las nuevas generaciones.

-Igual se entiende que no sea algo masivo, que sólo algunos sean los elegidos.

-Eso es bien prejuicioso, o sea decir que si no te tocó la suerte de activar tu magia, es porque debe ser beneficio sólo de algunos sujetos con más talento.

-Lo siento, no era mi intención expresarlo así- comenzó a juguetear con sus dedos nerviosa.

-Ok, no hay problema- le golpeó el hombro con el de él- yo soy uno de esos que no ha podido activar la magia de su elemento. Por ello es un tema sensible para mí. Pero estos días, si logré usar mi magia y sucede cuando estoy cerca tuyo.

- ¿Enserio?- le miró entusiasmada

-Recuerdas las cerezas.

-Cómo olvidar aquella lluvia de fruta- se burló- además ahora que lo dices me pareció ver levitar algunas.

-Alessandro arruinó justo el momento, y por lo que veo, cuando él aparece en escena a ti se te olvida todo- Sofía escondió el rostro avergonzada- No te preocupes, suele causar ese efecto no sólo en las mujeres. Por eso sería bueno...-dudó unos instantes- no te dejes mucho llevar, porque- nuevamente titubeó- suele hacer sufrir a las chicas con las que se involucra.

Sofía sintió como se le apretaba el estómago, pero con la poca cordura que le quedaba a esas alturas, sintió que debía seguir los consejos de su joven amigo. Marco la observó en silencio, curioso, esperando no haberla molestado con sus sinceros comentarios.

Sofía La Mestiza. El primer encuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora