Capítulo 8

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Amelie Lefebvre.
Sueño...

—¿Recuerdas lo que te dije, azulejo?

Mis sollozos se escuchan como un eco en todo el lugar.

—"No derrames lágrimas por personas que no se las merecen"

El me dijo eso al segundo día que llevábamos aquí.

Llevamos una semana y 4 días aquí.

Hoy entraron a golpearlo.

Mis primeros días aquí fueron un infierno, Román abuso de mi las veces que quiso, y los hombres que cuidan este lugar, ellos también abusaron de mi unas 4 veces.

Pará ellos no somos más que mercancía, nos bañan dos veces a la semana, y limpian este lugar cada 4 días.

Extraño a mis padres, extraño a mi hermanita.

Que la última imagen que tenga de ella sea con una navaja en su estómago no me pone feliz.

Y mis padres me tienen preocupada. Quien sabe si los atraparon.

—¿Y si atraparon a mis padres? —vuelvo a llorar desconsoladamente.

—En ese caso mis padres me van a buscar, y ellos te ayudarán a encontrar a tus padres.

—¿Y si no te buscan?

El mira al suelo mientras se seca una lagrima que cae de su ojo morado y rojo.

—Tranquila, saldremos de aquí. Te lo promete tu artista.

El me abraza mientras yo me acurrucó a su lado.

—Te adoro, Amelie.

Me levanto de golpe.

Gotas de sudor caen por mi frente, mientras trato de controlar mi respiración.

Su voz era tan pacífica...

Ese te adoro se quedó grabado en mi cabeza.

—Por fin despiertas. Tengo media noche esperándote.

Una voz me saca de mis pensamientos.

—¿Joyce?

—Ujum...

—¿Qué rayos haces aquí? ¿Dónde estoy? ¿Qué paso después de que nos fuimos?

—Estas en mi departamento. Después de que nos fuimos te dormiste en el auto y no despertabas.

—Que raro. Oye, ¿Qué hora es?

—Son las 11 de la noche.

Oh no. OH NO, NO, NO.

Sabrina va a matarme por no estar en la casa.

Mierda, mierda.

Bien, piensa Amelie. Que es mejor, ¿Quedarte aquí? O ¿Ir por la calle a las 11 de la noche y llegar a la casa?

Nada es peor que el castigo que me pondrá Sabrina.

Pero. No tengo ganas de manejar.

—No voy a dejar que manejes a esta hora, Amelie. Seguro y te chocas.

Es probable..

—Esta bien, pero solo por que no tengo ganas.

—Mami, ven, ayúdame 

Mami? MAMI?

—¿Mami?—le preguntó suavemente.

—Es mi hermana. Mi madre murió.

Renaciendo desde lo más profundo	|+21|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora