"Se necesita más que sólo una mirada para realmente ver."
—El jorobado de Norte Dame.
Adela
Nunca pensé llegar a sentir tanto dolor en mi vida. Con la pérdida de mis padres descubrí que toda mi vida siempre fue una farsa.
Todo comenzó en el funeral, cuando de todos mis familiares, esos que decían amar a mis padres, solo asistió uno.
Caí al suelo con lágrimas desbordándose por mis mejillas hasta caer en el frío cemento que se hallaba cubierto de nieve. El frío invierno era el único que me consolaba en aquel deprimente lugar donde las personas enterraban una parte de su vida y poco a poco iban desvaneciéndose ante el sufrimiento de perder a un ser amado. Frente a mí se encontraban las tumbas de mis padres, una al lado de la otra. Su amor no fue perfecto, ningún amor lo es, pero si fue un amor sincero.
Mi tío Fillip llegó con un paraguas en la mano y se agachó a mi lado para abrazarme. Él sabía que mis padres eran lo único que tenía y por ello estuvo ahí conmigo hasta que me calme un poco y luego me llevó con él a su nuevo hogar donde esperaba su esposa y sus dos pequeñas hijas.
—Adela —me abrazó mi tía estrechándome en sus brazos—lo siento mucho pequeña, entiendo por lo que estás pasando— y le creía. Ella también había perdido una parte de su vida apenas hace un año, pero eso no iba a sanar el dolor que inundaba mi pecho.
Ese año no celebramos la Navidad. Todo era deprimente, desde que me levantaba en las mañanas y no estaba papá preparando el desayuno hasta que llegaba la hora de dormir y mamá no llegaba a contarme historias sobre cuando ella conoció al amor de su vida. Se que era algo muy infantil. Incluso a veces me daba pena que esto pasara, pero esos pequeños detalles son los que se te pasan por la cabeza cuando piensas en que ya no los tendrás más. Al terminar las vacaciones de invierno volví a la escuela para darme cuenta de lo falsas que habían estado siendo mis compañeras. Ya nadie quería andar conmigo, porque ya no era la Adela que disfrutaba de regalos caros por parte de sus padres, o que disfrutaba las vacaciones en un yate por el Caribe. Todas se alejaban de mí con la escusa de que sus padres no querían que se juntaran con una huérfana. Mi estabilidad emocional se fue en picada y con ella mis notas. Algo que preocupo a mi tío y lo obligó a llevarme donde un psicólogo.
—La chica está teniendo problemas de ansiedad y estrés—. fue lo que escuché decirle a mi tía después de llegar a casa.
Entre cosas y cosas llegaron a la conclusión de que debían tomar una decisión arriesgada y fue así como llegue a parar en una academia bastante alejada de Boston.
La misma quedaba en un campo a las afueras de la ciudad alemana. Mis tíos tuvieron una dura conversación conmigo en la que me convencieron de venir a estudiar aquí, donde recibiría ayuda psicológica y además podría terminar mis estudios.
No era tan mala la escuela. Parecía echa de mármol por el hecho de que era completamente blanca y brillaba como si la hubieran pulido esa mañana. A su alrededor había un enrome jardín con bancas, fuentes y varios árboles en los que se podían sentar sin que el Sol les molestara. La entrada se dividía en tres partes y pude observar varios edificios hacia los costados. Supongo que también serían parte de la escuela.
El auto se detuvo frente a las escaleras que nos llevarían a la entrada y yo aproveche para bajar y poder mirar mejor lo que me rodeaba. Esas escaleras debía tener por lo menos treinta escalones, apenas podía ver la puerta de entrada.

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El Chico Del Piano
Teen FictionLa primera vez que lo vi tocaba el piano. Sus manos se movían con maestría mostrando su experiencia sobre el instrumento. No tardó mucho tiempo en llamarme la atención. ¿Quién iba a pensar que él iba a ser el que cambiara el rumbo de mi vida?