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Adela

Al llegar al dormitorio, Valeska me atacó con preguntas de todo tipo y yo tuve que responder cada una de ellas, por muy molesta que me parecieran. Aunque después de responder la mayoría, se relajó un poco y me contó sobre los rumores que corrían por la escuela.

Algunos decían que no había pasado la prueba y que eso me había afectado, mientras otros, más acertados, pensaban que algo ahí dentro me había hecho revivir algún recuerdo doloroso— cabe recalcar que todos los estudiantes de esta escuela están aquí principalmente por problemas psicológicos o familiares —, así que muchos sacaban conclusiones sin siquiera saber por lo que yo había pasado.

Después de una larga charla, Valeska se ofreció a traerme la cena, ya que pensó que las miradas de otros estudiantes sobre mí me podrían incomodar. Yo me negué, pues no me podía seguir cerrando a la realidad. Mis padres habían muerto y eso iba a traer miradas lastimosas, pero no por ello debía encerrarme al mundo y ocultarme de las personas. Así que rápidamente me di un baño y me vestí con unos jeans azules y una remera blanca. Sobre esta, me puse una chaqueta azul oscura y unos converse negros. Mi cabello cayó por mi espalda y simplemente lo adorné con un cintillo blanco. Me maquillé sencillo, siguiendo las instrucciones de Valeska y el resultado me gustó mucho.

Al estar lista, ambas salimos hacia el comedor, encontrándonos con Aila y Dominic por el camino. Ambos nos saludaron y Aila nos contó sobre todo lo que había preparado para la actividad. Según me contó, la exposición de arte sería en dos días y se haría un concurso donde el ganador ganaría una beca en una de las mejores universidades del país.

— Esta tarde di la noticia y la reacción de Isaac fue tan tierna que, de haber traído mi teléfono, le habría sacado una foto—. Era impresionante como los ojos de la chica brillaban al hablar del chico.

— Mírala—, dice Dominic— está que la baba se le cae de la boca.

—¡Ya déjame Dominic!— se quejó— Tú tampoco eres muy discreto respecto a tus sentimientos. ¿Cuando piensas decirle?

— No es tan simple—. Respondió el chico sonrojándose— No se como reaccionará.

— Venga—. Dijo Valeska— Son amigos desde la primaria. Sea lo que sea que te diga, será de manera agradable para que no te duela—. Añadió, pero al ver como su rostro cambio a uno más sombrío sustituyó rápidamente esas palabras— Él entenderá y de seguro te aceptará. Haru no podría hacer algo que te lastimara.

— Ella tiene razón—. Añadí yo— Puede que no lo conozca lo suficiente como para saber su forma de ser, pero por lo que he visto es un chico muy amable y condescendiente.

— Entonces, ¿Debería intentarlo?— preguntó.

— Por supuesto—. Respondimos las tres al unísono.

—¿Qué es lo peor que podría pasar?— añadió Aila.

—¡Hola chicos!— justo en ese momento apareció el chico.

Vestía de negro y su cabello revoltoso se movía por el aire de la noche. Dominic lo miraba embobado, como si el chico fuera lo más hermoso del mundo. No entendía ese sentimiento, pues nunca lo había sentido. Sí, me habían gustado chicos, pero era algo que se me pasaba en unas semanas. Yo estaba demasiado enfocada en mí y en mi familia como para tener ojos para algún chico o chica.

— Hola, Haru—. Saludó Aila y discretamente miró hacia Dominic— Estaba pensando en, después de la cena pasar un rato de chicas, ¿Qué piensan?— dijo regresando la vista hacia Valeska y yo.

— Pero, hoy es noche de estrell...— dijo Valeska sin entender los planes de Aila, pero esta discretamente le propinó un codazo que la hizo captar la idea— Creo que sería una buena idea—. Dijo entonces y miró hacia mi dirección— Así podríamos conocer mejor a Adela y ella a nosotras. Chicos, ¿Está bien si esta noche van ustedes solos?— preguntó, provocando que Haruki y Dominic se miraran entre sí.

El Chico Del Piano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora