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Louis era un mal ejemplo en todo. Manipulador, debería ser su nombre y apellido. Él sabía como disfrazar todos su defectos, y sabía con quién hacerlo; con un adolescente que aún no ha madurado mentalmente, Harry era tan fácil de manejar, pues él no veía nada malo de lo que hacía Louis, mas bien, lo idealizaba. 

Y Louis sabía. Pese a que, su manipulación hacia un menor inmaduro, en él encontró una salida de todos su problemas pero, también sintió que su corazón se volvía pequeño en cada momento que los dos pasaban juntos o en cada pícara mirada que compartían. 

Y eso a Louis le encantaba. Él lo había vuelto suyo en poco tiempo, como Harry a él. 

—Daddy... no creo que debas de besarme en este sitio... —jadeaba por lo besos que Louis le dejaba alrededor de su cuello. 

Louis sonreía como respuesta, ante el débil tono que lo decía su bebé. Y eso le provocaba más, quería seguir. 

—Da-daddy —volvió a gemir, pero esta vez poniendo sus manos encima del pecho de Louis. —. Acá nos pueden ver. 

Louis alejó sus labios de la exquisita piel de Harry, y a la vez se alejó de él, yéndose a la salida del baño. Harry sabía que se iba a ir, sentía que su profesor se molestó con él. 

Por otro lado, Louis cerró con seguro la puerta del baño.

Louis puso sus manos en las caderas de Harry y lo jaló para besarlo intensamente. El mayor volteó a Harry, causando que su espalda choque con la del profesor. El ojiverde siseó cuando sintió la grande mano de Louis darle un pequeño apretón a su nalga derecha.

—Te quiero llenar, Harry. Quiero escucharte gemir por mis toques, por mis penetraciones. Quiero hundir a mi miembro en ti, no sabes cuánto me haces sufrir en clases; verte tan exquisito, tan inocente, mi bello Harry.

Harry al escuchar aquella confesión, su cerebro no podía formular palabras. Solo se atrevió a jadear en susurros.

El mayor metió tres dedos en la entrada de Harry, inmediatamente. Un grito de placer salió de la boca del menor, eso hizo que Louis empezara un ritmo rápido y bruso, buscando con sus dedos la próstata del menor. Quería llevarlo al límite, escucharlo rogar hasta que se corriera con su toque. Harry no emitía sonido alguno aparte de los gemidos provocados por las embestidas.

Luego de tantas penetraciones por parte del mayor, Harry presionó inconscientemente los dedos de su profesor, y concluyó gritando en voz baja “daddy”. Louis continuo, bruscamente giraba sus tres dedos y los doblaba, buscando el límite de su pequeño. Maltrataba fuertemente la próstata del menor, causaba que Harry tiemble, gima y lloré –de placer–.

—Pro-profesor, por favor- ya- ya no puedo. —avisó con sus ojos cerrados, cegado de placer.

El timbre sonó, justo cuando Harry soltó todo su líquido, chorreando en la mano y antebrazo de su profesor.

Louis secó las lágrimas de su pequeño, besó cada cachete rojo y por último sus mordidos labios.

—Quiero conversar contigo, amor.

Daddy Number | LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora