Cuando la policía, que andaba vigilando a Paolo, informó a Nick de que había secuestrado a Allegra, él creyó que se volvería loco, y quiso salir a buscarla. Charlie y Moira, que ya habían llegado a la casa, intentaron tranquilizarlo.
—Señor Cadaval, tenemos otra opción —dijo la inspectora—. Nos hemos enterado de que un importante entrenador ha quedado para comprar varias drogas prohibidas, y pensábamos que uno de nuestros agentes se hiciera pasar por él, pero ahora mismo no hay ninguno que físicamente se parezca.
—Yo iré —dijo Nick.
—A usted lo conoce. No, debe de ser otra persona.
—Yo lo haré —dijo Charlie adelantándose—, lo que sea necesario por recuperar a Allegra.
—Pero... —dijo Nick.
—Es una buena idea —contestó la inspectora, aunque necesitará ponerse un tinte rubio, y un micrófono oculto. La cita es esta noche, si se decide.
—Por supuesto —dijo Charlie. Moira lo abrazó preocupada.
—Prepararemos todo y volvemos. ¿Está seguro?
—Seguro.
Los policías se fueron y ellos se reunieron en el salón.
—Gracias, amigo —dijo Nick abrazándolo—. Yo estaré cerca, por si me necesitas.
—Moira, explícanos por favor por qué Paolo quiere a Allegra —dijo Charlie volviéndose hacia ella.
La muchacha sollozó y se sentó en el sofá. Él la abrazó y Nick le trajo un vaso de agua.
—¿Qué ocurre con Allegra? —preguntó el capitán tomándola de la mano.
—Ella... ella... desde pequeña tuvo un sexto sentido, como su abuela. Cuando era niña hablaba con amiguitos imaginarios, o eso suponíamos. Mi madre me dijo que creían que podía ver a espíritus. Pero ellas no le dijeron nada. Después, cuando fue mayor, empezó a desarrollar una gran habilidad para intuir algunas cosas, sobre todo de aquellas personas que no eran muy buenas. Conoció a Paolo y se enamoró. A nadie nos gustaba, pensábamos que era mala gente, pero su padre la llevaba cada noche al local de actuación y ella solo veía ese ambiente. El hombre se portó bien al principio y supongo que quiso ayudarle en alguno de esos negocios turbios... con sus intuiciones. Eso debió desatar la codicia de Paolo.
—¿Cómo le ayudaba?
—Ella sabía si lo querían engañar o si podía exigirles más, cosas. Una vez me dijo que alguien se lo susurraba. Supongo que algo de tipo sobrenatural, no lo sé. Y después, murió su padre y entonces se quedó fatal y dejó de acertar. Por lo visto, sentirse tan mal hizo que sus dones se apagaran y se separaron.
—Y entonces ¿de qué huía?
—Él la quería tener cerca, por si acaso la necesitaba, o volvían sus dones... siempre quiso aprovecharse de ella. Y supongo que cuando la vio feliz, pensó que estaría preparada. A mí me rondó durante tiempo, pero no se atrevió a decir o hacerme nada. Mis primos son grandes y uno de ellos es policía nacional. Pero ella está sola...
—Ya no está sola —dijo Nick convencido—. Me tiene a mí.
—Pero ella tuvo que hacer cosas... si sale a la luz... en los trucos, a veces... no todo fue legal y puede que te perjudique como deportista, como figura pública.
—No me importa. La apoyaré en lo que sea.
—Mi amigo está enamorado, ¿no lo ves?
—Qué suerte —suspiró Moira.
ESTÁS LEYENDO
Entre tres palos
RomanceAllegra es la hija del Gran Manzini, un mago de poca monta que actuaba en lugares bastante cutres. Desde que ella empezó a ayudarle, los trucos mejoraron, sin motivo aparente. Aun así, él tenía demasiadas deudas y, a su muerte, ella tuvo que huir. N...