Comer

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Este capítulo contiene contenido posiblemente desencadenante. Por favor, no lea si eso le hace sentir incómoda. Además, recuerda que eres hermosa tal como eres.

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––Toma, niña––. Dijo Lisa mientras te hacía sentar en la silla de la mesa. ––Come.

Colocando un plato de comida en la mesa frente a ti, te observó de cerca mientras jugabas nerviosamente con el dobladillo de la camisa que llevabas puesta.

––T/n, cariño, tienes que comer.

––No tengo hambre en este momento––. Dijiste e intentaste levantarte, solo para que ella agarrara suavemente tu muñeca con su mano y te hiciera sentar de nuevo.

––No digas eso. No me mientas––. Dijo mientras cruzaba los brazos sobre su pecho.

––Yo no lo estoy haciendo.

––¡Lo estás, T/n! ¡Sé que tienes hambre! No has estado comiendo últimamente. No has comido en días.

La miraste en estado de shock antes de apartar la mirada de su mirada y bajar a tus manos sobre la mesa.

––¿Cómo lo supiste?

––Porque te conozco. Hablé con tus amigos y me dijeron que no has comido cuando estás en el trabajo. Las veces que me dijiste que habías salido con ellos por las noches a comer eran mentira porque eso no sucedió. No comes en casa porque dices que comiste en el trabajo. Así que no has estado comiendo nada. ¿Verdad?

Te sentiste tan avergonzada

Pero asentiste con la cabeza, lo que hizo que Lisa también asintiera sin decir palabra.

––Es lo que pensaba––. Ella habló. ––Es por eso que no puedo dejar que te vayas de esta mesa hasta que termines el plato de comida frente a ti.

––Lisa, no puedes obligarme a comer.

Tus palabras la tomaron por sorpresa y te miró con incredulidad.

––¿Qué? ¿No entiendes lo serio que es esto? Ha pasado una semana desde la última vez que comiste. ¡Vas a empezar a enfermarte!

––¡No me importa!

––Bueno, a mí sí, ¡maldita sea!––. Ella gritó. ––Me importa. Porque te necesito y no quiero que te enfermes. ¡No podría con eso!

Suspiró mientras se sentaba en la silla, casi colapsando en ella.

––No sé qué hacer, T/n. Si no comes, te enfermarás tanto que serás hospitalizada o... algo peor––. Dijo antes de bajar la cabeza. ––Eso me asusta. No quiero eso. ¡No quiero perderte!

Ella estaba empezando a llorar.

Así que te levantaste y te acercaste a ella antes de sentarte en su regazo y abrazarla con fuerza.

––¿Por qué empezaste a hacer esto en primer lugar?

––Me sentía tan mal conmigo misma. No pensé que era lo suficientemente buena, así que pensé que esta era una forma en que podía obtener algo de control. Pensé que si me veía diferente, podría gustarle más a la gente.

––Oh, bebé––. Sollozó mientras te abrazaba con fuerza. ––Sé que lo digo mucho, pero creo que eres perfecta.

Rompiste una pequeña sonrisa sobre sus palabras.

––Creo que eres hermosa tal como eres y si alguien no está de acuerdo, pueden joderse.

Te reíste.

––Lo digo en serio––. Ella sonrió a través de sus lágrimas. ––Porque no significan nada. Sus opiniones no significan nada. Eres perfecta y simplemente están celosos de eso.

Te apartaste y pusiste tu frente sobre la tuya.

––Lamento que la gente sea tan mala, pero no importa cómo se vea tu cuerpo, para mí siempre serás la chica más hermosa del mundo.

––Gracias––. Dijiste antes de alejarte.

––¿Podrías comer por favor? ¿Por mí?"

Ella te miró con ojos tristes y preocupados.

Y fue entonces cuando te diste cuenta de que no comer no solo te estaba dañando a ti y a tu cuerpo, sino que también estaba lastimando a Lisa.

Porque cada día que pasabas sin comer era otro día que estabas más cerca de enfermarte, enfermarte gravemente, y eso aterrorizaba a tu novia.

Así que te diste la vuelta y tomaste el tenedor antes de llevarte algunos bocados de comida a la boca.

Tenía un sabor increíble, incluso mejor de lo habitual.

––Buen trabajo, mi niña––. Lisa animó, besando tu hombro. ––Estoy orgullosa de ti, hermosa. Siempre.

Lisa Imaginas - Libro dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora