Capítulo 4

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Tres días después de lo sucedido con los hermanos Trump  

Nami estaba parada frente al espejo del cuarto del barco, mirándose como si fuera la primera vez. Se acomodó la camiseta verde con tirantes y sus cortos pantalones negros ajustados, y luego se centró en las leves ojeras casi imperceptibles que evidenciaban una noche de poco sueño. Aquello no era nada nuevo para ella. Cada vez que tenía que regresar a su pueblo natal, la ansiedad y la tensión, la carcomían como una mala enfermedad. Tenía miedo de lo que podía encontrar a su regreso.

-(cálmate)-

Puso ambas manos a los costados del espejo y respiró hondo, profundo, despacio. Necesitaba calmarse o le daría algo.

-(Ya verás que todos estarán bien. Arlong... mantendrá su palabra)-

Pensar en ese nombre le hizo apretar los puños con impotencia, no era justo. Y sintió odio por el mundo, sintió odio por la vida.

-(Cálmate)-

Con mucho esfuerzo, logró tranquilizarse, y se pasó los dedos por el pelo, no podía hacer nada más para mejorar su aspecto. Se dio una última mirada en el espejo, y a continuación salió de la habitación, y se encontró con Naruto y Monet sentados en la barandilla de la cubierta, Erza estaba en el timón. 

-Qué oportuno- Monet levantó sus ojos ámbar del libro de medicina que estaba leyendo, y lo cerró, apoyándolo en sus piernas. -Justo estábamos hablando de ti-

Nami todavía estaba temblando un poco de los nervios por dentro, así que forzó una sonrisa para disimular. Ojalá nadie se diera cuenta de que la tensión y el miedo le estaban rompiendo el corazón. -Espero que bien-

-Nami- Naruto se bajó de la barandilla y se acercó a ella -¿Puedes contarnos qué está pasando en tu pueblo? Hasta ahora no te lo habíamos preguntado porque te mirabas tan intranquila, pero creo que ya es hora..- Señaló con el pulgar hacia el norte, donde las siluetas de varias islas se hacían cada vez más nítidas en el horizonte.

Se estaban acercando a las islas Conomi.

Nami se quedó un rato mirando las islas y luego asintió -De acuerdo-

Erza detuvo el barco, y se unió a ellos en la cubierta, también quería escuchar lo que Nami iba a decir.

La pelinaranja respiró hondo, y empezó a hablar.

Los tres se quedaron callados, escuchando la historia de Nami. Ella les contó todo, su infancia, de su madre adoptiva llamada Bell-mère, y de la llegada de los piratas de Arlong hace 8 años, de cómo mataron a su madre delante de ella y de su hermana por no tener dinero para pagar los impuestos de todas ellas, sobre cómo se vio obligada a unirse a la tripulación de Arlong y su plan para liberar el pueblo.

-Arlong me prometió que no mataría a nadie más y que si le llevaba 100 millones de berry liberaría a la Villa Cocoyasi, por eso estoy viajando y robando a los piratas-

Cuando terminó de hablar se hizo silencio, solo roto por el chapoteo de las olas golpeando la embarcación.

-Eso es todo- Nami se secó unas pequeñas lágrimas con el dorso de la mano. Cada vez que recordaba a su madre se sentía invadida de una profunda tristeza que inundaba su cuerpo con un frío glacial que recorría súbitamente todos sus miembros, hasta hacerle temblar como si tuviese fiebre y le faltase el aire al respirar.

Naruto le puso una mano en el hombro, tratando de reconfortarla -¿Estás bien?-

-S-sí-

-Ustedes... ¿Nunca han tratado de escapar?-

Horizonte azul(NarutoxOnepiece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora