East Blue – Isla Light
La luz de la luna se colaba a través de las ventanas de la habitación de Naruto cuando lo despertó el sonido del viento golpeando las ramas de los árboles.
-Hm- Se giró de costado intentando dormir, pero el sonido de las ramas se lo impidió -Estupido viento-ttebayo- Se volteó boca arriba. Agarró la almohada y se tapó la cara con ella para intentar alejar el sonido que lo molestaba.
Fue inútil.
Oyó entonces pasos en el pasillo, y la puerta del dormitorio abriéndose.
-¿Hm?- Apartó la almohada, y se incorporó en la cama para encontrarse con su hermano mayor -¿Menma? ¿Qué haces despierto a esta hora? Mañana será tu gran día, necesitas reposar-
El pelirrojo soltó una risita, y se sobó la nuca -Ya ves, no consigo dormir. Estoy nervioso por mañana. Todavía no me lo creo del todo que podré por fin hacer realidad el sueño de mi vida... convertirme en un marine-
El rubio infló los mofletes, y apartó la mirada de él. No quería que su hermano se marchara -Si has venido para decirme solo eso, ya te puedes ir-
Los labios de Menma se curvaron en una sonrisa mientras se apoyaba en el marco de la puerta -No. Yo vine a ver si estabas despierto para preguntarte si querías venir conmigo a mirar las estrellas. Je, por lo que veo tú tampoco puedes dormir-
Naruto se lo pensó un segundo, pero asintió -Vale- Se bajó de la cama y se puso unas pantuflas.
Menma se llevó el dedo índice a los labios haciendo la señal de silencio -Sigúeme y no hagas ruido para que no se despierten los abuelos-
-De acuerdo-
Los dos salieron al oscuro pasillo, iluminado tan solo por el plateado resplandor de la luna casi llena que entraba a través de las ventanas.
Menma le hizo señas a Naruto para que lo siguiera -La última ventana está abierta, ven-
Caminaron de puntillas hasta llegar a la ventana semiabierta.
-(Bien)- Menma abrió la ventana del todo, y puso las manos en el borde. Se impulsó hacia arriba y se retorció hasta conseguir sentarse en el alféizar, con las piernas colgando. -Ven, Naruto- Le tendió una mano y lo ayudó a subir al borde -Agárrate a mi espalda-
Naruto se cogió con fuerza al cuello de su hermano, que bajó, aterrizando hábilmente de pie.
-Ya estamos afuera, Naruto-
El rubio se soltó de Menma.
Sus pijamas ondeaban por el viento, y por encima de ellos se extendía el cielo estrellado como una manta eléctrica con millones de lámparas minúsculas, cada una de una milésima parte de un vatio.