El Nene

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Que sí, que él es un oso, un animal caracterizado por ser solitario, a excepción de la temporada de apareamiento y cuando esta época está vigente eliminan a las crías del lado de la madre si es necesario. Suenan a que formar una familia no es algo de su interés, ni en tener pareja porque son promiscuos.

También sabe que las personas pensaban que él era así: solitario y sin interés familiar, sabía que pensaban que era un potencial mujeriego sin sentimientos, hasta que llegó Juan, el entusiasta clima tropical que fue derritiendo sus montañas de nieve.

Y naturalmente protector como solo él era les demostró a todos que no iba a dejar ir a ese pequeño hechicero, el hombre que despertó pensamientos y sentimientos que no creía que llegarían antes de los treinta, o que nunca llegarían.

Que sí, que no tiene mucha paciencia con los niños que van a su local, que agarraban los objetos como si fueran algo nunca antes visto y que se comportaban de forma grosera con él, en su opinión, por cosas tontas y con niños que corrían con gritos molestos por la pollería.

Mariana podía hacerse cargo de eso, no quería escuchar quejas de padres porque sus hijos les dijeron que les gritó "cosas feas", al menos existían niños que eran tranquilos y se esforzaban por no jalar su camisa como locos.

Pero su interés comenzó cuando Juan cargó con delicadeza a ese inquieto bebé y cuando respondió con dulzura a la curiosidad de la niña, se quedó pensando en el transcurso y al término del tour familiar qué tan posible sería ese futuro.

Estaban casados, los anillos de oro relucían en sus anulares y llevaban juntos un par de años como para considerar tener hijos. Lo que le daba curiosidad era su esposo, siempre se lo imaginaba arrullando a un bebé o contándole un cuento al infante.

¿Se vería tan feliz como en el recorrido? ¿Lo mimaría todo el tiempo y le hablaría sobre su legado? Probablemente era su total imaginación esa sonrisa brillante y las risas burbujeantes llenando los espacios vacíos, sí, ahí lo estaba sintiendo venir.

Mayichi le decía que era normal, y claro que lo era, pero era algo que tenían que hablar los dos, así que eso hicieron. Al principio Spreen no sabía cómo sacar el tema, estaba nervioso por algún tipo de razón y Juan notando eso lo motivó para que hablara, en la intimidad de su habitación dejó fluir los pensamientos que lo rondaban.

No sabía si sería un buen papá o si el niño lo odiaría porque su intento de buen padre fue fatal, pero quería intentarlo, le dijo a Juan que el sentimiento era fuerte y que no le importaba si adoptaban, incluso si era posible tener un bebé con características de ambos podrían intentar conseguirlo.

Y su amado esposo lo escuchó y comprendió, lo vió con ternura y para su sorpresa estuvo de acuerdo, los dos querían una familia, un pequeño con orejitas entre sus brazos, corriendo por la casa con sus piernitas y su risita inundando la estancia.

Habían varías maneras de conseguirlo, la adopción, la magia y un milagro, el último no era ni siquiera una opción por su relación con el Profeta, así que iniciaron con la magia. Libros que contenían hechizos o recetas de pociones eran bienvenidos, el plan era revisar la biblioteca de pies a cabeza y si no conseguían nada ahí buscarían por toda Tortillaland.

Pero primero tendrían que hacer la cena antes de trasnocharse hasta la madrugada.

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