Capítulo 1

865 64 41
                                    

Cuando hablamos de miedos, la noche muchas veces acompaña a estos miedos, y los hace más reales. El subconsciente puede hacernos pasar malos ratos, pero, a veces no imaginamos las cosas, a veces, en la oscuridad, nos asecha lo que más tememos...como si las leyendas...no son fueran leyendas.

— ¿Estás segura de que este es el camino Yoko? — pregunta una de las amigas irritada por todo lo que habían caminado, además de que la noche estaba fría y la falta de luz hacía que se sintiera paranoica.

— Obvio si, confía en mi instinto— respondió la vampiresa mientras caminaban hacia su destino.

Habían tomado el auto, pero una falla eléctrica imprevista lo hizo detenerse, por lo que tuvieron que continuar el camino a pie.

— Ya casi llegamos Divina— menciona elevando sus gafas oscuras para observar lo que a lo lejos se podía identificar como una casa en medio del bosque.

— ¿Por qué diablos viven en el medio del bosque? — pregunta la nombrada Divina —, que sea de noche no ayuda en nada, y las linternas no tienen suficiente batería— dijo golpeando en su mano dicho aparato.

— Enid es un hombre lobo que disfruta correr en la naturaleza y Wednesday es escritora de las historias de terror más perturbadoras que alguna vez he leído...este lugar es el paraíso para ambas.

La oscuridad del bosque era perturbadora, vaya noche habían escogido para ir allí, la Luna nueva con su falta de brillo, y la poca intensidad de las estrellas hacía que el bosque pareciera un lugar aterrador, las ramas de los árboles se movían crujientes por el viento que las azotaba.

— ¡Al fin maldita sea! — exclamó la pelinegra.

— Yoko, joder, shhh— regañó Divina susurrando —, no queremos arruinar la sorpresa— concluyó y la otra cubrió su boca con la mano y asintió.

Divina llevaba sintiendo escalofríos desde que habían decidido ir caminando, y vaya que fue mala idea, no pensó que la noche en un bosque sería tan oscura, siempre se había sentido como una chica valiente, con sus poderes de sirena siempre tuvo un aura y ego aplastante, pero estar en un bosque de noche sin el resguardo de la Luna la hacía sentir insegura...como pez fuera del agua.

Dieron lentos pasos hasta llegar a la puerta del lugar. Era increíble como habían construido una casa tan grande en el medio de un bosque a kilómetros del pueblo más cercano. Era escalofriante la falta de iluminación en el exterior, y a veces se sentía el sonido proveniente de los pequeños zorros que vivían en la zona.

La casa era de tres plantas, de color blanco para mantenerlo neutral, entre el amor por los colores brillantes de Enid y la falta de color e inclinación por el negro de Wednesday. No tan tenebrosa como la mansión Addams que han visitado otras veces en los pasados años.

— ¿Tocamos la puerta o presionamos el timbre? — preguntó Divina y en vez de responder Yoko se limitó a tocar el timbre el cual sonó realmente alto, no era un timbre cualquiera, era algo profundo, como el toque de un piano...definitivamente lo había escogido Wednesday.

— Eso fue...— dijo Yoko mirando divertida a su amiga, pero fue interrumpida por el sonido de los escalones de la casa, alguien abriría esa puerta y ellas "estaban preparadas".

Sienten como la llave es puesta por dentro en la puerta para abrir y ellas solo miraban atentas a cualquier movimiento sin sentir la presencia de alguien más acercándose por detrás.

—¿Qué hacen acá? — escuchan una voz neutra tras de ellas.

—¡AHHHHH! — gritan asustadas para abrazarse y en ese momento la puerta es abierta haciéndolas a ambas moverse hacia un lado mirando en ambas direcciones la puerta y de donde vino la voz.

Una vida por otraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora