Capítulo 5

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— Enid — llama a su esposa sin elevar mucho la voz, sabía que la podría escuchar de todos modos.

Ya estaban fuera de la casa y uno de los posters de alumbrado de madera había sido derribado luego de que la loba le lanzó varios zarpazos.

—Mon amour— la pelinegra intenta bajar el tono a uno calmado buscando disminuir el caos en el interior de su esposa.

Esta gruñe en advertencia, no porque le fuera a hacer daño, sino para hacerle saber cuan enojada estaba.

La mano de Wednesday se coloca sobre el lomo de la loba y es movida en caricias sobre el pelaje hasta llegar a la cabeza ya que se había acostado con sus grandes patas delanteras presionando su hocico contra el suelo.

— Mi sol— su mano deja caricias tras las orejas de su amada quien hacía sonidos lastimeros para el corazón oscuro de la Addams.

— Resolveremos esto— la loba libera su cabeza de entre sus garras y la eleva para mirar de reojo a su esposa.

— Debemos invocar a la diosa, algo más debe de querer— la loba gruñe ante esta propuesta —, si no, por qué no...— Wednesday traga y sus ojos dan un parpadeo lento —, sino, ¿por qué no tomó la vida de Kore la primera noche?

El gruñido de la loba aumentó conforme está se ponía recta y Wednesday retrocedía. Parada en sus dos patas traseras, Enid abre sus garras y con un fuerte aullido como si gritara, dejó salir toda esa rabia e irá que el saber que su hija estaba en peligro, provocó.

La pelinegra retira el abrigo que llevaba puesto en sus hombros, sabía lo que le seguía a ese aullido.

Y como predijo Wednesday, sin haber dejado de aullar, la transformación comenzó a revertirse y quedaba en el lugar una desnuda Enid Addams, cuyos ojos estaban rojos por aguantar las ganas de llorar.

Al ponerle el abrigo y cerrarlo al frente, en su esposa, Wednesday la atrajo en un abrazo acogiéndola con cuidado e instinto de protección en su pecho.

Conforme las piernas de la rubia se debilitaban, y lloraba sin cesar, cedieron al suelo quedando ambas sentadas, con Enid entre las piernas de Wednesday, quien, ya no podía aguantar las lágrimas contenidas.

A diferencia de Enid que lloraba a todo pulmón, las lágrimas de Wednesday eran disimuladas. Se escuchó salir de ella un leve hipo, y la sangre bajó por su mentón luego de haber mordido su labio para controlarse. Era momento de estar firmes.

— La mataré— escucha a Enid decir y aquello encendió las alarmas en Wednesday quien se aleja repentinamente para observar los ojos de su esposa que ahora tenían su forma lobuna.

La última vez que la pelinegra había escuchado a su entonces novia, decir aquello, fue cuando el Hyde volvió a por venganza. Y así como lo dijo lo cumplió, la primera y única vez que Enid ha tomado una vida.

— Cara mia— Wednesday toma el rostro de su amada entre sus manos para verla sin dejar de desafiar esos hermosos ojos lobunos a mirarla.

— Lo haremos juntas— la rubia abre sus ojos impresionada, aunque no tenía por qué —. Mataremos a todo aquel que amenace la vida de nuestra pequeña pesadilla— luego de decir esto besa la frente de su esposa —. Pero primero debemos trazar un plan.

En silencio se miraron unos segundos antes de unir sus labios en un beso de apoyo mutuo, sea lo que sea a lo que deban enfrentarse lo harán juntas, como siempre ha sido.

— Ustedes los Addams siempre han tenido un nivel de locura divertido para el mundo inmortal — al escuchar la voz con tono divino ambas Addams se levantaron tan rápido como les fue posible y se pusieron a la defensiva.

Una vida por otraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora