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Jason

Cierro la última caja con cinta y escribo "cocina" con un plumón en la tapa antes de apilarla con las demás. Estoy exhausto, me siento en el sillón para relajarme, suspiro, pero alguien toca a mi puerta repentinamente. Me sorprendo, pero no voy a atender. Casi nadie tocaba mi puerta excepto mis vecinos sólo para quedarse del depredador que vivía con ellos. Mi casera para cobrarme servicios extras por dejarme tener un departamento.
Nadie nos acepta en ningún lugar, aunque todo ya ha cambiado radicalmente de un día para otro. Aunque mis padres siempre trataron de demostrarnos a Alison y a mí que la vida no era así, yo me he dado cuenta de la verdad. Ningún animal que yo haya conocido desde que comencé a buscar mi lugar en el mundo ha sido del tipo de sujetos que mi padre decía. Todos fueron agresivos, groseros, me humillaron e incluso hasta inventaron excusas sobre mí para justificar su maltrato. Le platique todo eso a mi padre y él dijo que era normal, pero que, una vez me conocieran se darían cuenta de su error. Él soñaba en grande, yo descubrí que mi padre sólo quería que yo no me sintiera rechazado, pero era imposible. Cuando decidí convertirme en abogado, mi familia estaba tan feliz por mí, pero mi carrera, mis compañeros y profesores fueron un infierno. Burlándose de mí, señalándome, refiriéndose al pasado de los depredadores. Básicamente yo era su bufón. Mi padre quiso convencerme de que no era nada malo, yo sabía que él sólo lo trataba de encubrir las faltas de los demás, de ser un creyente. Alison las creía, aunque casi siempre llegaba llorando de sus clases en el colegio. Mi hermana deseaba ser diseñadora de modas, pero sus compañeras la humillaron tanto que desistió y prefirió tomar otro camino. Ella lo sabía, pero mi padre la incitó a que intentara de nuevo, que no dejara que todo eso la afectará. Mi madre la apoyo igualmente y la ayudo a que, aunque eligió otra carrera, jamás dejara de lado su verdadera pasión. Era mi madre quien también me apoyaba en mis actividades para que no perdiera el sentido. Los dos fueron grandes padres, jamás lo negaré, pero insistieron demasiado que yo me harté. La última vez que los vi fue cuando nos despedimos en la estación de trenes para irme a Unida. Mis padres estaban emocionados, Alison también, pero yo sabía a lo que me enfrentaba al irme de Paz. Gregory Warn es un zorro muy obstinado, Liv Warn lo es más y Alison aprendió bien. Estaba harto y fue eso lo que les dije, que dejaran de imaginar que todo estaría bien, que el mundo sería mejor porque no era así. Aunque vivíamos entre presas en un departamento sin nada de lo que mi padre soportó, los animales nos odiaban. No estaban convencidos de tenernos a su lado y hacían lo posible por humillarnos aún cuando no hacía.ls nada. Ya estaba castigado, pero, ¿de qué servía? Una amonestación y esas presas solo pagarían unos cuantos dólares por sus estupideces. Mi padre me prometió que todo estaría bien mientras abrazaba y dijo que, para lo que fuera, él siempre estaría a mi lado.
Me fui de Paz y entré en el despacho gracias a la ley de trabajo en toda la Zona A. El jefe y todos mis compañeros me repudiaron con sólo verme una vez, incluso puedo apostar a que Jeady lo hizo, pero al final sí se acercó a mí. No sé qué pasó, cómo terminamos en una relación. Ella sonreía, parecía divertirse conmigo, parecía que me amaba; pero en el momento en que otros animales pasaron frente a nosotros ella trató de ocultarse. Puede ser que haya estado demasiado enamorado como para notar que Jeady no quería que la vieran conmigo en ese instante. Con el paso del tiempo acepto tener una relación conmigo, pero me pidió que fuéramos discretos, sin embargo, Jeady exageraba. Puedo apostar que habría salido a la calle con un velo que cubriera su cara para evitar que la vieran y reconocieran. Se escondía cuando veía que alguna presa venía hacia nosotros, a veces actuaba como si yo la estuviera acosando con tal de que no pensaran mal, aunque por suerte jamás me hicieron nada por su actuación. Sin embargo, todo cambió de forma radical cuando apareció Kyle. Fue transferido de Comprensa hacia Unida desde su despacho y, casi al instante de conocerse, supe que Jeady estaba interesada en él. No lo podía ocultar. Se pasaba la mayor parte del tiempo corriendo detrás de él, hablando acerca de sus casos y cómo los había resuelto. Ella realmente estaba enamorada de él y eso me hizo dudar de sí ella realmente amaba (pues jamás lo dijo) o si había aceptado salir conmigo por el miedo qie le infunden los depredadores. Debo admitir que, cuando ella volvía conmigo su actitud cambiaba por completo y esa emoción se apagaba. Me dolía su actitud, sin embargo, cuando estábamos en mi departamento, ella era atenta, cariñosa, se sentía segura probablemente porque sabía que ahí dentro nadie la vería, pero cuando llegaba la hora de irse a su casa, se colocaba una bufanda alrededor de la cabeza, unos lentes de sol y salía a escondidas para que nadie la viera. Siempre muy temprano en la mañana o muy tarde por la noche y jamás en días laborales, sólo fin de semana. Era muy estricta con eso así que, después de un tiempo decidí darme por vencido con respecto a ella. Jeady realmente pareció no extrañarlo pues cuando dejé de invitarla, ella nunca preguntó ni lo sugirió. Pero cuando comenzó a frecuentar más a Kyle, todo su mundo era él. Me canceló planes por irse con él alegando trabajo, siempre que llegaba una llamada o un mensaje de él había prioridad. Me hablaba de él con tanto cariño, uno que jamás me demostró a mí y de pronto me di cuenta de lo estúpido que fui cuando me enamoré de ella y de lo tonta que fue ella cuando aceptó salir conmigo y tener una relación aun sabiendo que no era lo qie quería. ¿Por qué lo había hecho entonces si no le gustaba? ¿Si había tantos prejuicios alrededor de nosotros los depredadores? No lo voy a entender jamás y creo que para estas alturas eso no importa. Jeady será feliz cuando me vaya, creo que es algo que ha estado esperando por mucho.
Seguramente cuando mi padre me vea volver dirá algo típico de que las presas no son tan malas y que fue sólo un mal rato, pero que está bien. Lloraré abrazado a él, mi madre me consolaba y Alison querrá que vayamos por un café o algo para animarme. Sonrió recordándo a mi familia. Son asombrosos, adoro a mi hermanita tan inocente y brillante. Mi madre es tan valiente como nadie que yo haya conocido y mi padre... tal vez yo debería aceptarlo. No es que no lo quiera, pero él fue víctima de la masacre en los Distritos de Amista. Su nombre está por todas partes en la historia. Aunque se estaba tratando mentalmente, era difícil a veces ver cómo recaía en los traumas tan terribles. En una ocasión recuerdo que se despertó sudando y salió corriendo de casa. Mi madre entró en desesperación y llamó a alguien para que lo buscará mientras se quedaba conmigo y Alison. Alison era apenas una bebé de dos años y yo tenía cuatro. Ninguno de los dos comprendimos. Mi padre tenía problemas fuertes, pero con el tiempo esos episodios fueron desapareciendo. Mi padre, a pesar de lo que él cargaba personalmente, jamás nos dejó de lado. Era considerado, amable, tierno. Siempre tenía una solución. Para mí él era mi ídolo. Sin embargo, nunca desistió en sus ideas de que las presas no eran tan malas como parecían. Jamás concordamos y eso, por mala suerte, afectó nuestra relación. Puede ser que él no se diera cuenta o quizás sí lo sabía, pero prefirió ignorarlo. Nunca me dejó de lado, siguió comportándose como si nada pasara a pesar de que yo me alejaba. Recuerdo que trató de acercarse a mi de nuevo, pero yo lo rechacé y... Creo que cometí un error. A nadie de mi familia le conté sobre Jeady a pesar de que sabía que mis padres estarían emocionados, mi padre habría celebrado en grande. Puedo apostar que habría querido venir a verme. Siempre quiso, pero yo se lo negué. Y ahora él es mi excusa para librarme de Jeady. Soy un imbécil.
Vuelven a tocar la puerta, esta vez con más insistencia, y salgo de mis pensamientos. Desconozco cuando tiempo llevan ahí. Me levanto del sillón y me acerco para asomarme por la mirilla. Me es imposible ignorar de quién son esas orejas. Quito el seguro de la puerta y abro para ver a Jeady frente a mí. Acaba de salir del trabajo pues tiene lleva ropa formal, pero, por supuesto, trae unos lentes para cubrirse.
—¿Qué haces aquí? —pregunto un tanto molesto.
—Necesitaba verte, Jason. —responde en voz baja y notablemente apenada. Me molesta su actitud, pareciera obligada por sí misma a hacer algo que no quería.
—¿Para qué? No tenemos nada que ver ya, a parte, seguramente Kyle estará muy molesto si se entera que viniste aquí.
—Jason, por favor, deja de hablar así.
—¿Por qué? ¿Te molesta? ¿Te duele? Perdóname si no te creo cuando abrazas a Kyle o cuando hablas mal de mí frente a los demás para que no te digan nada.
Ella enmudece y baja sus orejas. Parece que quiere llorar, pero se resiste. Suspira y me ve directamente a los ojos, sé qué está tratando de hacer. Su mirada ya no me parece tierna, ahora me molesta.
—Jeady, basta. Estoy cansado.
—Jason, por favor, yo...
Se calla repentinamente. Perdió el valor para decir unas simples palabras que nunca ha deseado confesarme.
—No lo hagas, no te fuerces. No lo sientes y estoy harto de esperarlo. No quieras intentarlo ahora.
—Pero, es que es verdad lo que siento por ti, Jason. En serio.
—¿Y por qué traes los lentes?
Jeady baja la mirada y lleva la mano para quitárselos. Justo en ese momento me ve a los ojos. Por primera vez puedo ver emociones en su mirada y es tristeza, pero no le puedo creer, ya no más.
—Jason, lo siento, por favor. No era mi intensión, yo... Jason, no te vayas. —Sé apresura a hablar, esta nerviosa no sé si es porque se quito los lentes o porque quiere decir algo más, pero no se atreve. De pronto Jeady comienza a actuar como jamás las vi. Sus ojos se llenan de lágrimas y suspira para tranquilizarse.
—Jason, por favor, lo siento. No te vayas, yo...
—Te suplico que dejes de hacer eso. Intentas decir algo que nunca vas a poder y menos ahorita cuando sabes que hay muchos animales que te pueden escuchar. Te recomiendo que te vayas antes de que alguien te señale, Jeady. Por favor, no te hagas daño.
—Jason.
—Toma, por favor —me alejo de la puerta y levantl una caja que le entrego. Ella la recibe y ve dentro del departamento.
—¿Ya lo planeabas? ¿Ya lo estabas haciendo?
—¿Te refieres a la mudanza? —Jeady asiente—. Sí, te lo quise decir mucho antes, pero Kyle tenía otros planes. Mi padre está grave, tiene una afección en el corazón por la cantidad excesiva de electricidad a la que fue expuesto y, según mi madre, él ya no se puede levantar de la cama. Necesitan que las ayude a cuidarlo así que aprovecharé para volver con ellos y me tomaré un tiempo antes de entrar a otro despacho tratando de convencerme de que mi padre tiene razón.
Ella no dice nada y ve la caja cerrada, luego vuelve a verme.
—Jason, no...
—Tengo que ir por mi padre.
—Pero... ¿y nosotros?
—¿Nosotros? ¿Hubo alguna vez un nosotros? Creo que jamás fue así. Todo el tiempo era sobre lo que pensaran de ti y cómo Kyle podía sentirse. Comprendo que los depredadores te den miedo, pero pudiste haberme negado, pudiste rechazar mi propuesta, pero no lo hiciste y preferiste torturarte conmigo y esconderte. ¿Por qué lo hiciste? ¡Dime, por favor! Nos heriste y no te importó y cuando apareció Kyle lo poco que teníamos desapareció en un segundo. ¿Salías conmigo por culpa? ¿Por qué tenías responsabilidad conmigo? No lo sé y ahora no me importa, pero ya no te quiero volver a ver cerca, Jeady. Vete y se feliz con otro que te pueda dar esa seguridad que yo no por ser lo que soy e hijo de quien soy. Por favor, ya basta. Estoy harto de verte actuar así y de forzarte para manipularme o lo que sea. Vete, Jeady, por favor, ya no te quiero ver. Mucha suerte con Kyle y en el despacho. Te deseo que todo en tu vida salga bien.
Cierro la puerta y pego la frente mientras escucho del otro lado a Jeady llorar. Después de algunos minutos, percibo sus pasos alejarse por las escaleras.
Es doloroso, para los dos si es que a ella le duele. Estoy cansado, cansado de todo lo que he vivido desde que llegué a Unida. Ahora sólo quiero dormir. Iré a la cama y espero mañana sea un mejor día.

Las Cosas SeriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora