ALGUIEN COMO TÚ

2.- Lágrimas de ángel

BRITTANY POV

Subí al taxi y pedí que me llevaran a un hotel cerca del aeropuerto. Después de registrarme y llegar a la habitación, decidí tomar una ducha necesitaba sacarme todo de mi cuerpo. Lástima que no puedo lavar mi cerebro y maldije a la vida por hacerme madurar y no ser la adolescente tonta que olvidaba todo rápidamente. El agua caía por mi cuerpo desnudo, el jabón tallaba mi cuerpo y el llanto se mezclaba con el agua caliente. Me dejé envolver por una toalla suave y me puse un pequeño bóxer y una camiseta. Me desplomé en la cama, a mi mente volvían recuerdos, tontos recuerdos de todos los casi cinco años desde que vi por primera vez a Santana López. Esa latina de cuerpo delgado, ojos hermosos de color chocolate, pestañas crespas, nariz recta, pómulos marcados, labios carnosos, rosas y sensuales. Los más deliciosos que he probado en mi vida. Cambié mi vida por ella, me enamoré estúpidamente, dejé a mi familia, a Artie, mi existencia, todo por ella y no pude evitar enamorarme. Aun sabiendo de su engaño, no me la puedo arrancar de mi corazón. Desde que la vi esa mañana fue como si mi mente no dejara de pensar en ella, me sintonicé en su frecuencia.
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- FLASHBACK -

(De aquí en adelante todo es remembranza de cómo Britt y San llegaron al punto inicial de la historia).

CINCO AÑOS ATRÁS

B: "Hola, Artie. Lo siento mi amor, no podré llegar a tiempo a la reunión con las organizadoras de la boda, debo salir de inmediato para California, filmaré un video musical. Te amo."

No era posible que Artie sea el único que se reúna con las organizadoras de la boda, mi madre dijo que son de las mejores que hay en New York. Después de ver su página web, me convencí de Alfa Events. Nos comunicamos con ellas y la cita debía ser precisamente hoy donde solo el novio estará, por suerte aún tengo seis meses para arreglar lo que él elija.

Salí del departamento que compartimos desde hace un par de semanas, tomé un taxi y me senté a esperar. Después de un rato, mi estómago empezó a resentir la falta de alimento, un café y un panqueque no me caerían nada mal. La cafetería estaba prácticamente vacía a excepción de una pareja de ancianos, dos caballeros que reían y conversaban alegremente. No pude dejar de ver en una mesa del centro, una chica de cabello negro en ondas que graciosamente caían por sus hombros y terminaban en su espalda. Era delgada y tomaba su taza con las dos manos, lo que se me hizo muy dulce, tenía su pierna cruzada lo que había hecho que su vestido se subiera un poco dejando ver unas hermosas piernas bronceadas, sus rasgos latinos eran marcados. Me reprendí a mí misma por fijarme en esas cosas, pero después me conforme diciéndome: "Es normal admirar la belleza humana". Fui al mostrador a ordenar y sentí una mirada penetrante, de alguna forma me puse nerviosa pero a la vez me gusto, pensé que a mis veintitrés años y con un anillo de compromiso nadie me veía. Y supuse que eran los dos caballeros que estaban allí, disimuladamente giré y no era ninguno de ellos. Era ella. Cuando la observé, en su rostro se formó una sonrisa de medio lado. Agachó su vista y volvió a su café, pasé frente a ella y nuestras miradas se juntaron, sus ojos eran hermosos y su mirada penetrante. Sonreí e instintivamente me contorneé más al caminar. Regrese a esperar que el vuelo se anunciara y la vi salir de la mano con una joven de mediana estatura, cabello castaño, ojos grandes de color avellana. Su cuerpo denotaba curvas finas y su caminar demasiado coqueto. La latina caminaba delante de ella, como si no le importara lo que hablaba esta chica, que tiempo después sabría que es inglesa. Ese fue el día en que mi vida se cruzó con ella, con Santana López.

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- PRESENTE -

Las lágrimas llegaron de nuevo a mis ojos e hice lo que hago cuando discuto con Santana.