13.- Nostalgia

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SANTANA POV

Su respiración era pesada y el sudor cubría su piel morena clara, sus ojos verdes se habían vuelto oscuros por la excitación y yo enredaba mis dedos en su cabello castaño que tenía  mechones rubios. Su cuerpo se sostenía al mío, mientras mi cabalgata pasaba de ser un trote a correr. Vi su rostro, era un rostro extraño cuando estaba a punto de llegar al orgasmo, dio un grito ahogado y buscó mis labios. Se dejó caer en la cama y yo me tumbé a su lado, le di la espalda y no sé si por el cansancio o por el placer aceptable que acababa de tener, me dejé llevar por el sueño. Sentí que me abrazaba, pero necesitaba espacio, así que me retorcí y busqué mi lado de la cama. La escucho decirme 'te amo' y no alcancé a decir nada, cuando ya me había acurrucado en los brazos de Morfeo.

*****

La mañana del domingo era lo que precedía a  ese encuentro normal entre una pareja, me levanté y fui a la cocina donde el olor a waffles era acompañado por un delicioso aroma a café recién preparado. Al parecer Elizabeth ya se había bañado y puesto unos pantalones de mezclilla, una camiseta de color verde y unas zapatillas deportivas.

E: "Buenos días, dormilona." Dijo y solo sonreí, me senté a la mesa en espera de que me sirviera el desayuno, lo hizo y depositó un beso en mis labios, el cual fue correspondido con agrado. Si mi corazón no solo sirviera para bombear sangre a todo mi cuerpo, quizá estaría dispuesta a enamorarme por completo de Elizabeth. La amo, claro que la amo, pero de una manera distinta. No hace más que cuidarme y complacerme en todo lo que quiero, su trabajo es sencillo por lo que pasa casi todo el tiempo en casa. Me espera cuando vuelvo de la oficina, quita mis zapatos y después de masajearlos con demasiada ternura, coloca un par de pantuflas de color negro en ellos y da un masaje a mis hombros o sino prepara la bañera con agua caliente y sales aromáticas. No sé cómo sabe que hay algo en las esencias de vainilla, almendras y frambuesa que me ponen de buen humor, así que eso les coloca. Cuando salgo del baño, hay una cena caliente esperándome. Pienso en mi vida con Celeste, alguien que clavó mil agujas a mi corazón con su engaño y lo tiró a la basura. Ella me daba sexo y postres, fue suficiente por un tiempo, hasta que el dulce sabor de un pastel se volvía amargo por la traición o la exigencia de cosas materiales. Pienso en ella, en Brittany, en cómo estas pantuflas que uso son aburridas, con ella mis pies estarían metidas dentro de la boca de Homero Simpsons, en el cuerpo de Bob Esponja o quizá mi pies parecerían las patas de un oso y las de ella serian de un pato. Cualquier comida era preparada por las dos, si es que terminábamos de cocinar y no terminábamos embarrándonos la comida en alguna parte del cuerpo para que fuera saboreada de ahí o siempre terminábamos pidiendo algo, porque la comida se nos quemaba debido a que la pasión nos ganaba en cualquier lugar del penthouse.

Con Elizabeth todo es diferente, es paz, calma, atenciones, un amor tranquilo. No me negaba sexo si no lavaba la ropa, aquí no habían celos de ninguno de los dos lados. Mientras con Celeste no eran celos, era rabia porque me manipuló. Com B, todo era un sube y baja de emociones, celos, reconciliación, un amor real, un amor nuevo, de enamorarme cada día más y más. Me coqueteaba en lugares poco apropiados y yo terminaba escondiéndola en  algún rincón para zacearnos el deseo, con Brittany los sobrenombres estaban siempre presentes, con ella me volví cursi, melosa, una esclava de sus deseos, en pocas palabras: era una mujer enamorada. Con Elizabeth, una que otra vez se atrevió a llamarme Santy y fue como golpearme a puño cerrado en la cara, grité y prohibí que me llamara así, no se molestó solo asintió y dijo: "Nada que te recuerde a ella será mencionado de nuevo." No espeté nada, solo me agradó que no hiciera de eso un problema.

Hoy me siento enferma de nostalgia.

S: "Elizabeth, ¿quieres ir al parque?"

Me vio extrañada.

ALGUIEN COMO TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora