7.- Solo contigo • Parte 2

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- PRESENTE -

SANTANA POV

Cené con Tina o la vi cenar, no lo sé. Alimentarme no era una opción, es más, vivir no era opción, lo hacía porque no moriré sin luchar por ella y menos si es por culpa de Celeste.

T: "Santana, ¿qué te parece si yo hablo con Rachel?"
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S: "¿Harías eso por mí?"
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T: "Claro, para eso somos amigas."
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S: "Necesito verla, explicarle. No llamo a su madre porque me matará y muerta ya no le podré explicar, ¿puedes averiguar a qué se refieren con "de nuevo"?"

Tina hablará con Rachel por la mañana, pero por el momento necesito dormir. Quizá ya sin alcohol en mi cuerpo pueda pensar más claro. ¿Pero cómo pensar claro si los recuerdos me visitan como ladrones en la noche?

- FLASHBACK -
HACE 5 AÑOS

SANTANA POV

Huyo de mí, sin razón alguna. La busqué, hice mil llamadas y docenas de mensajes y no recibí respuesta. No podía ir a buscarla, si Quinn se diera cuenta me mataría.

T: "¿Santana estás bien?" Escuché a Tina preguntar con voz protectora.
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S: "No, no lo estoy."
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T: "Salieron mal las cosas con Brittany."
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S: "No sé, estaba todo bien y después solo huyó."

Conté lo sucedido a Tina y me abrazó fuertemente, me alentó a seguir adelante.

T: "Quizá es para que te des cuenta de que eres capaz de amar, que Celeste no te destruyó, que alguien puede despertar en ti emociones más maravillosas, que las que la bruja destruyó."

Pero si la bruja no las destruyo, el ángel sí lo estaba haciendo. Quinn entró en mi oficina.

Q: "Santana, aquí están las 500 invitaciones para la boda Abrams-Pierce."
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T: "¿Ya están listas?"
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Q: "Claro, ¿qué esperabas? Faltan apenas tres meses para que se lleve a cabo la ceremonia y pues ya es tiempo."
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S: "¿Y qué quieres que yo haga?"

S: "¿Y qué quieres que yo haga?"

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Q: "¿Eres estúpida o qué?"
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S: "Fabray, si no quieres que te patee el trasero y mi tacón quede incrustado en tu..."
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T: (Interrumpiendo) "¡Santana! Quinn, ¿quieres que las rotulemos o que las enviemos al servicio de mensajería?"
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Q: "Las dos cosas."
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Quinn dejó caer la pesada caja sobre el escritorio y salió de mi oficina haciéndome una linda señal con el dedo, yo me despedí de la misma manera. En cuestión de dos días estaban rotuladas y los de mensajería las recogieron. Quinientas invitaciones no se entregan en una semana ni tampoco en dos, estarían en las manos de todos los invitados a un mes de la boda, suficiente tiempo para que confirmen su asistencia.

A pesar de mis esfuerzos por hacerme la idea de que no me molestaba preparar una boda tan cuantiosa y menos pensar en que no me importaba Brittany, no lo podía hacer. Había descongelado mi corazón y le había dado calor. ¿Pero por qué huyo de mí? ¿Por qué no me dio una explicación? Pasó una, dos, tres semanas y todo se estaba acelerando, y mi amor por ella estaba creciendo de una manera descomunal. Mi ansiedad era demasiada y no esperaba el día de irnos a Racho Cucamonga, para verla y pedir una explicación de esto. Aunque no tuve que esperar mucho para volverla a ver...

ALGUIEN COMO TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora