━Usted dibuja precioso, señor Sunghoon.
Cuando los motores del mejor crucero de Corea del Sur se ponen en marcha, dos corazones se encuentran de manera inesperada.
" 𝑆𝑜𝑚𝑜𝑠 𝑑𝑜𝑠 𝑐𝑜𝑟𝑎𝑧𝑜𝑛𝑒𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑜𝑐𝑖𝑒𝑟𝑜𝑛
𝑔𝑟�...
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Hijo de p***.
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—¿Quieres? Son importados de Alemania, tienen sabor a menta.
—¿En serio? — sus labios se abrieron sorprendidos.
Los largos dedos masculinos sostenían un cigarrillo todavía apagado entre ellos, inclinándolo en dirección hacia la joven de cabellos rojizos. Ella sonrió levemente ante la risita de Sunghoon, quién negó ante su pregunta sorprendida. —No, pero me gusta como suena eso saliendo de mi boca — admitió generando que Eveline riera suavemente. —. Aunque lo segundo sí es verdadero: son mentolados.
Ella miró hacia los ojos oscuros de él siendo iluminados por el amanecer. Sonrió suavemente. "Supongo que si no son de Alemania no los quiero": murmulló con gracia, generando que el jóven llevara aquél cigarro hacia su pecho, asintiendo con su ceño fruncido en una falsa expresión de indignación.
—Refinada. Hay que cambiar eso — chistó con gracia. Para luego de unos segundos reír suavemente negando con su cabeza. —... Está bien que te cuides, a decir verdad no tendría que haberte ofrecido en un inicio — murmulló. —. Yo- ¡¿Qué haces?! — se interrumpió rápidamente al sentir aquél cigarrillo ser arrebatado de sus dedos.
Rápidamente su ceño se frunció y su mandíbula cayó cuando la joven de sonrisa divertida llevó su mano hacia los bolsillos del pantalón de Sunghoon, quién helado no pudo ni moverse un centímetro de dónde estaba. Tragó saliva observándola sacar victoriosamente el encendedor que estaba segura de dónde estaría.
—No me importa cuidarme. Puedo morir de muchas maneras, el tabaco no acabará conmigo, estoy segura de eso. — rió mirándolo con una ceja alzada. "Eres terrible cuando quieres": oyó ella, viéndolo sonreír sin poder creerlo.
