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La de mayor rango dentro del castillo se aferraba de la mejor manera a la más pequeña

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La de mayor rango dentro del castillo se aferraba de la mejor manera a la más pequeña. No podía ejercer demasiada fuerza, ya que el vestido podría dañarse.
Por otro lado, la humana hacía lo que podía para liberarse del agarre femenino.

Al enterarse que debía estar en la cena junto al rey y príncipe, se negó rotundamente. No quería estar ahí; no soportaba la idea de tener que convivir en una misma mesa junto al rubio cenizo. Tampoco quería hacer pasar al invitado por la incomodidad de ver la pesada tensión que había entre la aventurera y el dragón o arriesgarse a recibir los mismos insultos que Katsuki le decía.

—Momo, suéltame —se quejó intentado huir —. Ya te dije que no pienso hacerlo.

— ______, por favor... Te lo estoy rogando. —lloriqueo aún sujetando su cintura

—¿Para qué necesito estar yo ahí? —bufó —. No quiero cenar con esa bestia.

—No te expreses así de su majestad —dijo con suavidad —. Se que no tienen la mejor relación, pero te prometo que es bueno. Él se comporta así... —se interumpio a si misma —. Te aseguro que conforme lo conozcas pensaras igual que yo... Sin embargo debes poner de tu parte, por lo menos hasta que puedas obtener tu libertad y regreses a tu hogar.

La humana le observó durante unos segundos pensativa. Ella tenía razón, tenían un trato y aunque no le agradará tener cerca al rey, debía hacer de todo para ganarse su confianza. Sin nada más que pensar, soltó un gran suspiro con pesadez y cansancio.

—Esta bien. Iré a cenar... —susurró dejando de moverse con la intención de huir.

Los ojos de Momo se iluminaron para posteriormente soltar un chillido de emoción.

—Gracias, gracias, gracias. —la abrazó alegre —. Te prometo que la cena estará deliciosa. Yo misma me encargue de dirigir todo.

—Lo sé. Fui yo quien te acompaño por cada ingrediente. —sonrió cruzando sus brazos.

—Oh, es cierto. —le regresó la sonrisa —. Vamos, ya deben estar por servir la cena —tomó la mano contraria para empezar a caminar hacia el comedor.

Al sentir el cálido tacto y percibir la positividad en la mayor, no evitó contagiarse también de ese sentimiento al punto de acceder a lo que está le había pedido.

—Momo...

—¿Dime?

—Voy a ir de todas formas pero igual quiero saber... ¿Por qué debo cenar con ellos? —ladeó la cabeza

—Fue el principe Izuku quien deseó que tú estuvieras presente.

—Pero, ¿por qué? —frunció el ceño

—Al parecer todo el reino ya se enteró de tu llegada... Él día en que se iba decidir que hacer contigo, no se encontraban todos los principes. Algunos tuvieron que enviar a sus representantes, entre ellos nuestro invitado de hoy —explicó con paciencia —. Ya que no asistió, le pidió a su majestad conocerte en persona.

«𝘓𝘢 𝘢𝘷𝘦𝘯𝘵𝘶𝘳𝘦𝘳𝘢 𝘺 𝘦𝘭 𝘥𝘳𝘢𝘨𝘰𝘯»  Bakugo Katsuki X Lectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora