11. Josefa Teodora, millonaria estafadora

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Mireia y yo cada vez éramos mas descarados cuando follábamos en el trabajo. La recepcionista ya llevaba un tiempo con sospechas de lo nuestro, pero de normal iba tan cachondo que ni me preocupaba en mirar su cara de vieja decrépita.

Josefa Teodora era una mujer algo extraña. La típica doble cara que te sonríe a diario y te desea los buenos días, pero sólo es pura fachada. La realidad es que intentaba hacerse amiga de todos para que después les cuenten sus intimidades y luego ella ir contándolas por ahí y burlarse de las desgracias ajenas. Qué puto asco.

Encima ella tampoco era una santa, todo el mundo conocía su secreto a voces: se forró hace un par de años a base de timar a adolescentes para que se unieran a una estafa piramidal de criptomonedas.

En su día nos dijo que le tocó la lotería, pero hace unos meses salió una noticia donde salía como una de las denunciadas de la empresa Los hermanos de las cryptos: cómo ganar 1 millón de euros fácil y rápido. Desde entonces, no volvió a sacar el tema y, si alguien le preguntaba, hacía como que no escuchaba.

Un día, la Pepi nos amenazó con contárselo todo a María. Evidentemente, eso no podía pasar bajo ningún concepto, así que decidí tener una conversación con ella.

-Buenos días, Elver, que tengas una estupenda jornada de trabajo -me dijo con su típica sonrisilla de falsa.

-Ni buenos días ni hostias. ¡Me tienes hasta los huevos! A ver si dejas de meterte en las vidas ajenas y empiezas a vivir la tuya -grité.

-Pero bueno, Elver, ¿qué mosca te ha picado? Con lo buenos amigos que somos...

-¡Que no seas una falsa! ¡Ya sabes perfectamente por qué estoy enfadado! Una amenaza más a Mireia o a mí y te juro que te hundo.

-¿Cómo? ¿Que tu mujer quiere saber que le pones los cuernos con la niñata nueva? -su voz adoptó un tono burlesco.

-¿CÓMO? ¿Que quieres que vaya difundiendo tus datos por ahí para que todos sepan dónde está la estafadora de las cryptos? -me encaré.

Su cara cambió por completo. Ahora se la veía asustada y con una actitud conciliadora me dijo:

-Bueno, bueno... Si lo prefieres no digo nada a nadie pero... deberás hacerme un favor -dijo con voz seductora.

《Por favor, no me jodas que también le gusto a la momia de mierda... Bueno, si hace falta follármela por el bien de mi secretito que así sea》

-Jeje... ¿de qué clase de favor estamos hablando?

-Elver, ya sabes... Mi vida perfecta es pura fachada -empezó a sollozar- Mi marido ya no quiere follar nunca y yo... me siento tan sola...

《Mierda》

-Uy, pues qué penita. ¿Qué quieres, que te lleve a un club de gigolós?

-No, Elver... Desde que te descubrí aquella mañana follando con Mireia contra la mesa no he dejado de pensar cómo me gustaría que me azotasen con un fajo de billetes mientras me empotran contra la recepción.

¿Pero qué cojones? ¡Esto es mucho peor de lo que me esperaba!

-B-bueno, Josefa, lo podemos negociar. Ya sabes... hacerlo en mitad de la recepción no creo que sea muy discreto.

-¡PUES EN EL COCHE! ¡Y quiero que me des más duro que a esa guarra veinteañera!

Después de aquella fatídica negociación decidí llevar esa noche a la Pepi a un descampado en la montaña.

Barajé la posibilidad de llamar a Asunción para que me ayudase a matarla y descuartizarla, ya que no quería pasar por la desgracia de tener que fornicar con ese vejestorio pero, finalmente, no lo hice. Ya sabemos todos cómo terminan los asesinatos de Asunción, y no me apetecía ir a la cárcel, mucho menos con ella.

El Capitán Aguaplast🔥💦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora