16. El sándwich

23 1 0
                                    

Después del incidente con Lorena transcurrieron unas semanas tranquilas, en las que seguía con mi rutina como de costumbre (por las mañanas follar con Mireia en la oficina y por las tardes pasear al Brayan en un parque de drogadictos).

En medio de toda esta monotonía, Mireia me anunció una sorpresa.

-Eh, Elver, va a venir mi primo de visita desde Perú.

-¿Perú? ¿Qué hace tu primo en Perú?

-Mi primo es peruano.

《Igual que Mercedes... qué asco, mejor no recordarla》

-Espera, espera... ¿Eso significa que eres panchita?

-¡No, hombre! Su padre (el hermano de mi madre) es español y su madre es peruana.

-Ufff, menos mal. A ver, no soy racista, pero ya sabes la fama que tienen los peruanos de comer palomas. Eso a mí no me hace mucha gracia. Igual que la parafilia de Mercedes con los pies. Ahora que lo pienso, a lo mejor sus gustos raros tenían relación con lo de comer palomas...

-¡Ay, Elver! Que Mercedes jamás te oiga decir eso, porque te mata -respondió Mireia entre risas.

Después de intercambiar algunas frases sin trascendencia alguna, se puso a chuparme la polla y, después, terminamos follando por tercera vez consecutiva.

Al cabo de unas semanas, llegó el día en el que el primo de Mireia iba a llegar a mi querida Españita, y como iba a venir en tren desde Madrid, accedí a ir a buscarlo junto a ella al salir del trabajo.

Al verlo llegar me sorprendí, ¡era blanco! Pensaba que los del sur del planeta eran todos negros o, como mínimo, de piel bronceada. ¡Serían los genes españoles! Además, tenía un aspecto asombrosamente femenino. Sus rasgos faciales eran suaves y delicados, y llevaba los labios pintados de un intenso rojo (cosa que me atraía y asqueaba a la vez). Desde luego, se parecía bastante a Mireia, lo que me resultaba morboso y gracioso a partes iguales.

《¡Menudo maricón! Pero se parece tanto a Mireia...》

-¡Mireia, prima mía! Cuánto tiempo sin vernos -exclamó con voz afeminada mientras se fundía en un abrazo con mi amante.

-¡Andrés! Cinco años sin verte es mucho tiempo, sí. ¿Cómo has estado? -dijo después de llenarle la cara de besos.

-Ya sabes, bonita, trabajando en el bar como de costumbre.

Andrés giró la cara hacia mí, y preguntó:

-Anda, ¿este es tu sugar daddy? ¿Podemos compartirlo? -acto seguido Mireia estalló en una escandalosa carcajada.

《¿Sugar daddy? ¿Eso qué coño es? Quizás se piensa que soy su padre...》

-Es mi compañero de trabajo, mi vecino, pero también mi amigo con derechos -respondió mientras me guiñaba el ojo.

-Carajo, Mireia, no sabía que te iban los maduritos. Yo a estos los suelo seducir en el bar muy a menudo.

《¿Qué? ¿Pero de qué trabaja este cazurro?》 pensé poniendo cara de desconcierto.

-Andrés es gogó en un bar de ambiente, Elver -aclaró Mireia.

-Ah, bueno, qué profesión tan... interesante -bajé el tono de voz y le susurré a Mireia al oído-. Asegúrate de que nunca ponga un pie ahí si no quieres que me de un infarto.

-¡Jajajaja! ¡Qué gracioso eres! Tampoco te veo con muchas ganas de ir a Perú.

-Uy, no, después del trauma de Mercedes intento evitar el contacto con... este tipo de individuos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 21 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Capitán Aguaplast🔥💦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora