8. El intento de aborto

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Pasaron dos semanas, la Harpía de mi mujer me echó de casa dos veces más por llamarla puta loca constantemente y Jessy no paraba de llorar en el parque junto a su perra.

Ya había pedido hora con mi amigo el de los abortos para abortar. Yo no quería, ni quiero, el engendro de una choni, y ella tampoco quería ser madre adolescente como esas de las telenovelas latinas.

Hablando de latinas; puta Mercedes, qué asco. La muy guarra me había dejado traumatizado con sus pies naranjas y sus pelos salvajes. Cada vez que veía un pelo en el coño de una pava me ponía a gritar: ¡GUARRA, GUARRA! ¡DEPÍLATE!

A veces veía pelos de coño en sueños y me ponía a gritar también y despertaba a María, que se pensaba que era por la selva que tiene en las piernas, que me rozaban cuando dormíamos juntos.

Total, que fuimos a ver al de los abortos para que la niñata abortara al churumbel aquel.

Cuando nos fuimos a subir al tren tardó media hora en salir de la estación. Puta Renfe, siempre va mal. Y eso que soy yo quien controla los horarios. Me estoy dando cuenta de que mi trabajo no sirve para una puta mierda. Pero al menos puedo follar con Mireia mientras estoy en mi despacho.

Cuando el tren arrancó Jessy se puso a llorar y me dijo:

-No sé si quiero matar a este bebé. Mi sueño siempre ha sido tener un hijo que se llame Brayan. Cuando jugaba a mamás y papás mis hijos siempre se llamaban Brayan.

-Pero a ver niña, que tienes 15 años y estás repitiendo por cuarta vez sexto de primaria. Si no eres capaz de sumar 10 más 10, ¿cómo vas a criar a un niño?

-Prefiero cuidarlo en las peores condiciones antes que matarlo. Asunción esta puto loca pero tiene razón. No puedo ir por ahí matando bebés cada vez que me despiste.

-No te mereces tener un hijo con este maravilloso ser creado por la mismísima gracia de Dios, así que o abortas con mi amigo el de los abortos o te hago abortar yo con una percha. Pero vas a abortar.

-Vale, vale -me dijo asustada- no tendré a Brayan pero que sepas que me dejas muy triste. Yo quería ser madre adolescente, vivir a base de tu manutención y quedarme en casa de mis padres para siempre, sin trabajar.

-¿Y el niño qué?

-El niño a un container y que lo adopte algún desgraciado.

-¿Y la manutención para qué la quieres? Hija de puta.

-Pues para vivir yo y comprarme más peluches y alcohol para los botellones.

-Bueno, pero vas a abortar. A mí me da igual lo que quieras.

Cuando llegamos a la parada a Jessy le dio un ataque de ansiedad y se puso a gritar:

-¡NO QUIERO IR! ¡DÉJAME ELEGIR! ¡ES MI CUERPO, NO EL TUYO!

-QUE SALGAS DEL PUTO TREN JESSICA MANUELA DOS SANTOS DE LA CRUZ.

Entonces las puertas se cerraron y yo me quedé fuera del tren, que por cierto, le pilló el dedo meñique. Poco después de arrancar se detuvo porque la niñata se puso a gritar como la puta loca que era.

Cuando abrieron las puertas tenía el dedo colgando y tuve que llevarla al hospital. Joder qué asco. Al final le arreglaron el dedo pero no pudo abortar.

Después de mucho insistir le dije que hiciese lo que le diese la gana, y siguió adelante con el embarazo.

Siempre que me la encontraba evitaba acercarme a ella, porque sabía que tarde o temprano me iba a reclamar la manutención del puto bicho.

El Capitán Aguaplast🔥💦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora