Parte sin título 7

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Armando me dijo que fuera al baño y cogiera una toalla para limpiar su polla, ya que no le gustaba verla así. Yo le dije que antes debían de limpiarme yo y tratar de contener mi hemorragia, puesto que corría la sangre por mis piernas. Me indicó donde Adela, su mujer, guardaba un botiquín y compresas. Me lavé bien mi coño y seguidamente me lo curé con los productos que había en aquel botiquín. Después me puse una compresa y presioné muy fuerte, poniéndome unas bragas con el fin de controlar la compresa. Acto seguido, cogí papel de cocina y con delicadeza y esmero, limpie la polla de mi hombre y cuando termine, me volvió a besar en la boca dulcemente y dijo:

- Tatiana, tienes el coño más bonito y rico que probé nunca..., eres un pivon del que voy a disfrutar como un enano....

- Sí pero no te puedes imaginar cómo me has dejado el chocho..., totalmente partido y reventado..., no podré follar en un mes.... – le contesté.

- Anda no seas exagerada...- replicó Armando y acto seguido me ordenó que fregara los platos y después me duchara, que él me esperaba en la cama donde debería ir totalmente desnuda y guapa.

Así lo hice, fui a la cocina me ocupe de limpiar los cacharros que habíamos utilizado y después me pase al baño, donde me quite la compresa y vi que la tenía totalmente impregnada en sangre y volví a curarme la zona lesionada. Me duche y me arregle el maquillaje, mientras Armando a voces me reclamaba porque estaba tardando.

Cuando terminé me fui hacia el dormitorio, donde Armando esperaba. Me había puesto unas bragas de aquellas antiguas recatadas y de las llamadas cuello alto, bajo las cuales, llevaba puesta otra compresa, ya que no dejaba totalmente de sangrar, y me puse también, la bata transparente que al principio tuve puesta.

Andaba como un pato, pues el dolor que tenía en mi coño era exagerado y no me permitía andar con normalidad.

Armando se rió de mí y dijo otra burrada:

- "ya me explico por qué a los maricas como tú, les llaman patos" y soltó una carcajada.

Yo me cabree mucho, pues le dije que de mi dolor no debería mofarse.

- Ven putita..., métete en la cama conmigo..., te voy a tratar esta noche como una reina..., guapa que eres muy guapa..., te voy a acariciar como una hembra rica. –contestó Armando.

Me iba a meter en la cama con la bata que traía puesta y me ordenó que me la quitara. Ya en la cama, comenzó a rozarse conmigo y a abrazarme con mucha fuerza. Yo me sentía una muñequita en brazos de un fortachón. Me dijo que estaba muy guapa y que era feliz teniendo una hembra hermosa como yo. Intentó convencerme para que volviéramos a hacer sexo, pero yo le suplique que me dejara tranquila, que me encontraba muy dolorida.

Esta vez me hizo caso y me dijo que me diera la vuelta y en la postura de la cucharita, se durmió placenteramente, totalmente aferrado a mí.

Mientras yo comencé a llorar y soltar lágrimas como una tonta, acordándome de lo que había vivido aquella noche, aunque, por otra parte, me sentía muy satisfecha por haber sabido complacer a un hombre, igual o mejor que cualquier otra mujer.

Ello me llevo a pensar, en barajar la posibilidad de continuar con Armando, pues si bien era un bruto, luego me acariciaba, me quería, me apreciaba y me trataba con delicadeza, como si yo fuera su mujer.

Lo vivido con Armando durante más de tres años, da para escribir un libro, pues me hizo conocer el sexo en todas sus facetas y me hizo vivir experiencias inolvidables.

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⏰ Última actualización: Mar 14, 2023 ⏰

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ARMANDO ME HIZO MUJERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora