Siempre fue alguien muy curioso, sus padres hicieron lo mejor para darle una vida que disfrutará, diría que la mayoría de veces era capaz de simplemente contarles a ellos de todo, tenía un lugar seguro, tiene un lugar a donde volver para que lo escuchen,aún así le llamo la atención una casa de la cual no se escuchaba ruido... Entre unas paredes enormes que parecían guardar algo del cual la gente no debía saber, eso era extraño, talvez demasiado para él, quien vivía en una casa de la cual la gente era capaz de escuchar hasta que tipo de música escuchaba.
━━ el es un monstruo, no deberías de tenerle mucha compasion - escucho decir, pero ¿realmente era tal cual?
Si bien se había mudado hace unos días no entendía del porque la gente hablaba así de alguien quien parecía tener dinero, por un momento se le cruzo la idea de que talvez el tipo era un encreido, pero lo descarto cuando conoció a Mariana, un castaño alto que le contó algunas cosas por parte que poco a poco fue uniendo, como si de un rompecabezas se tratara. Spreen, ese era el nombre del chico misterioso que vivía en aquella mansión, la cual estaba cubierta por paredes de cemento para evitar que lo vieran, para ocultar, para callar.
━━ el es malo? - pregunto por instinto, desde que había llegado a hablar con la gente que se cruzaba solamente había escuchado cosas negativas, nada le brindaba algo bueno si lo describían así.
━━ no, es solo que, cuando la gente se da cuenta del juicio justo nunca aceptan los errores - respondió, parecía firme, parecía seguro, al parecer el lo conocía más que a los otros.
━━ la gente me a dicho muchas cosas sobre él que no son tan... Buenas - comento cuando vio que podía seguir charlando sobre el tema, tenía que indagar sobre esa actitud tan contradictoria para él.
━━ lo sé, hay mucha gente que no suele ver las dos caras de la moneda pero creeme, el no es capaz de dañar a alguien sin ningún motivo - aclaro levantándose del césped - el tiene sus motivos para ser así y estar siempre a la defensiva - concluyó.
Eso dejo pensando al arácnido, la palabra "motivos" parecía ser más usada para disfrazar el hecho de que algo en su entorno ocasionó tal... Defensa en su actitud. No podía sacar conclusiones así por qué si, debía ser insistente con el hecho de conocer a ese tal Spreen.
━━ dime, algún día sale de su mansión? - pregunto riéndose un poco.
━━ sale por las mañanas, le gusta mucho pasear así que tal vez si madrugas te lo puedas encontrar - hablo relajado.
Una pequeña charla que había dado resultado, suspiro y cambio la conversación, sabía que su tiempo ahí no era mucho, si bien apenas y la tarde empezaba también tenía que ayudar con la mudanza que no se hacía sola.
Al emprender el camino de vuelta a su hogar volvió a toparse con aquella casa, muy lujosa, se quedó viendo por momentos, tratando de ver si su visión de arácnido lo ayudaba a ver más allá de las paredes, lograr que su curiosidad se saciará de una buena vez, pero no lograba nada, suspiro antes de escuchar el maullido de un gato. Un felino de color blanco como la nieve se pasó por sus piernas ronroneando, sonrío ante el gesto lindo y se puso de puntillas para acariciarlo, tratar de acariciarlo ya que apenas hizo la acción el gato se alejo, subió a un buzón y luego a la pared alta.
Roier trato de seguirlo hasta que se dió cuenta del buzón, un apellido "De Luque", extravagante pero fino, otro maullido del gato hizo que su vista subiera hasta arriba mirando al gato recostarse por unos segundos sacándole la lengua como si le hubiera ganado en algo.
━━ gato pendejo no me saque la lengua! Maleducado - le dijo para dispararle una pequeña tela de araña que el felino esquivo con mucha facilidad.
Iba a decir algo más pero una voz algo sería llamando a un animal lo interrumpió.
━━ pelusa - esa voz, el gato se paró mirando a dónde una ventana que estaba abierta de par en par, mientras que Roier guardaba silencio para evitar llamar la atención y poder ver de quién se trataba - dónde estás pelusa? - el gato empezó a caminar, se subió a un árbol caminando por las ramas del mismo hasta saltar a dónde la ventana, maullando feliz mientras se dejaba acariciar por una mano de uñas pintadas de color negro - dónde estabas wacho? Te busque por toda la casa, veni vamos a comer - se escuchó decir antes de ver cómo el gato decía un miau y se adentraba a la casa.
Roier se quedó ahí, pensando, pensando en la tremenda voz del chico al que lo acaba de espiar como una colegiada enamorada, no iba a negar de que si sintió a mil su corazón pero se debía más a la adrenalina del momento. En su mente solo cabía la posibilidad de encontrarlo mañana por la mañana... Verdad?
Después de todo necesitaba ver el rostro de aquella voz tan... Linda.
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