Vuelta a Clase

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La alarma sonaba a la siete en punto, me levanto bastante somnoliento y trato de apagarla como puedo. Me tallo los ojos unos segundos para despertarme.

-Lucas anda levantándote que vas a llegar tarde- decía mi papa desde la puerta con ese tono amable que lo caracterizaba.

-Ya lo sé pa- respondí cansado mientras me sentaba en la cama, el simplemente me sonrió y luego se fue.
Era costumbre que todas las mañanas, a la siete en punto, el ya tuviera su traje puesto, listo para tabajar.

Me quedo mirando el sol que entraba por la ventana, para ser la siete de la mañana estaba bastante soleado afuera.

A pesar de haberme dormido temprano ayer, aún sigo con sueño, no sé cómo voy a retomar la rutina escolar después dos largos meses de vacaciones.

-Vamos lucas que llegas tarde- decía papá desde la cocina.

-Ya voy- dije mientras me levantaba con desgano de la cama. Paso al baño para darme una ducha rápida y lavarme los dientes.
El agua tibia caía sobre mi , pasaba con mi mano, el jabón blanco por todo mi cuerpo, mientras me relajaba por la lluvia artificial que caía sobre mi cabeza.
Si les soy sincero, disfruto bastante todo este ritual, es uno de los pocos momentos (por no decir el único) en donde siento paz y tranquilidad con mi cuerpo.

Ya aseado completamente, voy hacia los placares de mi habitación en busca de ropa.
Con la ropa ya elegida, paso a hacer el otro "ritual" que siempre hacía todas las mañanas.

Me pongo frente al espejo de mi cuarto y comienzo a observarme detenidamente.
Una piel extremadamente pálida, mis pequeños ojos azules, mis rosados labios y mi pelo bastante rapado dejando ver solo algunos pequeño cabellos marrones.
Estas eran las pocas cosas que no me desagradan de mi cuerpo, salvo mi piel, no me gusta tener la tez tan blanca, aveces me siento un cadáver.

Después de ver las pocas cosas que tolero, paso a observar el verdadero problema.
Una panza circular y prominente, unas marcas moradas que estaban en casi todo mi cuerpo. Hombros, ombligo, brazos, axilas, abdomen y entrepierna, estas zonas están cubiertas por las famosas estrías, que no hacían más que recordarme lo gordo que soy.
Después están mis piernas, si les soy sincero me dan igual, ya que no se comparan con mi GRAN trasero.
Sin duda es la parte que más complejos me da, junto con mi panza.
Básicamente son dos bolas grandes y gelatinosas que están llenas de estrías.

Perdido en mis pensamientos escucho un grito desde abajo.

-DALE LUCAS QUE SE TE HACE TARDE-

Exaltado por el grito de mi padre, me visto rápido para ir de una vez al colegio, ya con la ropa puesta me veo al espejo una última vez.
Llevo un suéter blanco, unos pantalones marrones y unas converse negras.

-Bueno como siempre esto es lo mejor que puedo lograr-

Bajo las escaleras, me encuentro en la cocina con Carlos, mi papá, que estaba guardando unos documentos en su maletín y Tom, mi gato que me observaba desde la mesa curioso.

-Por fin bajaste nene, qué te pasó en el baño? Te ahógate?- preguntó entre risas.

-No sabía que ponerme, por eso tarde tanto-

-Quedate tranquilo, con cualquier cosa siempre vas a estar lindo hijo- decía mientras besaba mi frente- Ah y acordate que hoy llego tarde-

-Para variar- respondí irónico, el simplemente sonrió y se despidió de mi.

-Suerte en tu primer día, pásalo lindo- dijo mientras cerraba la puerta.

Miro mi celular, eran las 07:20 tengo veinticinco minutos todavía antes de entrar. Suspiro con pesadez y me dirigo a la cocina, para hacerme el desayuno.
Como a papá no le gusta la cocina, casi siempre la comida la hago yo.
Me sirvo un café y preparo dos tostadas para desayunar. Mientras me alimento, abro WhatsApp.

Long Kiss Good Bye Donde viven las historias. Descúbrelo ahora