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𝟢𝟩. Han Jisung

Alrededor de las cuatro de la mañana, el peliazul de mejillas esponjosas esperaba recostado en la cama de Lee a que éste mismo o Hwang hicieran aparición en el distrito. Abrazaba su almohada con el aroma de su ex novio y hacía su mayor esfuerzo por no quedarse dormido.

Su pecho dolía y su garganta apretaba cada vez que intentaba pasar el nudo infernal que lo torturaba, pensando y sabiendo perfectamente que estaba perdiendo gradualmente el amor de Minho.

Hacía días que el mayor ya no lo buscaba, cuando antes cada que rompían, éste volvía casi rogando y destrozado, pidiendo perdón incluso si Jisung estaba seguro que la mayoría de veces eran culpa suya; pero ya no más.

No lo había notado hasta entonces, sin embargo el verlo sonreír de esa forma a Hyunjin fue su golpe de realidad.

Se había confiado de más y lo sabía muy bien. "Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde".

Creyó que Lee nunca sería capaz de reemplazarlo, de ver a alguien más con esos ojos chispeantes, de mostrarse dulce y atento, o débil y vulnerable con otra persona que no fuese él.

No pensó nunca en la posibilidad de perder a Minho por otra razón que no fuera la muerte.

Y jodía, le ardía el pecho, le pesaba la cabeza, le destrozaba de todas las maneras posibles perder lentamente a la persona más importante en su vida porque alguien más pudo ofrecerle lo que él dejó de dar con el paso de los años.

No obstante, todavía no era demasiado tarde, Lee seguía siendo débil ante él, lo sabía y lo aprovecharía.

Minho y Hyunjin regresaron al distrito al amanecer, el pelirosa había querido quedarse más tiempo en la colina, pero el mayor tuvo que negarse porque ya habían pasado toda la noche afuera sin avisar y no quería que se armara un problema mayor por su desaparición repentina.

Dando pasos cortos y silenciosos se adentraron al edificio principal, hasta que una maldición bajita salió de los labios del menor junto al ruido de una figurita de cerámica rompiéndose.

Minho se dio la vuelta y dedujo por la manera en la que se sobaba la espinilla, que se había pegado con un mueble.

---- Hyun, únicamente te pedí entrar y llegar hasta la habitación en silencio.

---- Pues perdón por no ser un estúpido gato como tú para poder ver en la oscuridad. ---- se quejó frunciendo el entrecejo, todavía sobando su pierna.

Minho rodó los ojos pero terminó poniéndose de cuclillas y levantando el pantalón del menor hasta la rodilla, revelando su reciente moretón.

---- Creo que tenemos ungüento para golpes, puedo ponerte y sobarte si quieres.

---- Es irónico que te preocupes por un simple golpe mientras tú tienes las piernas llenas de cristales, golpes y sangre seca por tu estupidez de anoche.

El mayor liberó una sonrisa corta y breve sin mirarlo a los ojos, Hyunjin notó con eso que era algo de lo que prefería no hablar, por ello hizo que se levantaste y rodeó con un brazo su cintura para acercar y unir ambos cuerpos.

Le brindó una sonrisa tranquila y retiró los mechones pelinegros que interferían en ese rostro que parecía esculpido a mano. Estaba seguro de que nunca dejaría de sorprenderse por la belleza de Lee, era tan atractivo cuando hacía ejercicio, cuando salía de la ducha, cuando lo tenía encima suyo, envueltos entre sábanas, cuando tenía su rostro despejado de su cabello por el viento al ir en la moto, cuando recién despertaba y estaba hinchadito, cuando se concentraba en algo e incluso cuando se enojaba.

---- Eres tan irreal de lo precioso que eres. ---- pensó en voz alta, pero no le importó porque Minho se sonrojó primero.

---- Hwang...