Una chica corría rápidamente entre los angostos callejones de la ciudad, su corazón latía a mil por hora y su vista se estaba volviendo borrosa. Sus piernas suplicaban detenerse y su oído le decía que la estaban alcanzando; se metió entonces a un estacionamiento abandonado y se recostó en el suelo para meterse debajo de un carro que extrañamente se encontraba ahí, cubrió su boca y nariz con ambas manos y suplicaba mentalmente que alguien la ayudara.
Cuando no escuchó ningún sonido, se alegró bastante, pero su felicidad se terminó al sentir unas manos sujetando sus piernas con mucha fuerza y después era jalada bruscamente al exterior del carro. Cuatro hombres la veían con una sonrisa que no prometía nada bueno mientras mostraban cuerdas gruesas y viejas, rollos de cintas y cámaras de video.
Uno de esos hombres, se le acercó al rostro y ella por instinto le escupió en la cara para tratar de alejarlo, acción que el hombre no vió con buenos ojos y se limpió el rostro para después darle un puñetazo en la mejilla haciendo que escupiera un diente y lágrimas comenzarán a salir de sus ojos. Antes de que le hiciera otra cosa, su cabeza fue atravesada por una estaca de hielo que cayó del techo; los otros tres intentaron correr a la salida, pero sus piernas fueron atravesadas por estacas de hielo más gruesas y más heladas. La chica miró por dónde habían llegado las estacas y observó a alguien que se veía de su edad caminando lentamente mientras escribía algo en un cuaderno que llevaba en sus manos.
El chico levantó la vista y observó los ojos rojos que lo veían desde el otro extremo. Un sonrojo apareció en sus mejillas y bajó la cabeza nuevamente para seguir escribiendo, luego de unos minutos, sacó dos monedas de uno de los bolsillos de su pantalón y tocó tres veces al aire; la chica miró confundida la acción y quiso preguntarle si se encontraba bien, pero cuando quiso hablar, una puerta aparecío delante del chico y se abrió revelando una silueta levemente pequeña que lo veía con un poco de curiosidad. Se levantó tambaleante y caminó a paso lento tratando de llegar a dónde estaban, tenía la intuición de que ellos podían ayudarle y no quería desperdiciar la oportunidad
???: Disculpen
Su voz apenas se escuchó, ambos la voltearon a ver, uno con desinterés y otro con vergüenza
???: ¿Podrían llevarme, por favor?
La silueta más pequeña chasqueo los dedos y los hombres junto al cadáver desaparecieron
Yael: tu pago ya fue declarado, Charlie se encargó de pagar tu peaje
La chica miró al más alto y un notable sonrojo aparecío en sus mejillas y agachando la cabeza agradeció su amabilidad. Yael los obligó a entrar a la puerta y al hacerlo, ella se sorprendió de ver una sala de oficina amplia y en el extremo contrario, una gran mesa de madera se hacía presente, detras de la mesa, una silueta femenina revisaba unos papeles mientras susurraba algo al aire. Cuando notó la presencia de los tres individuos, dejó de hacer lo que estaba haciendo y levantó la cabeza para ver de frente a los tres
Deiad: ya fueron capturados, el pago por el trabajo lo recibirás en recepción, *observa a la ojirroja* y veo que encontraste a una nueva. Dime niña, ¿Que eres y cómo te llamas?
La ojirroja tenía miedo, podrían ser sus últimas palabras y no quería eso
Lyra: me llamo Lyra, soy una vampira
El lugar quedó en silencio por unos segundos, Lyra escuchaba como su corazón latía a mil por hora y sentía como la sangre se movía rápidamente por sus venas. Hasta que la risa de Deiad comenzó a inundar el lugar rápidamente
Deiad: *dejando de reír* lo siento, es que me da gracia que una integrante de uno de los clanes más poderosos y soberbios sea tan débil como para no poder defenderse de unos simples humanos