Es difícil escoger entre la luz y la oscuridad en tiempos tan inestables.
Bloom se marchó al reino de la Ocuridad ignorante de lo que se encontraría allí. Mientras ella se adentra en un lugar totalmente olvidado por el Otro Mundo, a lo que cada día...
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Ciudad de Solaria, Reino de Solaria
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Una hora antes. . .
Silencio.
Era casi media noche, las chicas estaban todas acostadas en sus respectivas camas, Stella y Aisha durmiendo plácidamente.
Pero Adreanna seguía despierta, estaba preocupada. La situación no le gustaba un pelo.
De repente, alguien entró en la habitación sigilosamente.
La peliengra se sentó sobre ella misma, a lo que miraba detenidamente a la figura que acababa de entrar, sus ojos brillaron violeta y se tranquilizó al notar a Beatrix.
Que se acercó a ella al verla despierta.
—¿Qué haces aquí?—susurró la peliengra para destaparse y levantarse de su cama.
La castaña suspiró, inquieta.—He venido con Grey a sacar a Musa de aquí.
Adreanna frunció el ceño.—¿Qué? Se suponía que te marchabas.
—¡Y eso pensaba hacer!
—¿Entonces qué haces aquí?
—¡Acabo de decírtelo!—susurró-gritando a la vez.
La princesa de la oscuridad estaba confusa, no entendia del todo lo que pretendía Beatrix.
—¿Qué coño está pasando?—volvió a preguntarle.
La castaña suspiró cansada.—He venido con Grey, vamos a sacar a Musa ésta noche.
—No podemos, ya tenemos un plan para eso.
Pero la hada del aire negó con la cabeza.—Todos sabemos que los planes nunca funcionan, además Grey podrá acabar fácilmente con los guardias. Es un brujo de sangre.
De repente las luces se encendieron.
Las dos chicas se asustaron a lo que miraron sorprendidas a Stella y Aisha, que estaban con los brazos cruzados.
La princesa de la luz se sorprendió al verla allí.
