"Raras impresiones"
°||Pronombres utilizados: Él
Las noches heladas no te eran ajenas, te han acompañado cada noche desde tu niñez. Un frío que calaba desde tu corazón, rasgando y despellejando la carne hasta aferrarse dolorosamente a tus frágiles huesos. Ninguna manta, ropa abrigada o incluso acurrucarte sobre ti misma podrían frenar. Tan persistente como voraz, tu única compañía.
Pero esta noche, tu fiel compañera no estuvo presente.
Te has acostumbrado tanta a su presencia que su ausencia se llena con una extraña incomodidad. Tu cuerpo dormido intenta entender la falta del habitual frío, removiéndose contra la extraña superficie. Recuerdas que la pequeña almohada que usaste antes de dormir no desprendía una reconfortante calidez. Calidez.
Tienes borrosos recuerdos entre tu dormitante consciencia, las raras ocasiones en que tu madre dormía contigo para ahuyentar a los infantiles miedos nocturnos, el cálido y amoroso abrazo que solo una madre podía proporcionar. De forma inconsciente, buscas aferrarte a esa desconocida fuente de calidez que de forma entrañable te hace sentir segura y a salvo.
Una exhalación sale tus labios cuando una mano acaricia con ternura desde tu frente hasta la mitad de tu cabeza.
Sientes el suave arrullo, una pequeña melodía de cuna que dulcemente te susurraba y tenía un efecto calmante en tu cuerpo estresado y agotado. No sabes cuándo fue la última vez que tuviste un descanso tan placentero.
—Pequeño cometa— Una voz lenta y baja se escucha en el fondo de tu cabeza.—Pequeño cometa, es hora de despertar.
Tus párpados tiemblan mientras un sonido sale de tus labios que rápidamente se transforma en un bostezo. Con pesadez, abres los ojos y todo lo que ves es oscuridad.
La sensación de paz se ve usurpada por el instintivo miedo a la oscuridad que siempre te ha perseguido. Con torpeza y desesperación comienzas a palmear tus costados buscando la linterna.
Farfulleas con desenfreno una pequeña súplica para que la linterna mágicamente aparezca, las lágrimas pican en la comisura de tus ojos por el abrumador terror que crece desde la boca del estómago hasta formar un nudo en tu garganta.
Tu mente estaba tratando de ponerse al corriente, entorpeciendo tus movimientos. ¿Que estaba pasando? ¿Donde...donde..?
—Pequeño cometa.— Aquella voz lenta y baja nuevamente hace acto de presencia, sobresaltándote y dejando escapar un pequeño grito aterrado de tus labios. Cuando volteas, notas aquellos brillantes ojos rojizos en la oscuridad. Observandote mientras de forma tan patética y desesperada buscabas tu linterna pérdida, linterna que él tenía en su metalica mano.
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Niño grande|| Sundrop/Moondrop×Reader
FanfictionSundrop no sabe como lidiar con personas que sobrepasen los 10 años, eso te convierte en un niño grande. Esta bien, no debe haber tanta diferencia entre un infante y un niño grande...¿verdad?