Me había quedado dormida es por eso que cuando quedaban unos pocos minutos para que Harry viniera a recogerme, empecé a prepararme. Estaba a punto de darme una ducha rápida pero alguien tocó a la puerta. Me puse la bata y bajé apresuradamente las escaleras, abriendo y encontrándome al castaño vestido de forma casual.
– ¿Vas a ir con eso? No te juzgo, yo me visto como un viejo pero creo que estás cruzando un límite – comentó Harry cuando me miró de arriba a abajo.
– No seas tonto, entra – agarré su mano y le guié hasta mi habitación – Me quedé dormida así que quédate aquí mientras me ducho – cogí todo lo necesario y dejé a Harry solo, quien se encontraba observando cada rincón de mi habitación.
Terminé de prepararme en quince minutos. Volví al cuarto y me encontré a Harry probándose mis gafas de sol mientras bailaba de un lado a otro mirándose al espejo y tarareando una canción.
– ¿Qué haces? – pregunté aguantándome la risa. Harry no me había visto por lo tanto saltó del susto y se quitó las grandes gafas rosas y cuadradas adornadas por pequeños diamantes. Me miró a través del espejo y se sonrojó.
– Es que vi estas gafas y no pude contenerme. Son muy bonitas, me sentía como una estrella con ellas puestas. Una combinación entre Elton John y Mick Jagger.
– Bueno, sí que bailas un poco como Mick Jagger – dije finalmente riéndome – Puedes quedártelas si quieres, no las utilizo.
– ¿En serio? – preguntó no muy seguro. Yo asentí mientras metía las cosas en el bolso para poder irnos. Tras unos minutos pensativo, Harry volvió a hablar – Ese vestido te queda muy bien, estás muy bonita.
Me sonrojé y le agradecí con una sonrisa, evitando su mirada pues sabía lo que pasaría dentro de mí si lo miraba. Al principio, no me había fijado en lo que él llevaba puesto pero me tomé el tiempo en hacerlo. Llevaba unos pantalones vaqueros rectos junto a una blusa blanca, unas vans estropeadas y un gran cárdigan de muchos colores. Además, su cuello era adornado por un bonito collar de perlas y sus dedos por numerosos anillos.
– Tú también te ves muy bien, Harry. Me gusta el cárdigan.
– Lo siento, no puedes quedártelo, lo utilizo mucho pero si quieres te puedo dejar mi collar – yo rodé los ojos con una sonrisa.
– No hace falta – me dirigí a mi mesa de noche, donde tenía un joyero. Lo abrí y cogí un collar de perlas exacto al suyo – Ya tengo el mío – me acerqué a él dándole la espalda con la intención de que me lo pusiera. Podía sentir sus nudillos en mi nuca, haciéndome cosquillas, sintiendo una electricidad que no había sentido nunca y tras unos segundos ya me lo había colocado. Me di la vuelta para encararlo.
– Hey, mira, ahora vamos a juego – Harry se emocionó, dedicándome una gran sonrisa. No pude evitar acercar un dedo a su hoyuelo y tocarlo, acto seguido Harry frunció el ceño pero no borró la sonrisa.
– Anda, vamos.
Nos dirigimos al coche del castaño, quien me abrió la puerta dejándome pasar. Harry colocó las gafas que le había regalado en el retrovisor interior. El viaje en coche fue corto por lo que llegamos al centro comercial rápidamente, sin embargo, habíamos llegado veinte minutos tarde de la hora acordada.
– ¡Aleluya! – exclamó Amelia cuando nos acercamos a ellos – ¿Qué estaban haciendo? ¿Por qué tardaron tanto? – Lia y Niall se dieron una sonrisa cómplice, no obstante, Harry y yo no contestamos, rodando los ojos a la vez.
– Ves – dijo esta vez Niall dirigiéndose a Amelia – Tal para cual.
– ¿Y por qué no te callas un ratito, Niall? – habló Harry tomando a su amigo de la nuca, arrastrándolo dentro del centro comercial.
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Infinity↻h.s
FanfictionUna y otra vez el recuerdo de tu tacto recorriendo cada centímetro de mi cuerpo, atormentándome cada noche. Suaves palabras escapan de tus labios color cereza y tras unos pequeños melodiosos gemidos, lo vuelves a decir: "Eternamente, Harriet" Precio...