Capítulo 3

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— Es aquí — dijo Niall aparcando el coche delante de una gran casa color blanco y aqua

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— Es aquí — dijo Niall aparcando el coche delante de una gran casa color blanco y aqua.

— ¿Aquí? — pregunté nerviosa. No me importaba conocer a gente nueva, de hecho, me encanta, sin embargo, era muy mala para hacer amigos, siempre he sido una persona socialmente torpe, no sé sacar temas de conversación y mucho menos mantenerlos, aún así, siempre que se me ocurre algo de lo que hablar acaba siendo extremadamente incómodo y raro.

— Venga anda, no seas boba — salió del coche, lo rodeó y abrió mi puerta sacándome a jalones de este, acercándome poco a poco la casa — además, si a harry le caigo bien yo, tú le caerás estupendamente.

— ¿Harry? — pregunté confusa. Ahora que lo recuerdo, nunca me llegó a decir el nombre de su amigo.

— Sí — dijo rápidamente mientras tocaba la puerta con algo de fuerza. A continuación corrió hacia el coche y puso este en marcha. Abrí los ojos como platos totalmente horrorizada y a punto de echarle una gran bronca a mi amigo, sin embargo, la discusión fue interrumpida puesto que la puerta frente a mí se abrió lentamente, dejándome ver al misterioso pianista.

De repente, un chico alto apareció en mi campo de visión. Sus rizos color chocolate estaban peinados hacia atrás, sin embargo, algunos se escapaban rebeldemente por su frente, cayendo sobre esta de forma casi perfecta. Sus ojos color esmeralda eran realmente bonitos y a la vez intimidantes, sentía que podía analizarme profundamente si quisiera y ¿quién sabe? Quizás lo hacía. Sus labios color cereza hicieron una pequeña mueca y su mano, la cual se encontraba repleta de anillos, se movió hasta su nuca, la rascó lentamente algo incómodo.

— Bien...¿me dirás quien eres? — su voz grave y ronca se hizo presente, un pequeño cosquilleo recorrió mi espalda ante la agradable sensación que me había causado.

— Uhm ¿sí? — tosí nerviosa — No, quiero decir sí, es decir, te lo afirmo, la verdad es que no tengo ni idea de por qué te lo pregunté, ni siquiera pretendía hacerlo sólo se me escapó ¿entiendes? — una risita por su parte me hizo darme cuenta de lo mucho que estaba hablando y de lo estúpida que estaba sonando. Avergonzada agaché la cabeza, mirando mis zapatos como si fuesen lo más entretenido.

— ¿Cómo llegaste hasta aquí, parlanchina? — preguntó burlón. Le miré rápidamente sorprendida debido a aquel mote que había decidido ponerme, notando su sonrisa burletera.

— Niall me trajo — señalé hacia atrás — está ah... — mi voz se fue apagando poco a poco cuando, al girar mi cabeza hacia atrás, me di cuenta de que Niall ya no estaba allí — idiota.

El chico, el cual se llamaba Harry, o eso me había dicho Niall, empezó a reír lo que causó que sonriera tímidamente. Sentía un poco de vergüenza pues acababa de quedar como una estúpida gracias a Niall, no obstante, esto no quedaría así.

— Ya sé quién eres. Entra — se colocó a un lado de la puerta y me invitó a pasar, eso hice. Una de sus manos en su cintura y la otra sujetando el gran portón color aqua. Entré lentamente, asombrada ante la gran casa en la que vivía. Era moderna, sin embargo, era totalmente acogedora. Los sillones negros y de cuero colocados perfectamente en dirección a la televisión, una pequeña mesa en medio con una cerveza y un libro encima de esta. Tras los sillones había una gran escalera que daba al piso de arriba, las paredes estaban decoradas con cuadros y pósters de cualquier artista o película pero, lo que más  llamó mi atención se encontraba al final de la sala. Había un gran espacio con un piano de cola negro y gigante colocado al lado de un enorme ventanal que daba vistas hacia su jardín.

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