"... algunos corazones se entienden incluso en silencio..."
d a n c i n g w i t h t h e d e v i l
a peaky blinders fanfic
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Gianna Lennox aún recordaba el día que se habían ido. Perfectamente lo hacía. El día que ellos se habían subido a ese maldito tren, los había perdido a todos.
Lo único que la gran guerra les ocasionó fueron tragedias.
Los Lennox habían perdido a la cabecilla principal de la familia en el campo abierto, el señor Sebastian Lennox murió en 1916 en la batalla del Somme. Una carta que recibió Gianna les contó el suceso.
Aquella carta rompió sus corazones, Gianna recordaba haber abrazado a sus hermanas después darles la noticia y escucharlas romper en llanto.
Cuando la guerra dió fin, todos miraron al cielo y agradecieron a dios, Gianna lo hizo también, pero cuando tuvo a sus hermanos enfrente, no lo hizo de nuevo. Se miraban como sus hermanos, pero nunca más volvieron a ser los hermanos que tuvo antes de que se marcharan en aquel tren.
Eric era el menor, tenía diecinueve años cuando se marchó. La sonrisa con la que regresó estaba rota. Dante tenía veintidós años. La guerra se había robado el brillo en su mirada. Bash era el mayor de todos, tenía veinticinco. Subirse a ese tren lo hizo olvidar todo lo que alguna vez conoció como felicidad.
Bash siquiera podía mirar las medallas que había ganado, Dante no dormía y comenzó a beber demasiado, Eric prefería no hablar.
El tiempo les dio gloria pese a todo, fama incluso.
La familia Lennox se había abierto camino en la buena vida únicamente gracias al señor Sebastian Lennox, que llegó a ser un gran entrenador de caballos de carreras antes de la guerra. Gianna había heredado el mismo amor por los caballos que su madre y padre. La señora Lennox había sido la inspiración de lo que el señor Lennox pensó que iba a ser el negocio familiar.
Pero Sebastian tuvo otras ideas. Otras ambiciones.
Billy Kimber le ofreció mucho a cambio de poco. Los hermanos Lennox se encargaban de las apuestas ilegales al norte del país, a cambio de que Gianna se encargara de los caballos del señor Kimber.
En Manchester los jodidos jefes eran los Lennox, todos lo sabían. Billy Kimber hacía negocios con Sebastian Lennox, deseando un futuro brillante para ambos. Era humillante lo enamorado que Billy Kimber estaba de Gianna Lennox y todo lo que le ofrecía a su familia por ello. Aún así, ellos lo disfrutaban.
