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CABALLEROS DE GRYFFINDOR

Severus Snape, James Potter y Sirius Black.



James había soñado toda su vida con ser un héroe. Sus furiosa ganas de salvar a la gente nacieron cuando su padre comenzó a contarle esas fantásticas historias muggles donde el caballero rescataba a la princesa y lograba derrotar al villano con increíbles hazañas, años más tarde descubriría el gigante mundo de los cómics de superhéroes, que sólo ampliaron su horizonte para ser el héroe perfecto.

Para el comienzo de primer año en Hogwarts la idea no había muerto en absoluto, incluso podría asegurar que su necesidad de ayudar a la gente había aumentado luego de ser seleccionado en la casa Gryffindor, James lo había tomado como una señal del destino.

Buscó innumerables ocasiones para ser un héroe, Sirius, su mejor amigo para el momento y quien ya había sido introducido al mundo de los superhéroes por su persona, había estado acompañando en cada una de sus pequeñas aventuras, aunque ninguna de ellas fue realmente interesante o dignas para ser llamado héroe como tal.

Lo más heroico que habían logrado en esas semanas de clases había sido el alejar una abeja de Leroy, el perro de Hagrid, y ayudar a otro primer año a llegar a su salón de transfiguración, cosa que probablemente tampoco sabrían si es que su jefa de casa no fuera la misma profesora que impartía aquella materia.

Era ya final del mes y tanto Sirius como James estaban terriblemente frustrados por lo poco emocionante que estaba siendo la escuela, apenas y estaban comenzando con la práctica de algunos hechizos simples que ambos ya sabían debido a las enseñanzas en casa. Ambos caminaban a paso lento por los pasillos, sin importarles realmente el llegar tarde a encantamientos. Debido a que todos estaban yendo ya a sus clases, el castillo estaba casi vacío, así que ambos encontraron realmente raro que un grupo de chicos estuviera reunido en pleno pasillo, y lo que logró que fuera sospechoso es que todos parecían portar las túnicas de Slytherin.

Vale, James no tenía prejuicios con respecto a los Slytherin, la mejor amiga de su madre lo era y él no pensaba que la señora Lancaster fuera mala, sin embargo, algunos suelen ser algo pretenciosos y malintencionados, como Bella, la prima de Sirius. Así que, no pueden decir mucho si es que el duda exactamente de estos Slytherin.

—¿Qué crees que están haciendo? — preguntó Sirius a su lado

—Quizá están perdidos.

Un chillido agudo provino desde el interior del grupo, James ajustó sus anteojos e intentó enfocar su vista, lo que vió no le gustó para nada, el grupo de Slytherin se encontraba empujando de un lado hacía otro a una pequeña, delgada y pálida niña. James no perdió el tiempo, corrió hasta el grupo desenfundando su varita, con ella en alto gritó los primeros hechizos que se le habían venido a la cabeza, Sirius pronto se le unió, captando la escena tan rápido como él lo había hecho. Ambos lanzaban hechizos contra los Slytherin, ninguno de ellos hacía realmente daño, además de que el par de leones tenía una horrible puntería, sin embargo, los rayos que salían de sus varitas lograron ahuyentar exitosamente a todas las serpientes.

—¡Huyan cobardes!

Mientras Sirius despotricaba contra los atacantes, James se acercó hasta la niña que se encontraba encogida en el piso, le tendió la mano y le ofreció una amable sonrisa, ella dudó unos segundos mirando con desconfianza hacía su dirección, pero finalmente terminó aceptando la ayuda. Le ayudó a ponerse de pie con extremo cuidado, no sabiendo dónde es que podía estar lastimada, sin embargo, una vez de pie James notó que la niña en realidad era un niño y que, de hecho, también pertenecía a Slytherin. Su entrecejo se frunció con confusión.

—¿Por qué ellos te hacían eso? — preguntó.

—Son unos estúpidos y cobardes. — El enojo de Sirius era notable en su voz.

El niño de Slytherin solo se encogió de hombros mientras dirigía su mirada al piso donde estaban todas sus pertenencias, Sirius se dio cuenta antes que su amigo él y no encontró mejor manera de llamar su atención que estrellando su codo contra sus costillas, James gimió por lo bajo, aun así se hincó al lado de su mejor amigo, ayudándole a recoger las cosas del otro niño.

—No era necesario...— murmuró el Slytherin.

—Nosotros somos caballeros y héroes, ¡claro que es necesario!

Sirius hizo un sonido afirmativo apoyando sus palabras, aquello logró sacar una risita de los delgados labios del Slytherin, las mejillas de Sirius tomaron un ligero color rosa después de eso, James por el contrario se infló de orgullo al hacer sonreír al niño que hace unos minutos se encontraba asustado.

— Si quieres también podemos acompañarte a tu clase.

—No es problema, tenemos tiempo de sobra — le apoyó Sirius.

El niño negó con su cabeza mientras tomaba sus cosas de los brazos de ambos Gryffindor para guardarlas en su bolso, ambos ayudaron al pelinegro más pequeño con sus pertenencias, asegurándose que todo quedara perfectamente ordenado.

—Gracias, eh...

— Sirius Black, a tu servicio — su mejor amigo dejó un beso en el dorso de la mano del Slytherin, consiguiendo a cambio un ligero tono rosado en las mejillas contrarias..

— James, James Potter. — él en cambio, hizo una exagerada reverencia, él chico río cantarinamente, Sirius a su lado bufó.— ¿Y tu eres...?

— Severus, aunque mi mejor amiga Lily me llama Sev, pero mi mamá a veces me llama Verus...

—Sev es lindo, como tú.

Un otro muy lindo sonrojo cubrió las mejillas de Severus, que a James le hubiera gustado mucho más si la razón de ello fuera por él y no por su amigo. Frunció su entrecejo.

— Me gusta más Verus, tiene un toque bastante dulce.

Severus asintió de acuerdo con su comentario, James no pasó por alto su oportunidad para mirar a su mejor amigo recalcando que el apodo que él había elegido era más indicado para el lindo chico de Slytherin.

—Gracias, otra vez chicos, son unos muy buenos héroes y caballeros.

En un acto nada esperado por ambos Gryffindor, Severus dejó un casto beso en la mejilla de ambos en agradecimiento, antes de salir corriendo por el pasillo dejándolos a Sirius y a él pasmados, y aunque le costara admitirlo, sonrojados..

—¡Hasta luego mi príncipe! —se despidió una vez pudo salir de su estupor.

Un fuerte empujón le hizo apartar la mirada de la espalda de Severus, James miró con el ceño fruncido a su mejor amigo que se encontraba de brazos cruzados mirándolo como si hubiera cometido la peor de las traiciones.

— ¿Mi príncipe? ¿Enserio?

— Es la primera persona que salvo, merece él título. — se defendió.

— Salvamos, James. — corrigió Sirius — Ambos, no solo tú y eso significa que no es solo tuyo.

James chistó, no completamente de acuerdo con su amigo, sin embargo, al final cedió.

—Bien, entonces es nuestro príncipe, no me gusta compartir pero como somos mejores amigos super héroes y caballeros, supongo que esta bien si lo hago contigo.

Sirius asintió feliz por el acuerdo al que habían llegado. Ambos Gryffindor se dieron media vuelta por el pasillo para dirigirse a su siguiente clase, ya iban bastante tarde pero seguro que el profesor Flitwick entendería que su demora se debía por cumplir su deber como super héroes y caballeros de Gryffindor. Ambos mejores amigos salieron corriendo por el pasillo.

El Cajón del PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora