El Cajón del Príncipe

II

2

CHILDREN

Severus Snape y Peter Pettigrew.

Se lanzó con cansancio hasta el gran sofá de su sala de estar, sus ganas de llorar aumentaron una vez su espalda tocó el acolchado, la mezcla de sentimientos se había atorado en un nudo doloroso en su garganta. Las últimas semanas habían sido increíblemente agotadoras, no solo por la cantidad increíble de trabajo que había tenido, sino también por la entrega de sus últimos exámenes y su correspondiente tesis para graduarse de la universidad. Él realmente pensaba que no había hecho algo decente con sus escritos universitarios, ya que en su última semana de clases sus mellizos habían enfermado terriblemente, y Peter debía repartirse entre su asqueroso trabajo como camarero, sus deberes como estudiante y el cuidado de sus hijos de apenas cinco años. Ahora con su boleta de notas en su mano sentía que todo había valido la pena.

Peter había aprobado cada una de sus clases y con las mejores calificaciones, era técnicamente un abogado, aún le faltaba la fiesta de graduación y recibir oficialmente su título, pero aquello ya era pan comido.

— ¡Papi, Sirius está molestándome!

—¡No es verdad, James es un mentiroso!

Dos pequeños cuerpecitos se lanzaron sobre su estómago, quitándole momentáneamente el aire. Suspiró con cansancio mientras se acomodaba en el sofá para que los tres estuvieran cómodos, se quedó mirando a sus dos bolas de problemas que aún seguían discutiendo a su lado y luego miró la leve lluvia que caía afuera.

— Bien bestias, el primero en ponerse las botas y el impermeable recibirá un helado de tres sabores.

Sus dos hijos se levantaron rápidamente del sofá para comenzar a correr hasta la habitación que compartían, empujándose el uno a otro para llegar primero, Peter agradece enormemente en ese momento el no tener una segunda planta en su hogar, porque seguramente Sirius y James se hubieran matado en alguno de sus juegos.

Caminó hasta la entrada de la casa donde él tenía sus botas de lluvia y su abrigo, sus hijos aparecieron en la puerta justo cuando él terminaba de acomodarse la ropa, rodó los ojos divertido al ver a sus dos pequeños con sus impermeables mal abrochados mientras le sonrían inocentemente. Peter se agachó hasta la altura de ambos, arregló el impermeable de James para abotonar correctamente este, aprovechó de arreglar los anteojos de su hijo, luego fue hasta Sirius que tenía un desorden horrible en su cabello, ordenó un poco su larga cabellera antes de hacerle una rápida trenza.

—¡Gracias, papi! —chillaron ambos a coro.

Peter a veces se preguntaba si sus hijos eran descendientes de esa criatura mitológica chillona de la que alguna vez leyó, ¿cómo era que se llamaba? Batshe, Blanshee o algo así.

—Sus gorros y sus guantes, niños.

Ambos niños colocaron sus prendas, esta vez de manera correcta, para alivio de Peter.

— ¡Las mascarillas, papá! — James le miraba con su ceño fruncido, su hijo de cinco le regañaba y no sabía cómo sentirse con eso.

—Bien, bien... No hay por qué ser violentos.

Sirius y James rieron ligeramente ante su tonta broma, Peter quería profundamente que sus bebés no crecieran para que le siguieran queriendo tanto como ahora.

Le dio a James su mascarilla de Spiderman mientras que a Sirius le tendió la que tenía estampado de lobos, su hijo se había obsesionado increíblemente con ellos luego de que los tres vieran Teen Wolf, el menor de los mellizos anhelaba convertirse en un Alfa verdadero tal y como Scott McCall lo era en la serie, por otra parte James buscaba desesperadamente ser mordido por una araña para convertirse en el hombre araña británico, debido a ello Peter tenía un especial cuidado cuando James se quedaba en silencio por más de dos minutos, la última vez que lo hizo lo pillo hablando con una araña —bastante grande para ser inofensiva— y rogándole porque lo mordiera, al rubio casi le da un infarto en ese momento, por suerte en Londres no había Lobos porque sabía con certeza que Sirius intentaría algo similar con esos animales.