El estrés de vivir en una ciudad tan ajetreada puede hacerte tomar decisiones tan impulsivas como irte de vacaciones a una isla completamente extraña sin saber absolutamente nada de ella.
Tienes dinero, lo puedes hacer todo ¿A quien no le gustaría...
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El olor fresco de una mañana tranquila y relajante, chocaba con el rostro de Wang Yixiang, un joven taiwanés que vivía en Tokio-Japón, una de las ciudades más ajetreadas de todo Japón y Asia como tal. Vivía ahí por las empresas y trabajos de sus padres. Él tenía una estabilidad económica muy buena, nunca le hizo falta nada y no vivió en un entorno hostil ni tóxico, solamente vivió la soledad y abandono, pues sus padres nunca le dieron la atención suficiente que el necesitaba. Ellos estaban tan ocupados que desde que era un niño nunca tuvo una relación tan íntima con ellos, siendo cuidado por su abuelo paterno, quien lo tenía muy bien educado y lo formó con humildad -lo cual les hacía mucha falta a sus padres-.
-Abuelo, yo sé que a ti te hubiera encantado viajar mucho más conmigo, a mi también me hubiera encantado.. sé que tú aún estarás protegiendome en el cielo como la estrella brillante que eres.- Yixiang se encontraba observando una fotografia de su abuelo y él mismo. Lamentablemente su abuelo había fallecido dos años atrás, antes de que Él cumpliera los 20 años de edad, edad donde ya sería legal. Wang Mashiho después de su muerte le había heredado absolutamente todo a Nicholas, desde su dinero en las cuentas bancarias, hasta todos y cada uno de los terrenos y empresas que estaban bajo su nombre. Era obvio que Yixiang no se podía hacer cargo de todo eso así que decidió darle un traspaso de vienes a sus padres, entregándole las empresas y dos terrenos. Quedándose Él con todo lo demás.
Sus padres no protestaron pues eso implicaba que ellos ya no gastaría dinero en el, pues ya tenía soporte económico para vivir sin hacer absolutamente nada.
Nicholas había estudiado la carrera de bellas artes, teniendo un talento innato para la moda y era algo que le gustaba en demasía. Pensaba en ejercer su profesión como diseñador privado, pero las situaciones que había vivido durante esos dos años lo habia dejado agotado, necesitaba un respiro de la asfixiante cuidad de Tokio.
Existía algo que inquietaba a Nicholas, y eran unos papeles de propiedad que había heredado sobre una "isla" que nunca había escuchado hablar, esta era propiedad de su abuelo, pero parecía algo improbable pues no existía ningún tipo de ruta para llegar ahí, o eso era lo que creía el. Después de buscar en varios cajones y pilas de papeles encontró un mapa algo viejo y desgastado, indicaba con una cruz roja carmín el nombre de la isla que había leído anteriormente. Trató de investigar en internet sobre esto, pero no aparecía absolutamente nada de información, tampoco aparecía su ubicación, hasta indicaba que era un lugar inexistente.
Aquella isla nombrada κοράλλια -Korállia- no mostraba señales de que esta fuera en realidad algo verdadero. Eso era lo que no comprendía. Pero si su abuelo lo tenía era porque existía, Él señor Mashiho siempre fue alguien que le gustó mucho la adrenalina y la aventura, siempre a finales de año viajaba a distintas partes para hacer "investigaciones" para después volver y comprar los lugares que había "descubierto".
Nicholas en serio que deseaba ir a esa isla, había algo que le llenaba el ser de curiosidad y sentía que tenía que ir obligatoriamente. Había algo que lo llamaba, se sentía conectado a cualquier tipo de interacción o información que hubiera de este lugar, aún así fuera casi nula.
