O4 || Match

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Junichi le dice algo raro a Koushi.

No es como si el peliblanco no lo esperase, o como si el de gafas nunca antes haya dicho nada raro, pero esa vez le pilla un poco fuera de lugar.

"Ganad y te daré un regalo. Seguro que te gustará".

Y Sugawara no sabe que pensar, porque la última vez que alguien le dijo eso acabó siendo una salida a cenar a cualquier sitio.

No le gustó demasiado.

De todas formas, la sonrisa que Junichi le dedica hace que descarte el salir a cenar por ahí y que su mente divague hacia respuestas un tanto diferentes. Tal vez sea salir con él, tal vez sea una cita; puede ser cualquier cosa, viniendo de Shimizu.

—Entonces, ¡a ganar por Suga!

Es Daichi quien lo grita antes de salir a la cancha, mientras Suga se coloca en su puesto pareciendo más una gamba que una persona. El resto del equipo grita un "sí" que contesta a Daichi y les anima a ellos mismos. Koushi suspira, y desde las gradas, Junichi deja que la sombra de una risa suene.

A Kiyoko le hace gracia que su hermano y Sugawara se gusten y ni uno ni otro mueva ficha. Es una situación hilarante, mas no cree poder seguir aguantando que ambos jueguen al tira y afloja en sus narices por mucho más. Acabaría siendo exasperante, pero lo que menos quiere es obligarles a hacer algo que, puede, no se sientan listos para hacer.

Lo hará, si no hacen algo ellos mismos pronto.

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El partido acaba cuando ellos ganan el tercer set. Ganaron el primero y, como el segundo se les complicó cuando descubrieron su jugada, tuvieron que dejarlo y esperar al tercero. Eso sí, que no fuesen a ganar el segundo no quiere decir que no diesen guerra.

Fueron a darles esperanzar y joderselas en menos de lo que canta un gallo.

—Shimizu-kun, ¿qué es el premio de Suga? —Hinata demanda más que pregunta. Kageyama se asoma por detras de Tsukishima y Yamaguchi, con una ceja alzada y la misma curiosidad que en los otros tres rostros que tan atentos le miran. A Junichi le cuesta resistirse a los ojos de perro mojado que ponen el pelirrojo y el pecoso, pero no se lo dice.

—Mañana sabréis lo que es.

El rubio suspira, porque realmente creyó que Junichi se lo contaría; Kageyama hace lo mismo mientras recoge sus cosas. Junichi busca a Koushi en el vestuario, y va hacia él cuando le encuentra; Sugawara acaba de recoger sus cosas y se está acabando de colocar las bambas.

—Bonitas Jordan —dice el pelinegro cuando el otro acaba. Le regala una sonrisa y señala con la cabeza la puerta, a lo que Suga responde asintiendo la cabeza y levantándose para salir.

—Hasta mañana, Suga, Jun.

Es Daichi quien se despide el primero, como casi siempre, mientras que el resto lo hacen más tarde o simplemente mueven un poco la cabeza. Junichi se despide cuando Suga también lo hace, y abraza a su hermana.

—Consígueme esa administradora cuanto antes, no quiero pasar más tiempo del necesario atado a algo de lo que quiero pasar página.

—¿Estás seguro?

—Totalmente —Sonríe, y el resto lo dice en voz alta; —¡Nos vemos, Yoko!

Le da un beso en la mejilla, sonríe un poco y sale del lugar. A la chica no le da tiempo de despedirse, ni de intentarlo tampoco, porque la puerta del vestuario se abre de nuevo y aparecen Hinata y Yamaguchi.

—¿Te ha dicho cuál es el premio de Suga?

—No, la verdad es que no —ríe ella, divertida.

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Sugawara y Shimizu caminan un rato largo. Koushi le sigue en silencio, observando la ondulación del cabello de Junichi en las puntas y el movimiento suave de éstas, que parecen olas. Él le saca una cabeza, tranquilamente, y tiene que inclinar un poco el ángulo del cuello para verle bien, y parece tonto caminando con la cabeza gacha.

Pero no puede importarle menos.

Cuando ve que el pelinegro se va a girar, Koushi pestañea un par de veces y se hace el tonto. Sabe que Junichi sentía cómo le taladraba la nuca, aunque no le haya dicho nada.

—¿Intrigado?

—Un poco. La gente no suele decirme que tiene un "premio" para mi si gano un partido —remarca las comillas von las manos. —Me das un pelín de miedo, la verdad.

La risa boba que suelta cuando acaba la frase hace que Junichi sonría de una forma incluso más boba. Dios, le encanta este hombre.

—Ya hemos llegado al lugar. La sorpresa no es esto, igualmente.

Koushi mira al frente y, efectivamente, han parado en un lugar. Wow, increíble deducción, Sherlock.

(Ignoremos eso último.)

Están en un puesto de soba, uno particular. El carro lleva poco tiempo parado porque el aire aún huele un poco a gasolina, y la camioneta que tira de él aún echa humo por el tubo de escape. Ese puesto es tan famoso que se sorprende de encontrarlo en Miyagi.

—No me lo puedo creer.

—Y esto, mucho menos.

Dios mío. Dios mío, Dios mío, Dios mío. Al pobre Koushi se le ha olvidado cómo cojones se respira. Inspira, espira. Inspira, espira. Otra vez, y sigue haciéndolo.

El grandísimo hijo de puta de Shimizu Junichi le ha besado.

Ha sido suave, el típico beso de hacer chocar los labios y dejarlos así unos segundos, y ya. Pero ha sido tan mágico que Sugawara no tiene ni puñetera idea de por qué debería preocuparse de ese detalle. Por que es sólo eso, un detalle.

—Joder.

Junichi le mira con la cabeza inclinada a un lado, sin saber si ese joder es uno bueno o uno malo. Koushi se lleva una mano a los labios y los toca, como si tuviese miedo de que la sensación desaparezca o se le caigan.

—Joder, Jun.

—¿Qué?

—Bésame otra vez.

Junichi sonríe, y le hace caso.

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NdA. Y con esto, ¡llegamos al final! Aún queda un apartado más, así que esperad por ello –no es un extra, no me da la cabeza para tanto jaja.

¡Nos leemos!<3

genesis ft. sugawara koushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora