¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
II Acto - [El Norte]
Cállate Aemma, estoy aburrido de tus estupideces - ordenó molesto el mayor de los Stark.
Amargado - susurro a lo bajo la menor platinada mientras le sacaba la lengua al mayor.
Nunca madurarás, podrás ser una belleza pero eres solo una estupida consentida y hueca - arrojo con desprecio el mayor sin darse cuenta del daño que eso le ocasionó a su pequeña hermana.
Viseryon solía ser un joven bastante temperamental, no le gustaba ser molestado al contrario de su trilliza Aemma quien era parlanchina y demasiado hostigosa. El joven príncipe vio como a los ojos de su hermana se llenaron de lágrimas, y cuando se dio cuenta de lo cruel de sus palabras ya era muy tarde pues su joven hermana se había marchado corriendo.
Como puedo ser tan estupido - se dijo para sí mismo el joven mientras apretaba el mango de su espada.
No era secreto para nadie en la fortaleza de Invernalia el amor de ambos Targeryan- Stark, pues a pesar de ser hermanos habían desarrollado algo más de sólo un cariño fraterno, los jóvenes se gustaban, se amaban intensamente, y también se deseaban, eso quedó muy claro para todos cuando el príncipe Viseryon casi le arranca la cabeza a Orys Arryn pues propuso casar a su hijo mayor con la princesa Aemma, el joven platinado lo golpeó hasta dejarlo inconsciente y declaró ante todos que nadie, absolutamente nadie era digno de la belleza y pureza de Aemma.
Aemma era una belleza nata, poseía un atractivo inigualable pues quien la miraba quedaba pasmado y caí rendido a sus pies, no por gusto era llamada "La diosa cuyo esplendor brilla con el sol y la luna." La joven solía ser muy territorial cuando se trataba de su hermano Viseryon, aquel joven era muy popular con las mujeres y los dioses lo habían bendiciendo con una verga bastante grande, nada comprobado, solo rumores... Su hermana solía espantar a las meretrices o prostitutas que su hermano solía traer en secreto a la fortaleza, y ella siempre se excusaba diciendo lo mismo "Mamá lo ordena" pero en realidad era ella y sus celos quienes lo ordenaban.