Dieciocho

111 13 1
                                    


ねこ 株式会社

Una vez Soobin estacionó su auto frente a la casa de campo que tenía su madre, se dirigió hacia la puerta del copiloto para bajar a su pequeño gatito.

Yeonjun tenía aún la vista algo inflamada y sus mejillas sonrojadas después de todo el llanto de hace poco menos de una hora, pero para Soobin aún se veía como el ser más adorable de la tierra.

Besó la palma de su mano un par de
veces, con ternura, escuchando las suaves risitas de su pequeño niño,
indicándole que todo marchaba bien.

–Tú solo tienes que ser igual de adorable que siempre, mi amor. – Le susurró cerca de su orejita derecha, besando su mejilla y después sus labios, tomando su mano para caminar hasta la entrada de la casa.

La madre de Soobin trabajaba como enfermera en un hospital muy reconocido, eso desde que tuvo sus veinte años cumplidos y era solo una practicante.

Actualmente, con ya más de cuarenta, contaba con una variedad de opciones de dicho hospital, como el poder trabajar únicamente los fines de semana o en las madrugadas, para así ver a todos sus hijos en los horarios necesarios y que la niñera que contrataba no se volviera loca cuidando demasiado tiempo a actualmente siete menores de edad.

Eso muy por separado del dinero
mensual que recibía de parte del padre de Soobin y del padre de sus otros hermanos, además de su actual pareja que se encontraba de viaje
constantemente, pero era un buen empleo, al menos dinero era lo que
menos les faltaba y ojalá el tiempo se pudiera comprar, así no andaría tan
atareada.

Cuando Soobin decidió dejar su casa, apenas terminados sus estudios, ella no estuvo de acuerdo, realmente adoraba a su pequeño, además de todo lo que Soobin le ayudaba con las niños. De algún modo cedió, pero ella continuaba estando al pendiente del mayor de sus hijos, después de todo era su bebé y siempre lo sería, según la agradable Jennie.

Luego llegaron los gemelos, y Soobin se cuestionó si su madre era un ángel por poder tener todo bajo control.

Despejando su mente de los recuerdos de su infancia, tocó el timbre de la
gran casa de campo y sintió la mano de su gatito tensarse sujetando la suya.

Yeonjun le maulló roncamente y él se inclinó para besar la punta de su nariz, observándolo menear las orejas.

–¡Enseguida voy! ¡Sakura, deja de molestar a Lia! – Soobin incluso podía imaginar a sus pequeños gemelos celosos de esos encantadores bebés.

Una vez la puerta se abrió, ante los ojos de ambos apareció una mujer muy atractiva, delgada y de estatura promedio, ella podía llenar el perfil de la madre no-común, con esos ojos hermosos, de un cafe brillante, Yeonjun sonrió un poco, esos ojos le recordaban mucho a su Soobin.

Detrás de ella apareció un pequeño, agarrándose de las faldas de su madre y asomando la cabecita, mientras la mujer mayor observaba atónita al chico frente a ella.

–¡Choi Soobin, dichosos los ojos que te ven! – La voz de regaño y emoción sorprendió al pequeño minino, sintiendo luego como Soobin era jalado hacía la mujer y apartado de su lado, mientras la mujer abrazaba con fuerza al mayor.

Yeonjun soltó su mano, quedándose paradito donde estaba, tomando al instante su larga cola entre sus manos, jugando un poco con ella, tratando de no alzar la mirada, aún le intimidaban las personas y no quería ponerse a llorar cuando Soobin ya le había dicho muchas veces que todo saldría bien.

–Mamá... Tengo que respirar. – La mujer soltó a Soobin después de escuchar la voz estrangulada de su hijo y tomó su rostro, llenándolo de besos.

neko corporation ⌗ soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora