Neko Corporation es una organización creadora de los mejores juguetes sexuales del mundo, pero una vez se vino abajo la corporación, todos creyeron acabado el martirio del nivel tan raro que estaban tomando los experimentos. Soobin es una persona no...
Soobin dejó la oración a la mitad, acariciando con más cuidado la espalda de su minino, observándolo agarrar fuertemente su mano libre, mientras su otra manita se encontraba en el protector de asiento del escusado, con Yeonjun casi apoyando su barbilla, jadeando una vez Soobin jaló la palanca, le gustaba ver el agua limpia llevarse eso asqueroso que salía de su boca, además de los dulces mimos del mayor, con su celular pegado al oído, hablando con Jimin.
–Él está mal, Jimin, es la tercera vez que vomita y siempre es lo que come o cuando está en la cocina, también se queja de dolor de estómago y mierda, te juro que no sé qué hacer.
A Park se le partía el alma al escuchar a su amigo de esa forma, observando a Sunoo sentado a su lado, en la cama, el minino llevaba buscando una mejor forma de escuchar lo que Soobin decía, hasta que el mayor se compadeció de él y colocó el altavoz.
–Soobin ¿Cómo está Yeonjun? –La voz preocupada del peli-rojo sorprendió a ambos chicos, pero ninguno dijo nada al respecto, no era el momento.
–No está bien, Sunoo. Tengo que llevarlo al médico. –Pero no puedes, sabes qué pasará si lo llevas al médico. Soobin, lo hemos visto, ese sujeto sigue buscando a Yeonjun y hay mucho dinero en juego, cualquiera puede darle una pista si lo ven llegando al hospital, sea el que sea. –¡Te dije que ya lo sé! Jimin... Lo sé.
Yeonjun se alejó del retrete para acurrucarse con el mayor, quien al instante se levantó, junto con su pequeño, llevándolo al fregadero para ayudarle a cepillar sus dientes, y luego cargarlo con mucho cuidado, directo a la cama, mientras oía los preocupados maullidos del minino, acariciándole la mejilla a Soobin, queriendo que se calme.
¿Cómo hacerlo si veía a su pequeño Junnie pálido? No estaba bien, menos de un día así y ya sentía que su corazón se le saldría si no hacía algo para cambiar eso.
Sus planes de mudarse se vieron interrumpidos cuando Yeonjun pasó una mala noche con dolores estomacales, por órdenes de su madre, Soobin se quedó con ellos, al día siguiente empezaron las náuseas y vómitos, hasta la actual madrugada, cuando su cabeza estaba reventando sin saber qué hacer.
–Soobin, Yeonjun dice que por favor te calmes, no le gusta verte así.–Soobin escuchó la voz de Sunoo a través del auricular del celular y acarició los suaves cabellos de su gatito, él lo sabía, nadie conocía a Yeonjun como él, Soobin podía reconocer esa mirada llena de preocupación, pero si seguían así él podía perderlo, su gatito era frágil, pequeño, delgado, quizás había subido de peso un poco después de todo, pero su cuerpo aún parecía hecho de trapo, esos muñequitos que quieres cuidar y proteger hasta de la más mínima caída.
–Yo sé, es solo que... Tengo miedo.
Jimin y Sunoo oyeron el sollozo de Soobin, y Yeonjun pudo ver esas pequeñas lágrimas escapar de los hermosos ojos, resbalando por sus mejillas, Yeonjun se incorporó en la cama, sentándose para acurrucarse contra el cuerpo del mayor, sintiendo sus ojitos aguarse ahora, él no quería ver a Soobin llorar, y verlo era más doloroso que cuando su pancita lo molestaba, mucho peor, Yeonjun pediría mil dolores de pancita más fuertes, todo porque Soobin deje de llorar.
–Chicos... No quiero... –Soobin abrió los ojos, ya rojos por las lágrimas y la presión que ejercía en estos por mantenerlos secos, admirando el suave rostro de Yeonjun, sus preciosas perlas brillando aún entre tanta oscuridad, oyendo los dulces "Meow" tan preocupados, tan suaves, sintiendo los labios del minino darle tiernos besos.
–No puedo perderte, Yeonjun. –Juntó su frente con la del gatito, no podría vivir sin el, era imposible.
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