Sorbiendo mi café cargado de mucha azúcar y odio es lo que me mantiene despierta tan temprano en la entrada del instituto. Con suerte había logrado dormir en la noche como para estar de pie ahorita, mis mayores pesadillas aterran a una hora que no me conviene mucho.
Observo al alrededor fijándome que vienen más estudiantes y no había rastro del portero para abrir las rejas del infierno, curveo una sonrisa por ese pensamiento sorbiendo otro poco de mi bebida. Odio escuchar el murmuro de las personas pero para mi mala suerte, se me había quedado mis preciosos audífonos.
Como odio escucharlos.
--Que cara de muerta cargas el día de hoy Lisa.-hablo una voz gruesa familiar detrás de mí.-Si no te conociera diría que vas a matar a alguien
--Si lo dices en voz alta pierde mucho la gracia amigo Min Gi.-respondo manteniendo mi vista adelante.-Que molesto eres.
--Pero así me amas no podemos hacer más nada por eso.-responde con su típica sonrisa colocándose a mi lado.-Necesito colarme en tu clase para vender, ya sabes.
Para mi desgracia Min es mayor que yo por dos años, este es su último año en la secundaria y probablemente me quede sin un amigo, si el muy idiota pasa los exámenes finales para ingresar a la universidad. Aparte de ser mi compañero de trabajo, puedo decir que es una de las pocas personas que me conoce bien. Se podría decir que hasta me da miedo.
--Puedes colarte ahorita que nos toca inglés, de todas formas no entrare.
--¿De nuevo el problema con tu tio?-pregunto mirándome con cierta lastima, como detesto esas miradas.-He de admitir que...
--No hay nada que admitir, la mierda cuando se acumula tienda a desbordarse.-respondo toscamente terminando de beber mi café.-Solo quiero estar sola.
--Les daré el aviso a la chicas, no te preocupes.-la voz de Soyeon se escucha más fría de lo normal, asiento cortamente volteando a verla.
--¿Tienes audífonos Jeon?.-pregunto volteándome a verla.
Sin decir nada coloca su bolso enfrente de ella rebuscando los bolsillos más pequeños, pude ver por el rabillo del ojo que Min empezó a negar mientras resopla. ¿Alguien alguna vez han negado mis peticiones? No, nunca y es una de las cosas por la cual me encanta ser como soy.
Soyeon me da sus audífonos a lo que los tomo de prisa como si mi día dependiera de ellos y es así, la reja comenzó a abrirse siendo una de las primeras en pasar para dirigirme hacia los más profundo del jardín. Comienzo a colocarme los audífonos en lo que apresuro mis pasos para que ningún profesor note que me dirijo al jardín en vez de ir a las clases.
Sentir el viento frio me tranquiliza de una manera inexplicable, como si el peso que cargabas en tus hombros fue quitado por unos momentos para descansar aunque sea por unos segundos. Bandito de Twenty One Pilots suena fuertemente mi oído, no me importa si mis tímpanos empezaban a sangrar eso es el menor de mis problemas en este momento.
Dejo caerme bajo un gran árbol que me proporciona mucha sombra, comienzo a quitarme mi bolso para utilizarlo como almohada en este lindo espacio. Coloco mi cabeza en ella pasando mi brazo derecho encima de mis ojos.
Descansar no ayuda en nada, pero es la única forma en la que puedo dejar de pensar.
.............
--Otra vez se quemó el foco del pasillo.-le aviso a mi madre en lo que me siento en el banquillo de la barra de la cocina, ella se encuentra de espaldas y asiente.-Te quería contar que...
---Una casualidad tan grande que haya sucedido cuando pasaste por ahí.-me interrumpe mi tío con su rostro metido en el periódico, ruedo los ojos sacando mi celular.-Tu vibra negativa y oscura nos trae problemas a todos en la familia.
Mi madre se voltea lentamente fulminando a mi tío con la mirada, aprieto mis dientes enfocándome en el contenido de mi celular sin importarme mucho en sus mierdas que despotrica una y otra vez. Siempre suele suceder lo mismo, yo soy la causante de todo lo malo que sucede en estas cuatro paredes.
--Pero por lo menos ella trabaja y aporta a la casa.-suelta mi madre de la misma forma que él.
Y aquí comenzamos.
--Todo se daña, las cosas comienzan a faltar, el dinero no alcanza.-dice pasando la página del periódico, suelto una risita sarcástica negando en silencio.-En estos días le conseguí un libro de perversidad, de ahí viene la fuente del todo mal.
Me tense en mi sitio apretando el agarre de mi celular, volteo a verlo incrédula sintiendo la mirada atenta de mi madre esperando una explicación. Sentí mis ojos lagrimear de la rabia que tengo atorada en mi garganta al ser juzgada de esta manera y en un momento que no lo meritaba.
Siempre vas vestida de ropa negra.
Nunca sale de su habitación.
Lee cosas que no son normales.
Vives en tu nube grisácea todo el tiempo.
--Son los misterios de la humanidad, los hechos que tu religión no quiere aceptar o mucho menos quieren mencionar en sus discursitos en la iglesia.-respondo entre dientes mirándolo con rabia, pude ver como frunce su ceño dejando a un lado el periódico.--¿En la biblia que tu lees no hablan sobre la responsabilidad y los buenos valores en la familia? Dices ser un fiel seguidor de Dios y no haces más que nada en malversar lo escrito, sigue dándole dinero a la puta esa en vez de proporciónale dinero a tu hijo para que coma.
--Frena Lalisa.-advierte mi madre.
Saboreo mis labios apareciendo una sonrisa en mis labios mirando como el rostro de mi tío se vuelve rojo, avanzo a pocos metros donde está mirando con burla sus expresiones de rabia y miedo la vez.
--Eres tan patético por gastar tu dinero en una puta que dice expresar sus más sinceros sentimientos.-susurro bajito para que nosotros dos escuchemos.-Esas mismas palabras las escuche de ella diciéndoselo al vecino de al lado mientras estaban dentro de su auto, una pena que no estuvieses ahí para verla como le hace una mamada.
Finalizo dándome media vuelta manteniendo mi gran sonrisa escuchando detrás sus insultos hacia mí, rio bajito subiendo las escaleras hacia mi habitación tarareando una canción al azar.
¿Qué puedo decir? Vivo en una casa donde habitan nueve personas de las cuales dos son de la tercera edad, tres son adultos, un niño y dos adolescentes. Tres de nosotros trabajan y los demás vive la vida cómoda, convivo con dos parásitos que son mi tío y mi primo que lo único que hacen es vivir a costillas de nosotros gastándose los víveres del mes. Dejándonos con la necesidad de hacer pequeños mercados diariamente.
Suelto un suspiro pesado cuando cierro la puerta de mi habitación siendo este el único lugar seguro que tengo en esta casa, una de la cual tengo que batallar por mis opiniones e ideas. Donde solo mi madre y mi padrastro están de mi lado apoyando la misma idea que yo.
Hacerles la vida imposible a aquellos dos bastardos.
--Nicole
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𝐻𝑒𝑦 𝑀𝑎𝑀𝑎 + 18 黑 |𝐿𝑎𝑙𝑖𝑠𝑎|
Novela JuvenilMis amigos más cercanos han aprendido en carne propia que la frialdad en el aplauso es peligrosa y puede arruinarlo. Si ella no hiciera una señal de que considera suficiente la ovación, seguirían aplaudiendo toda la noche por el temor que siente cad...