Oscura, húmeda y poco higiénica isla del mal.
Donde cada día es una lucha diaria por sobrevivir si no eres parte de los fuertes, cada quien esta por su lado.
Aquel azabache empuja sin cuidado alguno a todos los pobres diablos que tienen la mala suerte de estar justamente en su camino, tiene la decencia de evitar hacerlo con señoras que cargan cosas que vender o niños, pero el resto no corre con mucha suerte si no se mueven rápido después de hacer notar su presencia. No se molesta ni en ver para atrás, concentrado en llegar a su destino. De todos modos, nadie en sus 5 sentidos pensaría en llevarle la contraria o intentar pelear con él, menos conforme se acercaba a la orilla.
El olor de la sal del océano le llegó a la nariz como un sutil saludo y la brisa marina le acarició la mejilla, aunque seguía con prisa, los músculos de sus hombros se destensaron un poco ante el sonido de las olas chocar con las piedras cercanas y mover las construcciones de madera del muelle y los barcos: la costa de la isla. Tan baja que se encuentra con el mar.
El cielo, eternamente nublado, se combina con las aguas profundas y oscuras, dando un cuadro deprimente al que todos están acostumbrados desde siempre, por lo que sigue de largo sin prestarle más que unos segundos de su atención. Recorrió sin miedo y de memoria los pasillos de madera podrida que crujen bajó su peso, evita las tablas rotas y los barandales sueltos, pasá por una niña pescando, sin detenerse le lanza una manada y toma del cubo un cordón con dos pescados, sigue hasta que llega a la parte menos descuidada, un restaurante de mariscos.
En el pórtico, encuentra un rostro conocido, sentado en el primer escalón, dentro del restaurante hay bastante ruido, seguro había gente, por lo que se molesta más.
-¿Esta tan mal o solo me llamaste por exagerado? -recorrió el ultimo tramo y quedo junto al rubio del suelo.
Avery se sobresalta ante su repentina aparición, pero al ver el rostro molesto, desvía la mirada cansado.
-Esta insoportable Rabs- le responde- ni siquiera con Mulciber ayudándolo se calma, ya hecho a más de 5.
Rabastán maldijo por lo bajó, pero su foco de enojo no se distrajo.
-¿Entonces saliste a holgazanear en vez de ayudar donde comes gratis solo porque te gritan un poquito? -Pateo con fuerza la tabla de madera del escalón, en reacción, la tabla donde estaba sentado Avery se levantó de golpe, tirando al rubio de arriba.
-¡Oye! Tu lo toleras porque es tu hermano, para el resto de nosotros es un deporte de muerte hacerlo- se defendió.
-Como si tu no hubieras intentado cocinarlo mientras dormía- Avery rodó los ojos ante su acusación.
-¡Fue una vez! ¡Estaba demasiado borracho y me disculpe por ello!
-Entonces considérate afortunado de no estar durmiendo con los peces- suspiró, estaba por decir otra cosa cuando un estruendo lo interrumpió.
-¡DIJE QUE TE LARGUES!
Y ante ellos, un tipo gigante fue lanzado con tanta fuerza que rompió el barandal de madera y cayó a las aguas, las débiles puertas de cantina se balancearon varias veces antes de volverse a quedar quietas. Ambos se asomaron sobre el borde, solo para cerrar los ojos y alejar la cabeza ante el golpe con el agua.
Será una suerte que no muera por un golpe, ahogado por intentar nadar borracho, ser comido por pirañas o por ser arrastrado por las olas.
-¿Ves? Esta como un puto loco.
Rabastan chasqueo la lengua, solo para tomar a Avery del hombro y empujarlo sobre el barandal, dejándolo colgado y en precario equilibrio pero sin dejarlo caer, este gritando por el susto y aferrándose con su vida a la madera. Una vez fue suficiente, lo jaló de regresó a la seguridad del suelo. Avery paso a estar a 3 metros del borde en tan solo dos pasos.
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Descendientes 2
Fiksi PenggemarSecuela Descendientes. La diferencia en la vida de personas que desde siempre han sido considerados villanos a ser tratados como realeza, ¿como esperaban que actuarán como príncipes si toda su vida se habían vistos obligados a ser hostiles? La presi...